Nada más entrar en el Monasterio de Santa María de la Rábida (Huelva), y atravesar el recibidor donde se venden las entradas y la tienda de recuerdos, el visitante se encuentra con un cuadro muy grande y hermosote en el que aparece Juan Pablo II vestido de gala, cáliz en mano, con un grupo de espíritus celestes en la esquina superior izquierda y una virgen flotante con niño frente a su cara. A sus pies, un centro floral, y un ángel regordete con el culo en pompa que es observado por media docena de frailes. Estos últimos parecen babear mientras admiran los glúteos rocosos del pequeño querubín.
Disfrutaba de este erotismo camuflado de religiosidad con El País bajo el brazo. “¿Qué cuenta el periódico?”, me preguntó un beato que también contemplaba las nalgas del angelote. “Pues nada”, le respondí abriendo el diario por la página 33, “que el cardenal Antonio María Rouco critica las bodas gais, llama a terminar con la estremecedora tragedia del aborto, y nos recuerda que solo las familias cristianas son y serán la esperanza”.
Mientras escribo estas líneas, ya en casa, en “Espejo público” (Antena 3) una mujer lloriquea recordando cómo, cuando era niña, un cura le obligó a hacerle una felación. Dice que a partir de entonces los hombres le dieron asco, que tuvo muchos problemas para mantener relaciones sexuales con su marido, y que le hubiese gustado denunciar al sátiro pero no pudo.
Cuando Rouco habla “del amor que une a los hombres como hijos de dios en la familia cristiana” uno ya no sabe si se refiere al culo respingón del angelote, al cestillo rebosante de los Kikos, a la peineta de Cospedal en Semana Santa o a la mamada del cura de Antena 3. “Divorcios, adulterios, fornicaciones, la televisión, las películas… cómo podemos vivir en una sociedad así, que está destruyendo el amor y la familia”, se pregunta Kiko Argüello, líder de los ultraconservadores neocatecumenales.
A la iglesia española, fiel a los kikos y los roucos, amante de los angelitos culiprietos, acumuladora de posesiones materiales y fluidos seminales, y reticente a pagar impuestos como dios manda, le deberían quedar dos telediarios. Es uno de los lastres que impiden que este país despegue de una vez por todas. Un lastre capaz de ganar elecciones...
Dios se escribe con mayúscula si lo utilizas como nombre propio y con minúscula si lo usas como nombre común. Que lo sepas, alma de Dios.
diooss, qué panorama, neoliberal, neocatecumenal.., y esa peineta, qué lujuria viva.
Eso sería si mencionara a un Dios auténtico, pero siendo (como parece probable) una mención al falso dios de los cristianos, es legítimo el uso de la minúscula.
Qué bueno Albéniz! Me has alegrado el día!!!
dios esta en nuestra mente lo demas es mentira y se escribe como me da la gana santon!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Unitario.- Da igual que sea auténtico o falso, si se refiere, como parece probable, al de los cristianos es un nombre propio y va con mayúsculas, alma de Dios.
A todo esto, ¿conoces algún dios (nombre común en minúscula) auténtico?
Francamente, en los ojos de los frailes yo no veo lascivia, solo veo una mirada de «¿que has hecho?»
Respecto a tu opinion sobre la fe no tengo nada que decir salvo que respetes la opinion de los demás, y «dios» referido, por ejemplo, al Dios cristiano se escribe con mayúscula.