Los Verdes alemanes, nueva derecha liberal

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Pedro Costa Morata*

Coincidiendo con sus más resonantes éxitos, los Verdes alemanes están siendo objeto de análisis y juicios que los describen, ya sin mayores dudas, como un nuevo partido de contenidos y objetivos ecológicos, sí, pero de corte liberal y por tanto envuelto en contradicciones –colectivas, personales– de tipo social, político e incluso ecológico. Faltaba el arrollador éxito de marzo pasado en las elecciones regionales de Baden-Wurtemberg, cuando los Verdes llegaron a superar incluso al SPD socialista, con un 24,2 por 100 de los votos, para que la actualidad informativa haya ido proporcionando datos sobre la transformación ideológica y política de este partido; en las elecciones de marzo se ha comprobado que la duplicación con creces de los votos obtenidos en los comicios anteriores se ha debido al trasvase de votos desde la derecha (la liberal FDP y la demócrata cristiana CDU, que en conjunto perdieron un 10,4 por ciento) en mayor proporción que desde la socialdemocracia (el SPD, que solo ha retrocedido 2,1 puntos).

Al reciente repunte de popularidad de los Verdes alemanes ha contribuido el accidente nuclear de Fukushima, ya que una de sus señas de identidad ha sido siempre la oposición a las centrales nucleares. Pero el análisis global de su evolución arroja datos y conclusiones mucho más ambiciosas y decisivas, que sin embargo se resumen en un proceso de clara y decidida derechización (en la que, desde luego, no viene siendo obstáculo alguno su actitud anti nuclear).

En la historia de los Verdes alemanes, llegados al Bundestag en 1983 tras una fase inicial de progresivo afianzamiento en numerosos länder, aparece pronto la división entre realistas y fundamentalistas, con muy serios enfrentamientos en su congreso de Nüremberg (1984). Pero fue en 1999, con motivo de la guerra de Yugoslavia y las implicación bélica alemana cuando esta ruptura hizo que numerosos líderes fundacionales acabaran abandonando el partido, imponiéndose finalmente los realistas: el asunto no era nimio ya que a la “vuelta a las armas” de Alemania se unía el hecho específico de los bombardeos sobre Serbia, tenida por el mundo político austro-alemán como enemiga “hereditaria” y a la que se atacaba por tercera vez en el siglo XX; y todo ello sucedía sobre el fondo de pacifismo integral de los Verdes, que saltó hecho añicos ante la agresividad alemana.

Cuando la popularidad hace soñar a los Verdes nada menos que con la cancillería, resulta lícito preguntarse si éstos llegarán a “institucionalizarse” hasta el punto de que acaben siendo cómplices del hegemonismo alemán de siempre, singularmente activo en el ámbito europeo. De momento, su alianza con el poder económico no tiene nada de ambigua y se expresa con una intervención directa (caso de Hamburgo) en recortes sociales sin precedentes en la historia reciente de Alemania. En este entendimiento Verdes-Empresariado ya cuenta la futura reconversión industrial-energética que se hará necesaria para sustituir las centrales nucleares, a cuyo cierre ya se han hecho a la idea los grandes grupos económicos. Este esfuerzo gigantesco (subvencionado generosamente por el Estado, claro) hará que el poder económico liquide para siempre a aquellos Verdes enemigos, temibles en los años de 1980 y 90, para convertirlos en un agente sustancial de estímulo para nuevos y muy prometedores negocios. Es el momento de recordar –y advertir, por lo que a los Verdes españoles se refiere– que combatir la energía nuclear es solo una parte –y no la mayor– de lo que debe propugnar, y llegado el momento materializar, un partido que se pretenda de raíz y vocación ecologistas. Cuando lo nuclear se convierte en lema y objetivo dominante, único de hecho, se abandona y vulnera el espíritu ecologista, que es universalista, opuesto a todo monismo y progresista radical, y se incurre en riesgos ideológicos y políticos de los que sólo puede salirse trasquilado.

