La independencia fabricada de Cataluña

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Jesús Cuadrado *

¿Artur Mas y los nacionalistas catalanes tienen un proyecto solvente para una Cataluña independiente? Si lo tienen, no lo han contrastado, y las cosas que van soltando son poco sólidas. Aún resuena la presentación de Mas en Madrid de su propuesta estrella de un estado catalán sin ejército, pero dentro de la OTAN (“El ejército de Cataluña”). Después de aquella castiza declaración, han ido apareciendo muchas otras de similar enjundia, aunque en un envoltorio de apariencia más académica o institucional, como el de ese grupo con el rimbombante nombre de “consejo de transición nacional”, nada menos. Veamos.

Sobre la misma materia, desde el Centro de Estudios de Cataluña (CEEC), un antiguo director general de Seguridad de la Generalitat ha elaborado un modelo de fuerzas armadas para el nuevo estado. Conocida la propuesta, casi me quedo con el otro invento, el de “sin ejército, pero dentro de la OTAN”. Se dicen cosas como que el número de efectivos, 35.000, “sería incrementable si se aplicase el servicio militar obligatorio”, o que el número de militares no es tan descabellado, si se tiene en cuenta que los mossos y policía local ya suman 24.000, así como que se iniciarían conversaciones diplomáticas para entrar en la OTAN y en la UE. En fin, una chapuza improvisada para dar respuesta a urgencias políticas y electorales que sólo añade dificultades a unos ciudadanos hoy tan indignados y preocupados como los demás españoles.

Conscientes de que el punto más débil es el de la permanencia del nuevo estado en la UE, los mayores esfuerzos de la “factoría” se han orientado en esa dirección. Así, el Col.lectiu Wilson, más académico, en su publicitado artículo “Europa, Europa”, dicen responder al intento de “atemorizar a los catalanes” de los que afirman que una Cataluña independiente estaría fuera de la UE. Para conseguirlo, emplean argumentos tan contundentes como este: “Estamos convencidos de que, si llega el día, las autoridades españolas no pondrán obstáculos a que Catalunya siga formando parte de la Unión Europea”. Aunque, en su opinión, no sería un gran problema estar fuera de la UE, ya que existen, dicen, “múltiples soluciones”, que se utilizan en Europa para asegurar la integración económica a nivel continental; como, por ejemplo, ésta: “para seguir en el mercado único y mantener la libre circulación de mercancías (es decir, para no pagar aranceles) Catalunya no necesitaría formar parte de la UE”. ¿Cómo se lograría? Sólo tendría que firmar acuerdos bilaterales como los que tiene Suiza. Ya está, todo resuelto con un tajo certero. ¿Y la moneda? Ningún problema: “En Europa, Andorra, Mónaco y Montenegro son ejemplos de países que utilizan el euro  sin formar parte ni de la Eurozona ni de la UE”. Pero, tranquilos, que la hipotética celebración de un referéndum no conduciría a la exclusión de la UE, sólo se podría dar, dicen, a raíz de una declaración formal y pública de independencia. Entonces, ¿cuál es el fin de todo este proceso? Lo que realmente llama la atención es cómo gente aparentemente sensata puede invitar a casi ocho millones de ciudadanos a algo así como “salten al vacío, que yo les garantizo que no les pasará nada”, y con argumentos tan poco sólidos. Aunque, hay que reconocer que este grupo de economistas, en un texto de enfoque exclusivamente político, protege su imagen académica confesando que, sobre las consecuencias económicas de la aventura, “la verdad es que la respuesta no está nada clara”. Es decir, vayamos a la independencia a ver qué pasa.

Más allá de descubrir que los teóricos de la Cataluña independiente quieren un ejército como el de los Países Bajos y una economía como la de Suiza, tiene mucho más interés saber qué piensan los catalanes. Con los datos del último barómetro autonómico del CIS, es muy evidente que estos predicadores de la independencia están fracasando, que no hay una opinión mayoritaria que prefiera una Cataluña independiente. De hecho, según la encuesta, sólo un 33% de los catalanes optan por la independencia, a la vez que un 62% se inclina porque Cataluña siga formando parte del Estado español. Ni entre los votantes de CiU son mayoritarios los partidarios de la independencia: 48% y 46%. ¿Y los votantes socialistas catalanes? Un 74% se declaran partidarios de la continuidad de Cataluña en España. Cruzando datos a partir del voto de las últimas generales, sólo los votantes de ERC son claramente independentistas.

