Ricardo Royo-Villanova *
Si yo hubiese sido Cayo Lara, el pasado 20 de noviembre, por la noche, no habría permitido que la militancia celebrase el aumento de diputados de Izquierda Unida, ni mucho menos habría dicho eso tan desafortunado y demagógicos de que “ha entrado la alegría en la casa del pobre”, porque lo que había ocurrido es justo lo contrario, y los pobres, que se vayan preparando. La actitud de Cayo Lara y de la militancia de Izquierda Unida, aunque comprensible, trasladó la imagen de que IU ponía el interés de partido por delante del interés general. Habría bastado con agradecer –con gesto serio, acorde a las circunstancias– a los votantes el apoyo otorgado y comprometerse a defender en la calle y en las instituciones la verdadera casa del pobre, que es el estado del bienestar. En lugar de eso, hizo un discurso triunfalista, y junto con otros dirigentes de máximo nivel, palmeó sonriente el ritmo de la militancia que cantaba a voz en grito “Uralde, jódete”, de manera un poco paralela a cómo en la calle Génova se cantaba “a por ellos”. Estos últimos, por cierto, se referían a “los pobres”. Ni más ni menos.
La anécdota no es baladí, es fiel reflejo de la situación en que se encuentra la izquierda española, entendida ésta como la izquierda que se se ubica a la izquierda del PSOE, porque no se puede considerar de izquierdas a quien, sin demasiada resistencia, ha efectuado las reformas que le han exigido el capital y sus capataces alemán y francés, y ha dejado el camino allanado –indultando incluso un banquero delincuente convicto, como última gran medida que simboliza su sumisión al poder económico– para que la verdadera derecha, la derecha sin complejos, liquide definitivamente el estado del bienestar, y lo convierta en una especie de sistema de beneficencia financiado por los propios pobres –los mismos en cuya casa entró la alegría el 20N– a través de sistemas diversos de copago, aportaciones a todo tipo de planes privados, e impuestos indirectos.
La izquierda, y cuando digo la izquierda me refiero a Izquierda Unida, a EQUO, y a Izquierda Anticapitalista, que son las opciones con las que más me identifico, han perdido estrepitosamente las elecciones. Y eso no admite matices; como mucho, intentos de explicación. Y cuando digo que han perdido las elecciones quiero decir que en esta ocasión, nuestro principal enemigo no ha sido la Ley Electoral, sino el hecho cierto de que la gente a la que apelábamos, es decir, las personas perjudicadas o potencialmente perjudicadas por las reformas impuestas, nos han dado la espalda y una de dos: o no nos han creído y se han refugiado en la abstención, o sencillamente, han apoyado a las opciones políticas partidarias de los recortes, que han recibido el 84 por ciento de los votos.
Da igual la combinación que hagamos, da igual el sistema electoral que apliquemos. Con una sola candidatura a la izquierda del PSOE, y dando por bueno un hecho discutible de que se pueda trasladar el voto de cada uno de los partidos de la izquierda a una coalición de todos ellos, apenas se habrían conseguido tres diputados más. Con otros sistemas electorales más proporcionales, se hubiera aumentado significativamente el número de diputados, pero lo cierto es que, en cualquier caso, la izquierda real, la que resiste a las reformas, no estaría en condiciones de competir con la derecha partidaria de las reformas, a la que se sumaría el PSOE cuando hiciera falta, como muestra el hecho claro y patético de la “responsabilidad institucional” con la que está colaborando con Mariano Rajoy y el PP en la transferencia del gobierno. Y como se ha demostrado tantas y tantas otras veces en el pasado en que PP y PSOE han pactado siempre leyes y normas restrictivas de derechos y socialmente insostenibles.
¿Somos todos igual de responsables de ese fracaso? Creo sinceramente que no, aunque no merece la pena explayarse en eso. Es a los militantes y dirigentes de Izquierda Unida a quienes les corresponde sobreponerse al espejismo de victoria y analizar por qué no han podido atraer más votos de los cinco millones que ha perdido el PSOE. Yo soy militante de EQUO, he estado bastante comprometido en la campaña, y tengo claro que hemos cometido algunos errores, como no haber querido explicar bien las razones por las que no aceptamos el ofrecimiento de ir en coalición con IU -que las había- o como no habernos querido identificar como una opción de izquierdas, cuando lo somos. Además, creo que no hemos incluido en nuestro discurso los temas sociales con suficiente convencimiento, y que hemos dedicado demasiado tiempo a llorar por las condiciones en que nos presentábamos a las elecciones. Es cierto -porque no hay que negarlo- que hemos partido en una situación de gran desventaja terrible, puesto que se nos ha excluido de los espacios electorales de RTVE, que hemos tenido que salvar muchos obstáculos impuestos por PSOE y PP en la reforma de la Ley Electoral, como también es verdad que el adelanto de las elecciones nos ha obligado a concentrar la agenda. Pero no es menos cierto que el resultado ha sido malo y que no hemos logrado alcanzar el objetivo planteado de conseguir un diputado por Madrid.
Sin embargo, lo dijimos antes de las elecciones, y lo mantenemos hoy, EQUO no es una experiencia de un día, para una sola convocatoria. Tenemos vocación de permanencia. Estamos poniendo en marcha un nuevo partido político heredero de la tradición verde y con aportaciones procedentes de otras tradiciones de la izquierda, entre ellas, la regeneración democrática, la transparencia y la participación como fines y no sólo como medios. Y como tal partido enmarcado en la izquierda verde, creemos que tenemos un espacio político, y queremos ocuparlo. A Izquierda Unida le pedimos simplemente que asuma que hemos venido para quedarnos, que no vamos a aceptar directrices, presiones, liderazgos ni abanderamientos, pero que estamos dispuestas y dispuestos a buscar formas leales de colaboración en la lucha que se avecina.
