Necesitamos un cambio

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Patricia Ramos *

Sin conocerle de nada estoy absolutamente segura de que usted no se ha hecho rico con la crisis. Entiendo que tiene problemas, como yo, para llegar a fin de mes, asumo que también conoce a personas que se encuentran en situación de desempleo y me atrevo a afirmar que usted quiere que haya un cambio. Si es así, usted, sin saberlo, es 15M.

El 15M es un movimiento ciudadano que nace como respuesta a una crisis social, económica y de valores. En su seno nos encontramos personas de muy diferentes ideologías que pedimos ser tenidas en cuenta. Lo que nos une es la sensación de que estamos pagando una crisis que nosotros no hemos provocado y la desesperanza de ver cómo partidos políticos, gobiernos, empresarios y mercados financieros toman decisiones que nos complican cada vez un poco más la vida: recortes salariales, trabajos precarios mal pagados, pensiones cada vez menos garantizadas... Necesitamos un cambio y lo necesitamos urgentemente.

El juego democracia–mercado financiero

Los mercados financieros son el terror de nuestros días. En realidad estamos hablando de entidades bancarias, de empresas internacionales y de grandes fortunas que conforman el 1% de la población que se ha beneficiado de la crisis. Su tablero de juego es la bolsa, el Ibex35, la prima de riesgo y un montón de cosas que, la mayoría de mortales, no llegamos a entender. Los mercados financieros son, en el fondo, niños pequeños que se enfadan si les quitas la piruleta, se tiran al suelo y patalean. Lo que están pataleando es su hipoteca y la mía, es el valor de nuestro dinero, es nuestra posibilidad de salir de la crisis cotidiana en la que vivimos.

En los últimos días nuestro niño caprichoso ha logrado que dos gobiernos elegidos democráticamente, Grecia e Italia, hayan sido derogados para ser gobernados por “tecnócratas” elegidos por dedocracia. Y es curioso constatar que los mercados financieros no tienen ideología, porque han mandado al banquillo por igual a gobiernos “de derechas” (Irlanda, Italia, Dinamarca) y “de izquierdas” (Grecia, Portugal), aunque en realidad la derecha y la izquierda europea, en lo que se refiere a economía, son prácticamente la misma cosa: un catálogo de medidas neoliberales que recortan los derechos de los trabajadores en aras a la competitividad..

Ángela Merkel y Sarkozy han dejado patente que cuando los países europeos siguen sus consejos (acotar la deuda, dar rienda suelta a los empresarios para que precaricen el trabajo, recortar los gastos sociales) los mercados se calman. De hecho, no olvidemos que hace unos días se publicó que Alemania se financia a coste cero gracias a la crisis y los países que tienen deuda con sus bancos. Ellos ven en eso un triunfo de su política económica, yo veo por un lado, cómo la política económica tiende a complicar mi salida personal de la crisis y, por otro, me asalta la duda de si los Estados miembros de la Unión Europea no estarán viendo mermada su soberanía nacional.

En España optamos, no elegimos

Que la democracia europea está entrando en una situación complicada por culpa de la crisis es algo que todos vemos, con todo ello, hemos sido llamados a votar el próximo 20N. Que el sistema electoral español no funciona es algo bastante obvio. Los grandes partidos, que lo son por verse beneficiados por la ley actual, no quieren ni pretenden hablar en serio de la posibilidad de que cada voto valga lo mismo venga de dónde venga. Nuestra democracia, desde la Transición, es un juego de dos: PP y PSOE. Pero ni siquiera tenemos opción a elegir qué persona del PP o PSOE quiero que me represente. Quizá no me guste Rajoy pero sea más de Esperanza Aguirre, quizá prefiera a Chacón antes que a Rubalcaba. Al final, tenemos unas listas cerradas por las que optamos y unos representantes que, a menudo, olvidan que nos representan.

En nuestro sistema electoral tenemos varias opciones de voto y no voto. Cuando llegue el 20N podrá votar a una lista cerrada, también existe lo que se llama “el voto útil” que es votar a alguien por miedo a que gane el contrario (por ejemplo, soy de IU pero voto a PSOE porque no quiero que gobierne la derecha). Usted tiene derecho a votar en blanco, pero tenga en cuenta que su gesto dificulta que los partidos más pequeños lleguen al Parlamento y que, por lo tanto, beneficia al bipartidismo. Si no encuentra ningún partido que le represente, vote nulo, no afectará al reparto de los escaños pero dejará constancia de que, ejerciendo su derecho al voto, no encontró ningún partido que mereciese su confianza. En cuanto a la abstención, nos encontramos ante un porcentaje de la población que decide no participar de la toma de decisiones: bien como protesta por el sistema actual, lo que nosotros llamamos “abstención activa” o bien porque, simplemente, no les interesa.

Pero el 15M ¿qué propone?

Si lo que usted quiere es que alguien le diga a quién tiene que votar es que no ha entendido bien lo que es el 15M. Nosotros consideramos el voto como un acto sagrado en el que yo delego en una persona que tiene la obligación moral de representarme. Lo que pedimos a los políticos es que nos tengan en cuenta. Que sepan que el voto de cada parlamentario en una votación en la Cámara tiene que ser el mío porque le he elegido para que hable por mí. Pedimos que se planteen cómo llegarían ellos a fin de mes con el salario mínimo interprofesional, que se sientan como nosotros cuando hacemos encaje de bolillos para pagar las facturas, cuando trabajamos 40 horas a la semana por cuatro duros con los que no podemos pagar la hipoteca, pedimos que hablen por las personas desahuciadas, por los jóvenes con empleos precarios y sin esperanza de futuro. Pedimos que le tengan en cuenta a usted también. Pedimos que sean responsables antes con la ciudadanía que con los mercados. Pedimos un cambio, sobre todo en su actitud, para que nos representen con valor, incluso tomando decisiones que asusten a los mercados si ellas garantizan que mejore nuestra calidad de vida. El 15M propone que reflexionemos nuestro voto, que actuemos en conciencia y que ese voto no caiga en el olvido hasta dentro de cuatro años.

(*) Patricia Ramos es periodista en paro y miembro del equipo de Comunicación de la Asamblea Popular de Madrid.

 

3 Comments
  1. jose says

    Patricia: necesitamos un cambio, pero no a peor. Por eso yo, dsde que falta Suárez, no voto a favor de nadie; voto contra alguien que pueda frenar a quien no me gusta. esta vez, ese alguien es la PPecracia, porque la PPecracia no Democracia. La democraqcia es el gobierno de unos ciudadanos para todos los ciudadanos y elegido por los representantes de los coiudadanos. la PPecracia es el gobierno de los adinerados, por los adinerados y para los adinerados. este sistema siempre se llamó Plutocracia.

  2. Siro says

    El pueblo español en general no ven mas allá de PP y PSOE , somos unos ignorantes políticos (sin animo de ofender a nadie) y lo que es peor gran parte de periodistas actuales con gran poder de convencimiento por ser «famosos» se les ve el plumero, en vez de limitarse a informar objetivamente y verazmente, y dando a conocer e informar de cada una de las opciones políticas de este país e ir haciendo entender a los políticos que los elegimos para estar al servicio del pueblo, no el pueblo a servicio de ellos. y el pueblo hacernos escuchar y salir a la calle cada vez que veamos sus irresponsabilidades, salga quien salga el 20N, los del 15M (El pueblo) no puede dormir tenemos que permanecer alerta , increíblemente para defendernos de los actos de quienes hemos elegido. por cierto con un sistema electoral muy discutible.

  3. Amalia says

    ¡Qué artículo tan claro y sensato! Gracias

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