Emilio Sola *
(El "ensayo poemático" es un género literario híbrido, en este caso del poema y del ensayo, y se adapta muy bien a la elaboración de un discurso, sobre todo si ese discurso ha de leerse o recitarse para un público, si se puede o se quiere convertir en una declamación. Básicamente consiste en versicular la prosa, mejor que versificar, pues el resultante es más de versículos que de versos poéticos al uso; son versículos estructurados por unidades de sentido del texto fragmentado para adaptarlo mejor a esa declamación – con su carga retórica – que se desea estructurar; a lo más que se podría aproximar sería al verso libre. El conjunto, a pesar de su apariencia, es más ensayo que poema libre, aunque habrá ganado mucho en ritmo al ser declamado o leído sin más, recitado. En cuanto al contenido, es muy simple: volver a las fuentes, volver a los clásicos, utilizando el método paranoico-critico postdaliniano, básicamente el piensa mal para acertar, para analizar la realidad actual o la realidad sin más, considerada esta realidad como el estado de las cosas).
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La palabra "rescate"
se ha usado en el mundo clásico más próximo, de donde venimos,
para designar una deuda fiscal de una comunidad – rural o urbana – con un señor,
y de ahí pasó a denominar
el pago que debía hacer un esclavo o un cautivo a su amo
para recuperar la libertad.
Así, era frecuente que un esclavo pidiera licencia a su amo y a las autoridades
para mendigar y reunir el dinero de su rescate, ahorrar, hacerse libre,
de "horro" y "hurría", libertad en palabras
de la frontera islamocristiana medieval, y es un detalle significativo.
Instituciones financieras – bancos de crédito – surgieron como montes de piedad
que adelantaban ese dinero a cautivos, y estos devolvían esos capitales,
generalmente elevados para sus medios económicos.
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Es por ello que hoy, cuando esas instituciones financieras
herederas de aquellas modalidades de entre ellas evocadas o montes de piedad,
entran en quiebra,
parece perverso que relancen esa palabra "rescate" –rescate financiero –
contra aquellos a los que antes exigieron, con rudeza y con poca piedad,
precisamente eso, su rescate.
Un bucle racional sospechoso,
una nueva modalidad de gran inversión, para entendernos,
con las peores connotaciones posibles que uno desee imaginar,
una verdadera perversión.
Una perversión conceptual o formal. Una perversión racional.
Un perverso bucle que nos va a cambiar la vida. Y ¡ójala fuera para bien!