Venezuela socialista: la apuesta de un pueblo

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Juan Carlos Monedero *

Los resultados electorales no confirmaron las encuestas (que daban una horquilla al candidato chavista entre 8 y 15 puntos y una bajada en la participación), pero han dado la victoria a Nicolás Maduro. Los tristes medios de la derecha mundial -prácticamente todos los diarios en papel- apostaron por la victoria de Capriles. ¿De dónde la sacaban? En verdad, de ninguna fuente fiable, pero parecía más importante desanimar al chavismo o, incluso, sembrar sospechas de un posible fraude cuando se anunciara el resultado. La honestidad y la objetividad se la cambiaron los medios a un buhonero por unas acciones en la bolsa. Hace tiempo que, en Europa, ni los tomates tienen sabor, ni los programas electorales se cumplen ni los medios dicen la verdad.

Las elecciones han estado signadas por el recuerdo del Presidente Chávez y su petición el 8 de octubre, antes de partir a su última y fatal operación en Cuba, de que el pueblo apoyara, llegado el caso, a Nicolás Maduro. Algunas encuestas apuntaron que en torno al 48% de los que iban a votar a Maduro lo harían por la continuidad del proceso. El 37% porque así lo había pedido Chávez. La derecha apuntaba a que, desaparecido el Comandante, desaparecía la V República. Una buena parte de los analistas -muy poco analíticos, por cierto- estaban igualmente convencidos de que la Venezuela bolivariana era la aventura de una persona. Si la verdad no se parece a sus teorías, peor para la verdad. El pueblo de Venezuela ha dado una gran lección: el amor por Chávez tenía mucho que ver con su persona, pero no menos con un proyecto. El que este 14 de abril han confirmado. Cierto que la oposición ha sacado su mejor resultado. Pero han perdido. Y, como en tantas otras ocasiones, se niegan a reconocer el resultado. ¿Qué ocurriría si el resultado hubiera sido al revés?

Chávez tenía que morirse para que muchos venezolanos entendieran quién fue su Presidente. En Caracas se convirtió en un lugar común en estos días de elecciones -repetido por muchos observadores- encontrarse gente que adversó al Presidente Chávez, que nunca votó por él y que, sin embargo, manifestaban sentirse estafados por la oposición por haberles negado la posibilidad de haber conocido mejor al líder de la revolución bolivariana. En conclusión, iban a votar por Nicolás Maduro. Ciudadanos normales a los que se les abrieron los ojos con el espectáculo de diez días con centenares de miles de compatriotas haciendo interminables colas para despedir al Comandante. Con países,  algunos supuestamente enemigos, declarando luto por la muerte del dirigente de otro país. Con la ONU o la OEA celebrando exequias. Con las portadas del mundo abriendo con el Presidente Chávez y desplazando del centro de atención al Papa y su cónclave. Es verdad que este hecho ocultaba otro no menos real: la existencia de gente cansada de los errores de los Gobiernos bolivarianos. Y otro que ha sido una constante: los sabotajes eléctricos, la colaboración empresarial en el desabastecimiento y la voluntad especuladora que hay detrás de la inflación. La Venezuela chavista se confió pensando que bastaba el dolor hacia Chávez para triunfar sobrados en las elecciones.

Con el cadáver aún caliente del Presidente, surgió la pregunta acerca del legado de Chávez y el futuro de Venezuela. Un debate urgido, además, por la cabriola hecha por el candidato de la oposición, Capriles Radonski -derrotado contundentemente en octubre por Chávez- declarándose chavista desde chiquitito y pidiendo el voto para su persona “para que Maduro no eche a perder lo que hemos ganado estos 14 años”. Sin que le temblara una pestaña. Si en las campañas electorales no es normal sacar lo mejor de cada uno, Capriles quizá haya exagerado en esta ocasión. Maduro ha sido, en el tremendo reto de sustituir a Chávez, él mismo. Un trabajador formado en veinte años de trabajo político. Capriles, una marioneta de quienes le trazan su destino. La victoria de Maduro es la garantía de orden en la región. Chávez puso su inteligencia política en señalar a quien mejor podía continuar su tarea. Más de la mitad ha estado de acuerdo. Casi la otra, ha preferido optar por Capriles. 14 años parecen ser pocos para que un pueblo cambie su mentalidad rentista.

El amor y el odio por Chávez queda marcado en la propia República. Tiene que ver con su coherencia desde 1992, cuando se levantó en armas contra la IV República y asumió toda la responsabilidad del alzamiento. También por su apuesta por los pobres cuando la desaparición de la URSS parecía mandar a la izquierda al basurero de la historia. Y en no menor causa, por el coraje de no temer enfrentarse a los Estados Unidos y sus empleados en las sucursales nacionales que condenaron a América Latina a un par de siglos de soledad. Por las consecuencias de todo eso -donde brilla la más intensa integración latinoamericana del continente que nunca ha habido- Chávez ha sido, seguramente, el más importante estadista del continente en los últimos 50 años. Y así lo han entendido en muchos lugares. Sobre todo en Venezuela. Chávez ya pertenece al mundo del mito. Y ese mito va a acompañar la gestión de Maduro a partir del día 15 de abril.

