Contrattacando

Lourdes Lucía *

Contrattacando fue el lema con el que Attac organizó el pasado miércoles un acto en Madrid para debatir qué medidas podemos poner en marcha para combatir la especulación financiera y la dictadura de los mercados.

Un pequeño acto, dentro de las limitados recursos que tiene un movimiento independiente como Attac, pero con una magnífica respuesta, que desbordó todas las previsiones, y una excelente acogida a través de las redes sociales y medios digitales, que reflejan que, efectivamente, estamos empezando a reaccionar y no estamos dispuestos a seguir callados por más tiempo. Una respuesta que forma parte del despertar que se inició con la Huelga General del 29 de septiembre y que proseguirá con más movilizaciones en los próximos meses.

¿Por qué Contraattacando? Porque ya es hora. Porque llevamos mucho tiempo sufriendo los ataques por parte de una fuerzas misteriosas llamadas mercados, que no han sido elegidas por nadie pero cuyas órdenes están siendo seguidas obedientemente por los gobiernos de los países ricos, afectando gravemente a los intereses y derechos de la mayoría de las poblaciones de estos países. Ataques que se han intensificado en los últimos meses de forma que las conquistas democráticas, económicas y sociales logradas por los trabajadores en las últimas décadas y que lo que conocemos como Estado del Bienestar esté en clara regresión y en peligro de desaparecer.

Cuando se lee la prensa, se ven las noticias por televisión o se escuchan las noticias por la radio, prácticamente todos los días sufrimos un sobresalto: la economía se hunde; ayer fue Grecia, hoy Irlanda, mañana será Portugal y el siguiente en la lista es España. Se nos dice que vivimos demasiado bien y que no podremos seguir así en el futuro: los salarios tienen que bajar, los puestos de trabajo no se pueden mantener, los bancos no pueden dar créditos, el Estado tiene que reducir su déficit limitando los gastos sociales, las pensiones se congelan y se anuncia que el sistema tiene que cambiar porque dentro de unas décadas ya no se podrán pagar... Lo importante es provocar miedo, que se generalice, que la gente no piense y sólo trate de agarrarse a un clavo ardiendo, pisando al vecino si es necesario para que se salve el que pueda. El miedo es el mejor instrumento para que la población permanezca callada, dividida y enfrentada.

Vivimos la gran mentira difundida por los grandes medios, que no son inocentes. Son el altavoz de sus dueños: los grandes bancos, entidades financieras y multinacionales, que precisamente son los que se ocultan tras el eufemismo de “los mercados”. Por poca capacidad crítica que se tenga es imposible no indignarse cuando los grandes bancos piden que el Estado los rescate con sumas millonarias y las multinacionales anuncian planes de reajuste, mientras sus cuentas de resultados presentan grandes beneficios.

En diciembre de 1997, Ignacio Ramonet publicaba en Le Monde diplomatique un artículo “Desarmar los mercados”, que dio lugar al movimiento internacional Attac y en el que decía:

“El tifón que han experimentado las bolsas de Asia amenaza al resto del mundo. La mundialización —cuyo principal motor es la optimización a escala planetaria del capital financiero— está poniendo a los pueblos en estado de inseguridad generalizada. Ignora y rebaja a las naciones y a sus Estados en tanto que espacios idóneos para el ejercicio de la democracia y como garantes del bien común. La mundialización financiera ha creado de esta forma su propio Estado.

Un Estado supranacional, que dispone de sus aparatos, de sus redes de influencia y de sus propios medios de acción. Se trata de la constelación formada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). [...] Es urgente arrojar algunos gramos de arena en el engranaje de estos movimientos de capitales devastadores. De tres formas: supresión de los “paraísos fiscales”; aumento de la fiscalidad en las rentas del capital; aplicación de tasas sobre las transacciones financieras. [...] Los paraísos fiscales son zonas en las que reina el secreto bancario, que no sirve más que para camuflar malversaciones y otras actividades mafiosas. Miles de millones de dólares son sustraídos de esta forma a toda fiscalidad en beneficio de los poderosos y de los establecimientos financieros. Porque todos los grandes bancos del planeta tienen sucursales en los paraísos fiscales y extraen un gran provecho de ello”.

La eclosión de la crisis hace un par de años ha demostrado la justedad de estos análisis. Las crisis de México, el sudeste asiático y Argentina constituían un aviso de lo que podía pasar, pero eran las épocas doradas, el dinero se generaba como por arte de magia, todos íbamos a ser ricos, los problemas eran de otros. Los medios ninguneaban cualquier pensamiento proveniente de los críticos y los “expertos”, con sus “extraordinarios” currículos, trataban de ridiculizar a los pobres “ignorantes” que advertían de que la burbuja financiera explotaría provocando una crisis de dimensiones históricas.

A todo ello se añade la creciente desigualdad entre los países ricos y los países pobres y la erosión irremediable del planeta, ya que la acumulación ilimitada del capital, su avaricia sin límites, ha generado una crisis ecológica de magnitud histórica.

Attac lo denunció hace más 10 años y continuó denunciándolo cuando se propuso el proyecto de Constitución Europea, al que nos opusimos. Porque tras el enunciado de un bloque de derechos civiles venía todo un capítulo dedicado a la economía en el que se consagraba Europa como un espacio de libertad total para el movimiento de capitales, no sujetos al menor control o regulación, se consolidaban los paraísos fiscales y se privatizaban los servicios públicos, mientras se establecían muros para la libre circulación de las personas. Como se ha visto, también teníamos razón. Y hoy la UE es un espacio financiero, cuyas directivas son la coartada perfecta para los Gobiernos de los distintos países cuando tienen que aplicar medidas impopulares: “Son directivas europeas, que vinculan a todos los gobiernos...”.

Y ahora, seguimos denunciando este sistema basado en la especulación financiera de todos los bienes, incluidos el agua, los alimentos, el aire, la energía... Y siguiendo la doble tarea que nos trazamos de educación popular y movilización social, hemos puesto en marcha, junto con numerosas organizaciones, sindicatos y movimientos sociales de más de 23 países, la Campaña por un Impuesto a las Transacciones Financieras y la supresión de los paraísos fiscales para que se establezcan medidas que regulen el movimiento incontrolado de capitales y disuadan a los especuladores de seguir apostando en el casino financiero.

Un primer paso podría darse en la UE, creándose un espacio económico desde el que se podría generalizar a todo el planeta. Con ello se favorecerá una salida a la crisis que antepone el interés de las personas al de las finanzas.

Estas medidas, junto a la adopción de normas legales para combatir la evasión, el fraude fiscal y el lavado de dinero que se realiza en los paraísos fiscales pueden proporcionar los recursos necesarios que sirvan para impulsar el desarrollo de los países del Sur, ayudar a la financiación de la lucha contra la crisis ecológica y fomentar, mantener y mejorar los sistemas de protección social en todos los países.

La reciente cumbre del G20 en Seúl ni siquiera abordó este tema, pero los ciudadanos tenemos en nuestra mano la presión social. Desde Attac invitamos a todos a participar, a contraATTAcar.

(*) Lourdes Lucía es presidenta de ATTAC Madrid.