El 'Caso Régimen'

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Hugo Martínez Abarca *

Probablemente la película que mejor ha retratado la cutre alianza entre la élite política y empresarial del tardofranquismo fue La escopeta nacional de Berlanga. La película se situaba en una cacería donde un empresario (un industrial, que es como se decía antes de que desmantelaran la industria y se nos ocurriera la palabra emprendedor) quería convencer a un ministro de Franco de que promoviera la instalación de “porteros automáticos” llevándose el ministro una tajada por el suculento negocio. En plena cacería se produce un cambio histórico en el régimen franquista: Franco sustituye a los azules por los tecnócratas del Opus Dei, que impulsarán un modelo desarrollista que el régimen calificaba en su NO-DO como “el milagro español” y que favorecería enormemente negocios como el propuesto por el industrial con el que todos ellos salieran ganando.

Décadas después de aquella película, lo que estamos conociendo al salir a la luz la contabilidad real del PP convierte casi en entrañable aquella corrupción de caspa y telefonillo.

El esquema no es muy distinto, cambia sobre todo la escala. No estamos hablando de la inocente colocación de porteros automáticos: el nuevo milagro español consistió en un gigantesco sobredimensionamiento de las constructoras por dos vías: la promoción de la especulación inmobiliaria (que dejaba fuera del derecho a la vivienda a casi toda la juventud) y la creación de miles de infraestructuras perfectamente prescindibles cuando no disparatadas (autopistas de peaje en paralelo a autovías gratuitas, aeropuertos sin aviones, estaciones de AVE en medio del vacío...). Un modelo, por cierto, que no sólo supuso apostar por infraestructuras en vez de por desarrollar el famélico estado social español, sino que además trajo un destrozo del territorio del que también será muy difícil recuperarse.

Sabemos hoy que este modelo tuvo un motor parecido al de la instalación de telefonillos: los sobres. Los grandes constructores de este país donaban dinero al PP, que lo usaba, por un lado, para tener más recursos que los permitidos por la ley para hacer campaña electoral y, por otro, para pagar sobresueldos a los dirigentes políticos y financiar a ONGs, medios de comunicación, etc...

La libreta de Bárcenas pone negro sobre blanco cómo se engrasaba el modelo económico que nos ha traído a la crisis: el desmantelamiento de la economía productiva, el inmenso despilfarro en infraestructuras, el abandono del Estado social, que no aprovechó las vacas gordas para desarrollarse porque estábamos poniendo todos los huevos en el cesto de las constructoras que financiaban a esa élite política.

No es un mero caso de corrupción tradicional: estábamos acostumbrados a casos de amiguismo, enchufes, un espabilado que robaba fondos reservados o se llevaba una comisión por tal o cual concesión. Lo que está revelando la contabilidad real del PP es cómo se ha engrasado durante décadas la íntima alianza entre la élite política y empresarial saqueando las arcas públicas no por un error ideológico o por torpeza sino porque el objetivo era llenar los bolsillos de los constructores, del partido y de sus dirigentes.

Es más que posible que no sólo el PP funcionara así: estamos viendo que Ferrovial financió a CiU a través del Palau con una lógica similar. Probablemente, el PP sea el partido que ha tenido una trama más espectacular y, desde luego, es la única de esta envergadura que conocemos, lo que se une a las distintas tramas autonómicas que vamos conociendo (Baleares, Murcia, Madrid, Valencia...).

Más allá de la podredumbre del Partido Popular y, aunque sea menor, de otros partidos, lo relevante del caso no es tanto la infinita cifra de corruptos sobornados con este método sino la estructura económica que revela: hemos vivido en un modelo económico engrasado por la corrupción más grosera. La corrupción no es un defecto del sistema sino un elemento funcional, uno de los motores, el aceite que engrasaba la puesta de las instituciones supuestamente democráticas al servicio de los intereses concretos de las grandes empresas de la construcción.

La corrupción es uno de los mecanismos que usa el capitalismo para imposibilitar la democracia: unas élites políticas corruptas no responden ante su pueblo sino ante sus corruptores. Ese es el mecanismo que queda desnudo a la luz de la contabilidad real del partido que hoy gobierna el país, casi todas las Comunidades Autónomas y la mayoría de los grandes municipios ¿Por qué nos llevaron a un modelo económico irresponsable, insostenible económica y ecológicamente? Seguramente por muchas razones, pero una no menor iba en esos sobres. Como una razón no menor del exquisito trato de favor que reciben las energéticas es la cantidad de altos cargos públicos que acaban trabajando en ellas con sueldos escandalosos.