El pensamiento de Chávez lo construyeron sus enemigos. Al menos, como decíamos, desde 1992, cuando se levanta contra el gobierno corrupto y represor de Carlos Andrés Pérez. En la memoria, el Caracazo, la represión militar del pueblo desesperado. Hambre y represión. En un situación similar ¿no tendría incluso la ordenada Europa sus Chávez? A partir de 2005, Chávez entendió que la solución a los problemas de Venezuela era el socialismo. Curioso Caudillo que renuncia a la orientación personal –a diferencia de lo que hizo Perón- y orienta a su país en una senda ideológica que apunta al capitalismo como el principal problema. Podrían existir chavistas de derechas y de izquierdas, pero no caben socialistas de derechas. Se arriesgó a reducir su base de apoyo prefiriendo reforzar la clarificación ideológica. Las elecciones del domingo demuestran que Chávez dejó a un pueblo que, además de seguirle a él, sigue a un proyecto. Un pueblo consciente que no presta tampoco su apoyo sin más.

El socialismo en Venezuela -que configura el corazón del futuro gobierno de Nicolás Maduro-, se sustantiva como socialismo y se adjetiva como bolivariano. Este socialismo bolivariano pretende asumir todos los logros de la izquierda durante el siglo XX -lo mejor de las sociedades occidentales es un fruto de las luchas de la izquierda-, pero entiende que debe ir más allá de sus errores. Repasando el Programa de Gobierno 2013-2019, y escuchando los discursos electorales del ya Presidente Maduro, podemos resumir el socialismo bolivariano en 8 rasgos: está en contra del imperialismo y de cualquier colonización económica o cultural; quiere superar el marco capitalista y sus valores (la mercantilización de la vida), y no solamente solventar sus excesos neoliberales (de ahí que Maduro, con contundencia, haya avisado que no cabe ningún acuerdo con "la burguesía"); apuesta por el respeto al medioambiente -herencia de la Pachamama indígena que contrasta vivamente en un país petrolero- y por la mujer, entendiendo su triple jornada (laboral, familiar y de activismo político); es pacífico pero armado -para evitar otro 11 de septiembre como el que derribó a Allende-; ha aprendido que socializar no es sinónimo de estatalizar y confía en formas populares de gestión económica; entiende que el Estado es solución y problema, de manera que el aparato estatal se pone al servicio de la entrega de capacidad de autogestión al pueblo organizado. Esto implica, apostar por la participación popular directa y superar las limitaciones de la democracia representativa. Es el gran reto de la futura Venezuela: construir el Estado comunal.

Lo que se llama despectivamente “populismo” en Venezuela es el intento de reconstruir lo político devastado por el neoliberalismo. Su indefinición tiene que ver con que se mueve entre un momento destituyente que no ha terminado su tarea y un momento constituyente que todavía no ha triunfado. He ahí otro reto para Maduro. Ahondar en ambas direcciones. En esa indefinición, el papel del liderazgo cobra su esencialidad (fuerte para armar el nuevo sistema, pero con voluntad de entregar poder al pueblo). En el caso de Chávez, un líder fuerte con un pueblo detrás empoderándose. En el caso de Maduro, un liderazgo más colectivo e, igualmente, con un pueblo que ha aprendido que “todos somos Chávez”. Y con una misma certeza: la revolución, para poder ser, no puede detenerse.

La inseguridad, la corrupción, la ineficiencia son retos pendientes para Maduro -retos del proceso- que han regalado a Capriles el mejor resultado de la derecha. La victoria entrega a la revolución bolivariana un nuevo desafío. Maduro no ha heredado de Chávez sus resultados electorales. Quizá eso sea positivo. Los procesos que no se renuevan no avanzan. Y un resultado muy holgado, difícilmente hubiera entregado el revulsivo que necesita la democracia venezolana en su intento de superar no solo el neoliberalismo sino el propio capitalismo.

(*) Juan Carlos Monedero es profesor titular de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Complutense de Madrid y director del Departamento de Gobierno, Políticas Públicas y Ciudadanía en el Instituto Complutense de Estudios Internacionales.
16 Comments
  1. Croasan Social says

    Monedero, con el respeto que te mereces, por lo que eres, por lo que sabes, por lo que opinas, hay una contradicción en tu pensamiento: al final mencionas que Maduro debe enfrentar la » inseguridad, la corrupción, la ineficiencia»

  2. Croasan Social says

    precisamente, esos tres vicios son claros productos del régimen que tú loas… No hablo de que si Chavez fue populista o no, sino que dicho régimen fue el que estancó el nivel político y social de Vzuela

  3. Croasan Social says

    No quiero datos, los datos ahí están: que la educación mejoró, que la vivienda, etc…, pero esos datos son algo sofismáticos: según esos datos, Vzuela sería mejor que Suecia o que Holanda… y por el contrario, es el pais mas Violento de America, con la moneda mas devaluada del mundo. Dixit.

