El conflicto de la Enseñanza Pública

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Agustín Moreno *

El cambio de ciclo político está reforzando la estrategia neoliberal de privatización de sectores fundamentales. Privatización que David Harvey llama  acumulación por desposesión y que no es otra cosa que el despojo de un patrimonio social creado durante generaciones (educación, sanidad, pensiones…), para beneficio de unos pocos. Y que cuando se implanta es un fiasco: ni benefician al usuario-consumidor ni funcionan mejor ni mejora la gestión.

En esta línea se están aplicando recortes por los gobiernos del PP en Galicia, Castilla La Mancha y Madrid. El gobierno Aguirre con las instrucciones para el curso 2011-2012 en los centros públicos eleva el  horario lectivo de 18 a 20 horas y la supresión de las tutorías colectivas. La consecuencia directa  es la destrucción de más de 3000 empleos, a añadir a los 2.500 perdidos el curso pasado. Es evidente que con 5.000 profesores menos para el mismo volumen global de alumnado la calidad educativa se deteriora y no se reducirá el fracaso escolar. Para justificar las medidas intentan desacreditar al profesorado falseando la cantidad y la calidad de su trabajo: 37,5 horas semanales de jornada total y la responsabilidad de educar a cientos de alumnos.

Se reflejarán las medidas en el aumento de los alumnos por clase, la supresión de grupos reducidos en asignaturas instrumentales y laboratorios, menor apoyo a quien tiene dificultades de aprendizaje, menos actividades extraescolares y entrevistas con alumnos y padres.  También es muy grave el ataque a las tutorías. En la ESO no sólo se enseña sino que se educa en años decisivos en su formación y crecimiento integral como personas. Son básicas para integrar al alumnado, trabajar la convivencia, relacionarse con las familias, orientar académica y profesionalmente, abrir las clases a la sociedad y a otros expertos, etc.

Los recortes se justifican como medidas de ahorro, pero hay una decisión política e ideológica cuando gastan los recursos en cosas tan discutibles como desgravar 90 millones de euros del IRPF a las familias que llevan a sus hijos a la privada, dar un trato privilegiado a los centros concertados, derrochar recursos en la JMJ y en la aventura de las Olimpiadas o pretender crear una policía autonómica.

En mi opinión el profesorado tiene todo el derecho a combatir las agresiones, pero debe mantener el compromiso con la educación pública y desarrollar bien la tarea docente. El malestar debe de volcarse hacia los responsables de los recortes, no pagarlo el alumnado.  Protesta y profesionalidad, es un derecho y una obligación. El profesorado se está reuniendo  en asambleas y claustros, se convocan a las familias para explicar la situación, se debaten iniciativas movilizadoras y habrá huelgas, manifestaciones y otras acciones.

Pero la defensa de la escuela pública no es una batalla sólo del profesorado. Se debe de producir un movimiento desde toda la comunidad educativa (también familias y alumnado) y desde la ciudadanía (sindicatos, movimiento 15-M, asociaciones de vecinos). Si el conflicto dura, ajustando los diferentes ritmos del profesorado, se coloca en el debate electoral para que todos se retraten, especialmente Rajoy, sobre sus intenciones respecto a la educación, y se convierte en un conflicto social, podrán pararse los recortes. Habrá otoño caliente.

(*) Agustín Moreno es profesor de Enseñanza Secundaria en Vallecas (Madrid). Fue secretario de Acción Sindical de CCOO de 1977 a 1996.
4 Comments
  1. dro_29 says

    Durante años hemos (los profesores) vivido en la inopia (2ª acepción RAE) alejados del resto de “las clases obreras”, sin una mínima muestra de solidaridad o empatía por el resto. Al fin y al cabo quien tiene salarios tras impuestos de > 2000 euros, tres meses de vacaciones y jornadas laborales con un máximo de 27 horas de permanencia en el lugar de trabajo. Eso sin hablar de un sistema de atención médica duplicado que se paga entre todos los españoles, reducciones de jornada por edad u otros sin mayores problemas, etc. Hemos sido una casta privilegiada que no ha protestado por casi nada y ha hecho poca o nula labor ideológica en el trabajo. Hemos sido «felices» en la ignorancia del resto.
    ¡Ahora toca solidarizarse… por las bravas!
    A lo mejor (y me duele decirlo) ya era hora de que supiéramos a la clase a que pertenecemos.

  2. candela says

    Tú no eres ni sabes lo que es ser profesor A lo mejor (y no me duele decirlo) ya era hora de que reconocieras la clase a la que perteneces.

  3. dro_29 says

    La obrera. Pertenezco, he pertenecido y perteneceré. 20 años mirándonos el ombligo y como algunos compañeros restregando al resto (que curran en servicios) las «vacaciones que disfrutamos». Conversaciones en la sala de profesores que más parecen de salón de espera de una peluquería o compañeras que un mes antes ya están imprimiendo con la tinta del contribuyente sus planes de viajes vacacionales. 5 o 6 miembros de 56 en huelga el año pasado … ¿algo más criatura?

  4. dro_29 says

    Perdón cuando decía compañeras me refería a compañeros-as. No es mi intención faltar a mis compañeras. Y la acusación en la que me incluyo la sigo manteniendo. EN LA INOPIA hemos estado en la INOPIA. Y ahora nos va a tocar cobrar. Sin entrar en el triste detalle de las autonomías y el sávese quien pueda. Yo he propuesto solidarizarme con las comunidades que hagan huelga pero .. la gente mira para otro lado. Se nos ha olvidado el refrán .. «cuando las barbas del vecino veas ….»
    lo dicho siento el fallo por la euforia «tecleativa»

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