Informar y difamar

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Luis María González *

Desde hace unos meses, voceros de toda clase y condición han bajado a las cloacas para cultivar el viejo oficio de la difamación. Un amplio y complejo entramado de prensa, radio y televisión, que emergió al calor del clientelismo en las licencias, ha decidido sustituir la información por una intolerable campaña de calumnias e insultos contra todo lo que se mueve en la izquierda social y política. En el último periodo, el blanco preferido de estos Goebbels de la patria han sido los sindicatos, sus dirigentes y el papel que desempeñan. No exagero si afirmo que esta red de propagandistas, tertulianos y columnistas viven hoy extramuros de la democracia y se aprovechan de ésta para violentar los más elementales códigos de convivencia. No deja de sorprender la impunidad con la que actúan. “Matones, mafiosos, criminales” y otras perlas dirigidos a los integrantes de piquetes sindicales y a sus dirigentes. Actúan amparados por el paisaje y alentados por las encuestas. Sienten en el horizonte a sus amigos en el Gobierno. Pero hay que decir basta. No vale todo en libertad; la libertad de la que disfrutan gracias, entre otros, a la lucha de muchos a los que difaman.

Es evidente que el movimiento sindical, fundamentalmente CCOO y UGT, ha de estar atento a los cambios económicos y culturales que se observan en las sociedades abiertas. Que su propuesta sindical ha de ser sensible a las nuevas demandas de los colectivos asalariados fuertemente precarizados y con muy bajos salarios, y sobre todo, de aquellos que, queriendo, no pueden trabajar. Pero esta razonable exigencia viene acompañada, con frecuencia, de un catálogo de acusaciones y calumnias que resultan intolerables. El tono empleado, el lenguaje y su temeraria complicidad con la involución democrática no permiten establecer espacios de diálogo para debatir ideas, argumentos, razones. Su prioridad es otra. Su objetivo, no siempre confesable. Y su deseo -acabar con el sindicalismo de clase y representativo- afortunadamente, una quimera. Las gentes que hacen sindicalismo lo impulsaron y lo practicaron cuando muchos de estos voceros llevaban camisa azul y cantaban el “Cara al Sol”, allá en plena dictadura, y conocen por tanto lo que cuesta defender los intereses de los trabajadores en medio de la represión y la cárcel. No se van a esconder ahora ante estos mensajeros de la catástrofe.

Cabría preguntarse, dicho sea con la mayor seriedad, si de la misma forma que se persigue al entorno etarra por hacer apología del terrorismo, no debería investigarse desde las correspondientes instancias judiciales y policiales, su elogiosa crónica del franquismo, un régimen, como es sabido, liberticida y culpable de represión, cárcel y asesinatos.

(*) Luis María González es periodista y coordinador de la secretaría de Comunicación de CCOO.
3 Comments
  1. Captain Miller says

    Si no recuerdo mal no fueron esos comentaristas los que ayer se cargaron negocios, mobiliario urbano, cortaron vías públicas, amenazaron a trabajadores, entre otras lindezas.

  2. Report says

    Lo que hay que leer!
    Yo también quiero que se investigue a los herederos del franquismo, pero cuidado no sea que arraplen con medio gobierno, hijos de falangistas y demás.
    Encima el tio este dando carnets de demócrata!! increible! como si su propia ideología fuera ejemplo de tal cosa! No si ya se vió que los piquetes piden «por favor» que no salgan los autobuses, si las lunas se rompen solas… Estais caducos, no os ha salido bien, lo sabéis y teméis por vuestras prevendas, ahora disparando a diestro y siniestro.

  3. Crítico says

    Si no hubiera sido por los piquetes, miles de trabajadores con basurescos contratos temporales a los que habían amenazado los «piquetes patronales» con el despido si iban a la huelga, no hubieran podido ejercer su derecho. Eso es lo que molesta más a los esquiroles del capital. Y en cuanto a los anticapitalistas de Barcelona, ya es casualidad que los jueces y gobernantes eligieran esa fecha para desalojarlos del edificio abandonado del Banesto, ¿verdad? ¿De quién fue la provocación? ¡Qué bien calculado lo tenían los neofascistas de la toga, los únicos que siendo poder del Estado han ido a la huelga cuando les ha convenido, con el aplauso de los fachas mediáticos favorecidos por el ejecutivo de ZP!!! Si rechazar una reforma que abarata el despido y convierte los convenios en papel mojado es estar caducos, viva la caducidad. La próxima huelga deberá ser más contundente para que se enteren los que no quieren ver.

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