Atraídos por el glamur de la política y absorbidos por la activa proximidad del poder económico, los Verdes alemanes han acabado por convertirse en un partido burgués particularmente insensible a las cuestiones sociales, según revela su comportamiento más reciente. Y esto no habría sido posible sin el ascenso o la transformación de los oportunistas ajenos a la esencia y la vocación del partido. Altamente sorprendente resultan las opiniones de la prima donna de la política alemana actual, Wilfred Kretschmann, nuevo ministro presidente de Baden-Wurtemberg, que está convencido de haber creado el “realismo ecológico” y se declara “ni de derechas ni de izquierdas”, seguro de haberse decidido por “el camino prometido por la revolución burguesa”. El marco ideológico ambiental de Kretschman, católico practicante en el que no faltan detalles integristas, parece afectado por su visión de la crisis ecológica como imagen del Apocalipsis…

Pero ningún representante del cambio y la adaptación al modelo capitalista de entre los Verdes reúne tantas características de la transformación producida en militantes e ideario como Joschka Fischer, líder verde casi legendario, ministro de Asuntos Exteriores durante los años 1998-2003, de coalición SPD-Verdes, y ahora figura principal de los llamados golden Grünen, que vive dedicado a la alta consultoría y a explotar sus relaciones con la élite económica y ciertos proyectos espectaculares (como el oleoducto del consorcio Nabucco, que atravesará Irán, Irak y Turquía).

“Liberales en bicicleta”, dice de los Verdes actuales Jutta Ditfurth, que figuró entre los fundadores del partido Verde, en un revelador libro, Guerra, átomo, pobreza. Lo que hablan y lo que hacen los Verdes (2011). Para el recuerdo ha quedado, efectivamente, aquel lema que exhibía la carismática líder Petra Kelly en 1983 y que resumía el ideario verde: “Socialismo, ecología, democracia de base y no violencia”.

(*) Pedro Costa Morata es ingeniero, sociólogo y periodista. En 1998 recibió el Premio Nacional de Medio Ambiente.
5 Comments
  1. hochi says

    ¡Excelente! Comparto completo y total analysis sobre la deriva de Die Grünen. ¡Así, no! -aviso para navegantes de nuevas singladuras-. Me emociona la memoria de los orígenes, sus liderazgos y consignas, y fínisimo análisis irónico sobre las «nuevas posiciones» tan alejadas, y tan de ruptura, con la imaginada posición con la que nació hace 18 años. Esta mayoría de edad no les está sentando bien, nada bien. Una lástima.

  2. Cano says

    Aquí, en España, Equo se mira en el espejo de Die Grünen, si no me equivoco. Me gustaría saber qué imagen le devuelve.

  3. enante says

    Parece que la nueva izquierda está fatalmente condenada a ser absorbida siempre por el sistema. ¿Por qué siempre son los realistas los que se llevan el gato al agua? ¿No es posible acceder al poder con propuestas sociales y ecológicas radicales? ¿No hay líderes competentes que no acaben sucumbiendo a los fastos de los poderosos?

  4. FRANCISCO PLAZA PIERI says

    Nadie dudábamos de la astronómica distancia que separaba a unos verdes de otros, ‘die grüne’, que son lo mismo, ya, también yo soy alemán-español-alemán.
    A un servidor vienen a confunden con un suizo, con lo que más de un sujeto intenta merendarseme, con chocolate, claro.
    ¿Cómo explicar esto?
    Y
    ¿Cómo explicar aquello?
    Veamos. Todo tiene su antes y su después.
    Cuando los llamados ‘verdes’ -podrían haberse puesto los ‘morados’- estos pretendían hacerse mérito, a sí mismos, ante la concurrencia, con dicho amable apelativo.
    Pues bien, ahora se dejan ver…, -que no ver»»des- con su patita asomada por debajo de la puerta.
    Y…
    ¡Sí señores, estos son los auténticos, los auténticos verdes: los azules… de razón y de corazón!
    ¡HALA!

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