Una de ellas quizás sea la de tratar de averiguar las razones por las que la izquierda no tiene credibilidad ante los votantes, y por eso se inclinan por votar a opciones políticas que les perjudican claramente. No es una tarea ni fácil, ni cómoda, ni baladí.
Apoyar la guerra de Líbia, con los eufemismos que quieras; apoyar el libre tráfico por el Mediterráneo; y negarse de entrada a formar coalición (no con IU, con 12 fuerzas más) Es lo que debería explicar, si puede, Uralde. La sensación, y digo sensación, es que Equo nació cono partido alforja del PSOE, es decir, retiene la caída de votos de éstos en tanto se recuperan electoralmente y se los devuelve, ya te digo, es la sensación, una sensación que se saca de las declaraciones Pre y post electorales de Equo donde da más tralla a IU que al PSOE. Pero lo importante no es lo pasado, hay un camino que recorrer (vencer al liberalismo económico y al conservadurismo social), juntos, o unos al lado de otros, es la única manera de vencer
No termino de entender por qué una alternativa a los partidos grandes y a los «tradicionales», aparentemente sólida, como lo es eQuo, se dedica ahora a criticar a otros partidos, a sus dirigentes o sus actos, máxime en acciones tan nimias como la que aquí se comenta. Creo que uno de los puntos fuertes de eQuo es su constructivismo. Y me parece fantástico y necesario su afán de denuncia ante los errores relevantes (en cuanto a consecuencias) del resto de la clase política, así como de los propios. Pero responder un agravio con otro ¿dónde nos lleva?
Tampoco creo que eQuo sea un saco de votos para el PSOE… Veo clara separación entre ambos… Veo eQuo como un partido realmente independiente. Y ojalá se consiga el cambio tan necesario de la ley electoral.
Hola Ricardo:
Los resultados eran de esperar, como lo era también la más reducida influencia del movimiento 15-M en esta convocatoria. Por una sencilla razón (entre otros motivos): la incapacidad de los partidos de izquierda por situar una narrativa propia sobre la crisis y una agenda propia, ilusionante e innovadora, en el centro del debate político. Esto lo logró el 15M durante unos meses, algo que no consiguieron los partidos de izquierda en décadas. Toda la discusión política de las semanas previas a las elecciones fue eminentemente reactiva, frente a las sucesivas agresiones contra el Estado del Bienestar. Mucha gente vota a quien logre aplacar la ira de los mercados. La insistencia obsesiva por la identidad de izquierdas (quién lo es más), tampoco ayuda. Sobre esto he escrito aquí http://www.javierortiz.net/voz/samuel/programa-programa y aquí http://www.javierortiz.net/voz/samuel/espejismos
Saludos.
«Una forma leal de colaboración por la que se avecina» es unirse todos, sin PSOE ni PP, se entiende. Y decir que no van a utilizar directrices, presiones, liderazgos ni abanderamientos, no parece una buena forma de empezar a colaborar. Quiténse el ego y la vanidad y trabajen con esa premisa que pueden exigir a los demás. Si realmente les interesa la gente y el mundo despójense del «hemos venido para quedarnos» y pónganse el trabajo «hemos venido para trabajar con todos por la gente, los animales y la tierra».
Tatoroga, te ruego que leas este artículo como mi opinión, no como la de EQUO. No soy portavoz de equo, ni pertenezco a su gestora. Soy sólo un militante de base, y sobre todo un ciudadano que opina libremente sobre cualquier cosa que ocurra en el ámbito político, en cualquier partido, incluido el mío. Las críticas que hay en el artículo, por otra parte, no son para IU, ni para EQUO, sino pra la izquierda en su conjunto que ha sido incapaz de hacer que la ciudadanía confíe en ella.
En cuanto a la soberbia y la vanidad de que habla Yomisma, es posible que la haya en EQUO, pero está bastante bien repartida en la izquierda.
esto es lo que tiene legitimar una democracia que no lo es, con unos partidos que no nos representan. ¿Que IU ha celebrado que les van a entrar no sé cuantos millones de euros durante estos cuatro años en su pobre casa? normal, como a mí si me toca la primitiva, no hay nada criticable, están para eso, para engordar los aparatos.
Ah, ¿qué dicen otra cosa? sí, claro, que lavan más blanco, pero nadie les creemos, solo sabemos que tanta publicidad lo único que hace es encarecer el producto.
Que el 30% de un artículo de analisis postelectoral esté dedicado a meterse con IU y con Cayo Lara, lo único que hace es demostrar el nivel de sectarismo que tiene usted y que es reinante en su nuevo partido, Equo.
Espero verles algún día en la calle con nosotros y las diferentes organizaciones socio políticas que suelen pisarla. Y no solo a las que aseguran prensa.
De Izquierda Unida en este artículo solo critico un gesto, don Viul. Nada más. A EQUO le critico cuatro errores cometidos durante la campaña. Y la crítica general es a la izquierda. El sectarismo es el suyo, que es incapaz de darse cuenta de que la izquierda no es sólo Izquierda Unida.
¿De verdad gritaron lo de «Uralde jodete»? Si es así Cayo Lara debería disculparse, si de verdad quiere colaborar con Equo. me parece muy fuerte.