Cristianismo fusión

Lo peor que puede decirse del vídeo de Javier Krahe cocinando un Cristo, rodado hace ya más de tres décadas, es que no ha aguantado demasiado bien el paso del tiempo. Y no hablo de su calidad cinematográfica, escasa, sino del lamentable planteamiento gastronómico. El cantautor utiliza mantequilla, hierbas aromáticas y cebolla, y sugiere la presencia de tocino. La moderna cocina española desprecia la afrancesada mantequilla, las agobiantes plantas y la insana grasa de gorrino, pudiendo hacer la vista gorda con lo de la cebolla en caso de que fuese caramelizada al Pedro Ximenez. Quizá se podría aprovechar el visionario concepto de cocción a baja temperatura, esos tres días al horno, pero solo tras adaptarlo a los nuevos tiempos mediante la utilización de una máquina de vacío, un abatidor de temperaturas y, por supuesto, un horno de vapor, no esa antigualla que muestra el vídeo penalizado.

Desde 1977 la cocina ha evolucionado una barbaridad. La Iglesia, nada en absoluto: comer el cuerpo de Cristo sigue siendo una de sus más atractivas tradiciones, el plato estrella de su fiesta mayor. Por eso una vista como la que arrancó ayer en la Audiencia Provincial de Madrid solo puede ser tenida en cuenta como un simpático juicio a la cocina insana, a la mantequilla tapona arterias y a la utilización de desfasados hornos crematorios. ¡Basta de San Jacobos! El cristianismo necesita una deconstrucción como el comer.

“Ofensa a los sentimientos religiosos”, dice la querella interpuesta por el Centro Jurídico Tomás Moro. ¿Y los otros sentimientos? Un solo católico, el Obispo de Alcalá, ha sido capaz de decir que los gays “se corrompen y se prostituyen”, que la homosexualidad puede resolverse con una “terapia apropiada”, que la reproducción asistida es “un ataque a la familia” y, a modo de guinda,  ha financiado la vivienda de un cura pederasta.

En cualquier caso, resulta sorprendente lo rápido que prescriben algunos delitos realmente graves, como los fiscales de Fabra,  los económicos de Urdangarín, los del corrupto Berlusconi o los sexuales de Sánchez Dragó. Y lo mucho que tardan en prescribir otros mas livianos, de esos que como mucho ofenden, como el de un famoso Cristo al horno capaz de hacernos perder el tiempo durante más de treinta años.

P.D.

El caso de Krahe no es el único que ha sembrado dudas en cuanto a la calidad de la cocina religiosa. En la imagen pueden ver a un ama de casa mejicana que, tras guisar unos frijoles con jalapeños, encontró la imagen de la Virgen de Guadalupe en el fondo de una bandeja. “Hasta que la ciencia haga las investigaciones adecuadas no podemos decir con exactitud si se trata de una aparición o si es solo una mancha”, dijo con enorme cordura el Obispo con quién se puso en contacto la señora. Ciencia y religión, siempre de la mano.