Las lágrimas de Vargas Llosa

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Juan Ángel Juristo *

Leí el texto que pronunció Vargas Llosa en la ceremonia del Premio Nobel, donde dio cuenta de la vida de un escritor. Leí las crónicas de periodistas amigos sobre el evento. Sólo se habló de lágrimas, de las que derramó el escritor, las que derramaron su mujer e hijos, las que derramaron sus amigos, las que derramó Carmen Balcells y la intensa ovación del público cuando finalizó el acto. Luego, las crónicas de días sucesivos abundaron en dar testimonio del lado más humano del escritor, más íntimo, apartando con cuidado cualquier atisbo de superioridad del mismo sobre los demás, ya sea moral, intelectual o de cualquier otra índole e incidiendo, de paso, en aquello que le iguala con el resto, vale decir, sus sentimientos ante los amigos, ante el fútbol, ante su país, ante la defensa de la democracia y los valores del liberalismo, ante su familia, que sin ella su vida sería un caos…

Leí, una vaga sensación de que los discursos de otros tiempos eran distintos me asaltó con insistencia y eché mano de alguno de ellos, el discurso de William Faulkner y luego salté al de Thomas Mann, al de Günter Grass, y, por supuesto, al de Albert Camus. Incluso leí La soledad de América Latina, el que pronunció Gabriel García Márquez en 1982, cuando apareció vestido con un likiliki en lugar del previsible frac. Todos, sin excepción, fueron discursos donde la opinión sobre el estado del mundo prevaleció sobre la persona que lo pronunciaba, sobre su común humanidad. Desde luego que en todo ello se daba por supuesto el referente moral e intelectual del que hablaba y de ahí, de esa superioridad que se le suponía, se esperaba algún atisbo de luz ante los problemas del mundo, no sólo político, sino social, cultural… de cualquier tipo. Una tribuna así era tan importante que nadie desperdició la ocasión. Al fin y al cabo, estar allí era, es, la consagración de la carrera de toda una vida y los escritores, al contrario que los demás galardonados cuyo valor se mide con otras varas, mantenían la tradición de que el literato era un intelectual per se, y, por lo tanto, susceptible de ser el sismógrafo de los problemas de su tiempo. De ahí a lo oracular no iba un paso.

No juzgo el de Mario Vargas Llosa, un discurso impecable en sus formas, dilucidatorio en tanto en cuanto se refiere a la educación de un escritor, pero me llama la atención ese difumino entre lo privado y lo público que se ha hecho manifiesto en el discurso de este año y, por ende, la insistencia en lo sentimental, lo privado, lo que nos convierte a todos en una grey común, frente al papel del intelectual tal y como estábamos acostumbrados en este tipo de ceremonias. Creo que con éste, la actitud postmoderna, algo que no es Vargas Llosa, ha entrado en las formas de la ceremonia del Nobel y lo ha hecho sin estridencias en el atuendo, como aconteció con el discurso político de García Márquez en el 82, eran otros tiempos, pero con un calado mucho mayor: el calado que supone ir acorde con la hora actual, una hora que no gusta de los valores defendidos con demasiada vehemencia si no es bajo sospecha, una hora que prefiere la incidencia en lo cotidiano, una hora que abomina de cualquier superioridad intelectual o moral sin plantearse las diferencias cada vez más abismales entre ricos y pobres, una hora que se constituye en Arcadia porque tiembla ante la sola idea de la Utopía, una hora que está en el ambiente y que llama con voces de Sirenas a cualquiera que no se ponga tapones de cera, una hora que puede con todos, con tirios y con troyanos y que tiene algo de disolución, de falta de tensión… la hora, quizá, que preceda a tiempos mucho más duros y necesitados de voces. Mientras, estamos a la espera.

(*) Juan Ángel Juristo es critico literario y escritor.
1 Comment
  1. Jesu Marín says

    Tan patético como la -como siempre- lacrimógena y sentimentaloide noticia que Juan Cruz redactó junto con el discurso de Llosa en El País. En definitiva, cómo decir nada y repetir topicazos y autoplagiarse en muchas palabras. Un discurso hueco como un coco.

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