La distancia es el olvido

Andalucía expropiará pisos a los bancos para frenar los desahucios. Vaya, vaya, vaya... Parece que alguien dedicado a la política da prioridad a las necesidades de los ciudadanos, que piensa en los más necesitados, que trabaja para solucionar los problemas de aquellos que le votan y le pagan. ¿Políticos del lado de los ciudadanos? Este mundo no deja de sorprendernos…

En Andalucía se han producido desde 2007 más de 86.000 desahucios. Y una media de 46 familias vive, cada día, esta lamentable situación de pérdida de la vivienda. Teniendo en cuenta que en esa comunidad autonómica hay entre 700.000 y un millón de viviendas vacías, de las que la mitad son propiedad de bancos o empresas inmobiliarias, no parece tan extravagante que alguien tome medidas y trate de solucionar el problema. Puede llamarle expropiación provisional, pero también justicia social.

Medidas como ésta consiguen recortar las distancias entre la clase política y los ciudadanos. Peligroso. Las distancias entre las élites económicas y el vulgo, es decir, entre el poder y los trabajadores, deben ser siempre amplias. Las líneas deben estar muy claras. Los márgenes de seguridad no pueden relajarse nunca. El Gobierno de Mariano Rajoy es plenamente consciente, y por eso ha tomado medidas de inmediato: Un comunicado urgente de la policía prohibe los escraches a menos de 300 metros de los domicilios de los políticos.

Ellos allí, nosotros aquí. Se quejan de que la distancia entre los políticos y los ciudadanos cada vez es mayor, y sin embargo aumentan el perímetro de seguridad y refuerzan las fronteras. Pero yo voy a ir más allá… ¿Por qué solo seguridad en sus domicilios? Propongo que los políticos dispongan de un pasillo de seguridad entre sus casas y el paraíso fiscal más cercano. Por aquello de evitarles molestias y mitigar la alarma social.

Los grandes estadistas españoles comienzan a sumarse a las propuestas conservadoras de aislamiento. “¿Por qué un niño va a tener que aguantar una presión en la puerta de su casa?”, ha dicho un Felipe González que, una vez liberado de sus responsabilidades como presidente del Patronato de Doñana, tiene más tiempo libre para dar doctrina. Poco más se puede añadir a las palabras del ex presidente, un político modélico que, lejos de pensar en los niños que no tienen casa, acaba de apoyar las prospecciones de una explotación de gas en Doñana realizadas por una empresa, filial de Gas Natural, de la que es consejero. Coherencia. Honradez. Y una cierta distancia con los ciudadanos de a pie. Para que les dejemos vivir en paz, porque la distancia es el olvido.