  4. clea says

    El pais más violento de América es México, revisen las estadísticas. Además, que revisen el estado de la violencia en Panamá, Honduras, Paraguay y Colombia. Y revisen cuál es el país que tiene la moneda más devaluada. Una moneda devaluada no significa una economía en mal estado, según eso Japón tendría la economía más mala del mundo

  5. Croasan Social says

    @Clea: http://www.elimparcial.es/contenido/116288.html. «Venezuela se corona como el país más violento de Latinoamérica con 21.692 homicidios». Por favor, no te parcialices, no defiendas lo que no merece defensa. Japon ha devaluado su moneda PERO TIENE UNA INFLACIÓN DEL 0.4%, en cambio Venezuela tiene una INFLACIÓN DEL 33% CON UNA DEVALUACION DEL 32%…. Por favor, más seriedad en los comentarios…

  6. Croasan Social says

    Igual, lo que quiero rescatar es la Contradicción del columnista Prof. Monedero: Que alaba al régimen chavista para concluir que Maduro deberá combatir la Inseguridad, Corrupción e Ineficiencia: tres vicios CAUSADOS por ese régimen que él ha loado.

  7. Hortensia says

    Es curioso, pero estoy en Chile y hasta los prochavistas dan por sentado que ha habido «trampillas» en el resultado de las últimas elecciones. ¿Por qué, si no, se iba a negar Maduro con tanto empeño al recuento de votos? Te recuerdo que la diferencia «oficial» es de 200.000 votos, o sea que como mínimo, la cosa está dividida en dos mitades iguales. Claro que los pobres venezolanos lo tenían difícil. Tenían que elegir entre un tipo que dice que se le apareció Cháve en forma de pajarito y que el que no vote por él está maldito y otro que se encomienda a la Virgen. Y ahora el presunto «ganador» está dejando claro que prefiere que muera gente pidiendo un recuento de votos a otorgarlo.

  8. Croasan Social says

    De acuerdo contigo, Hortensia, aunque fíjate que el discurso de Monedero es más contradictorio aún, porque se titula «Venezuela Socialista: la apuesta de un Pueblo», y lo que vimos el domingo fue que ningún pueblo apostó nada, sino que hay un régimen de democradura que se sostiene en la ilegitimidad o mejor dicho, en la legitimidad aún no comprobada o aceptada por ese «pueblo», como dijera estúpidamente Maduro, por la «mitad minoritaria».

  9. Roc says

    Muy buen articulo. Efectivamente, el proceso en marcha en Venezuela representa la más alta cota que se puede alcanzar actualmente en política. La humanidad, entendida como colectivo de personas humanas y no como animales codiciosos y violentos, necesita de ejemplos como el socialismo bolivariano como arma para poder derrotar el cancer del capitalismo neoliberal que la amenaza (y al planeta entero también).

  10. Vzoela Pls says

    @Roc: seguro eso dices porque uno de los programas de Maduro era «Salvar a la Humanidad». Pero fuera del sofisma que planteas, sea el capitalismo o sea el marxismo, la humanidad siempre ha estado a la deriva, al peligro. Al menos en el sistema democrático hay poder de elección, pero en las dictaduras disfrazadas, en donde si opinas distinto ya eres un Burgués pitiyankee, como que eso de la «más alta cota en política» es una ironía. Si no, mira las palabras del propio Maduro: Él va a cortar la cabeza a quien tenga qué cortársela… ¿a ti te parece que esa es la más alta cota en política de la humanidad? A no ser que seas un loquillo y sólo hayas hecho una coña… http://america.infobae.com/notas/70134-Nicolas-Maduro-anuncio-su-nuevo-gabinete

  11. Vzoela Pls says

    Lo otro es que eso del Socialismo Bolivariano es una FALSEDAD con mayúsculas: es más lógico hablar del Cristianismo Satánico o del Progresismo Conservador que eso que llaman «Socialismo Bolivariano». Karl Marx hizo una biografía de Bolívar, en donde se le tilda de Autócrata dictador oligarca, el «Napoleón de las Retiradas…» http://www.laondadigital.com/laonda/laonda/201-300/251/a5.htm Tengan criterio propio, la realidad es obvia…

  12. Vzoela Pls says

    Además, aquí está cómo se sostiene el «Socialismo del S. XXI», vendiéndole el barril de petróleo a 10 centavos de dólar a Rusia… http://dolartoday.com/rusia-adquiere-petroleo-venezolano-a-10-centavos-el-barril/ Valiente gracia. Valiente bolivarianismo, valientes antivendepatrias… pero como en Europa nadie se conduele de esta realidad, como allá piensan que acá existe una Revolución y que vivimos en una Arcadia Feliz gracias al P$UV, pero allá ustedes no saben lo que vivimos: la violencia, la corrupción, la escasez, la vagancia, el odio, etc.

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