No es en una independencia viable lo que tienen en la cabeza la inmensa mayoría de los catalanes, como muestra la encuesta de Metroscopia de hace unos días. La pregunta es, pues, qué mantiene la insistencia en la aventura de un viaje que, sin precisar exactamente a dónde se quiere ir, lo que consigue es dividir a una sociedad que necesita mayor cohesión que nunca. En mi opinión, liderazgos desnortados, por un lado, y pusilánimes, por el otro. Por eso, es tan políticamente valiosa la carta de Carme Chacón al líder del PSC; es el tipo de respuesta contundente que merece alguien como Artur Mas, capaz de invitar a un salto en el vacío a los catalanes por pura conveniencia oportunista, aunque, es difícil que un político como él entienda algo “cuando su futuro depende de que no lo entienda”.

La ausencia de liderazgos se puso de relieve con la reunión trampa convocada por Mas para enredar al PSC en su historia de despropósitos. Que la respuesta de Pere Navarro fuera que acudía “por cortesía institucional”, muestra hasta qué punto la falta de reacción contundente y clara es hoy parte esencial del problema, sobre todo, teniendo en cuenta que, como ha entendido el maniobrero Mas, los socialistas son decisivos en esta historia. ¿Y el PSOE? Rubalcaba volvió a mostrar su falta de temple político con su reacción a la carta de Carme Chacón, demostrando que le preocupaba más debilitar a una hipotética contrincante interna en el PSOE que dar la respuesta que merece una oferta tramposa de independencia para Cataluña, sin proyecto real  de independencia. Hay que esperar a los resultados de esa reunión, respondía Rubalcaba, dejando a Mas toda la iniciativa política para nuevos enredos. Y lo peor, que, en un debate fundamental, la ausencia del PSOE por falta de liderazgo deja a los fundamentalistas del PP y del nacionalismo catalán solos, frente a frente.

Lo prioritario hoy es que la irresponsabilidad de Artur Mas tenga respuesta, y respuesta contundente, para evitar que una actitud política débil facilite que el monstruo crezca. Tiene razón Chacón cuando denuncia que Artur Mas pretende esconder su incompetencia como gestor público “negando el pluralismo de la sociedad catalana y fingiendo una unanimidad nacionalista que sólo existe en sus discursos”. Alguien tiene que decirlo, alto y claro, desde las filas socialistas; lo esperan una gran mayoría de catalanes que no están para viajes sin destino conocido. Pero, pronto, antes de que unos y otros envenenen la sangre de la ciudadanía.

(*) Jesús Cuadrado es militante del PSOE. Fue diputado de este partido de 2000 a 2011.
9 Comments
  1. Dante says

    Estupendo artículo. Yo se lo enviaría a sus camaradas del PSC.

  2. juanjo says

    Quizá sea esperpéntico, por no decir estúpido; pero a uno, que tienen familia y amigos en Barcelona, le consta que lo que frena a una inmenso número de catalanes a pronunciarse por la independencia es que, en caso de conseguirse, el Barça ya no podría participar en la liga española y tendría que limitarse a vérselas con el Español, el Sabadell y el Girona, el Mollerusa, San Andrés…,. Y claro, en tal situación difícilmente podría tener una plantilla competente y capaz de conseguir algo en Europa, y, lo que aún les jode más, que quedaría a años luz del Real Madrid.

  3. HARGIMUND says

    He pasado un mal rato al leer ese artículo, sobre todo por causa de ser «socialista» su autor. Es lamentable, aunque se explica por ser esa persona un «cuadrado».

  4. HARGIMUND says

    Y ahora apareció Rajoy para ver quien dice la tontería más grande. Sin embargo, creo que Rajoy ganará, ya que ha devalorizado a los paises pequeños de una forma increible (y desde Catalunya). Hay que preguntarle al Sr. Rajoy que quedaría de España si se separaran los «pequeños» Cataluña y el Pais Vasco. Seguramente no quedaría casi nada. Sin duda, Rajoy está fuera de la realidad (aspecto saliente de todos los fascistas).

  5. HARGIMUND says

    A juanjo deseo decirle que la independencia de Catalunya no es un problema futbolístico, por más que el Barça tenga el prestigio que tiene en Europa. Catalunya no es el Barça: es 1000 años de historia.

  6. m33 says

    El autor de este desproposito de artículo sólo ha visto Catalunya en postal. ¡Cuanta ignorancia!

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