Probablemente, en los próximos meses seguiremos conociendo detalles que increíblemente seguirán sorprendiendo pero el más reciente parece sacado de un guion cinematográfico: entre los receptores de dinero del PP figura Laureano López Rodó, el ministro franquista que ejerció de padre del desarrollismo español, de nuestra economía ensobrada. Firmaba el miembro del Opus Dei un recibí en 1992 por 1.600.000 ptas. (unos 18.000 euros actualizando el IPC de estos 20 años) por un estudio titulado agramaticalmente Un modelo de Estado cara al año 2000. 18.000 euros de 2013 por un estudio, para que luego digan que el PP no apuesta por el I+D. Así, el impulsor del desarrollismo franquista cobró de la trama del desarrollismo actual con la excusa de un estudio sobre el modelo de Estado: quizás en ese estudio estén las bases de golpes a la autonomía política como la ley de estabilidad o la reciente “reforma local”.

Si efectivamente se tratara de un guión de Berlanga la aparición de López Rodó sería un colofón magnífico para un caso que explica demasiado bien los déficits del régimen del 78: continuidad de las élites económicas del franquismo, supervivencia de las élites políticas y sumisión incentivada por sobres de las instituciones políticas al poder empresarial. Ayuda aún más a entender el cuadro que junto al López Rodó receptor, esté otro ex ministro, éste con Arias Navarro: Villar Mir, constructor y donante. En términos clásicos lo que estamos conociendo en estos meses es el funcionamiento desnudo de la superestructura construida en la Transición y consolidada con la incorporación a una UE que nos asigna sólo dos ámbitos económicos: el turismo (como con aquel desarrollismo franquista) y las grandes construcciones; el abono perfecto para la podredumbre.

No estamos conociendo sólo que estamos gobernados por sinvergüenzas, que no sería poco. Lo que estamos viendo es que la sinvergonzonería de nuestros gobernantes es funcional a nuestro modelo político-económico, es lo que ha engrasado un modelo que nos ha suicidado. Lo que estamos conociendo es que es imposible apostar por un modelo económico diferente del que nos ha llevado a la crisis sin cambiar los cimientos políticos radicalmente; y que a su vez es una quimera pensar en la lucha contra la corrupción sin barrer el modelo económico y las élites empresariales que necesitan la cooptación del poder político.

Parecía que estábamos sólo ante una trama cutre de bigotes y albondiguillas; pronto vimos que Bárcenas había apuntado durante “los más de 28 años de servicios a nuestro partido que han sido ejemplo de profesionalidad y buen hacer” el diseño de lo que más merecía ser llamado Caso PP-Constructores. Cada nuevo dato, siempre en paralelo a casos similares relacionados con la casa real, con gobiernos autonómicos, con otros partidos... hacen que tengamos empezar hablar del Caso Régimen. Para limpiar la casa no basta con barrer: hay que demoler y construir con cimientos nuevos.

(*) Hugo Martínez Abarca es miembro del Consejo Político Federal de Izquierda Unida y autor del blog Quien mucho abarca.
4 Comments
  1. juan gaviota says

    De acuerdo con lo que dices ,y también con lo que no dices ; Que el compañero de viaje del pp fue el psoe; Que comen en el mismo pesebre, y que su silencio y connivencia mafiosa ha facilitado el actual estado de cosas.
    Los dos partidos sirven a los mismos dueños, y en concreto el psoe ha inhabilitado muy oportunamente a millones de personas que les han votado ,creyendo que eran de izquierda.
    Con un estado comatoso, viviendo artificialmente por respiración y alimentación asistida, por medio del préstamo usurero constante, se podía decir que estamos «jodidos», pero contentos ;Porque si dentro de un cuarto de hora se convocaran elecciones las volverían a ganar los que han que han convertido España en un vertedero.

  2. Pintaius says

    Hay más compañeros de viaje, Juan Gaviota. Los CiU y PNV que en el parlamento siempre se prestaron a apoyar al mejor postor y que en sus respectivos «cortijos» aplican sus respectivos recortes. Los UPyD que se han ido escindiendo como metástasis…
    Y todo eso sin hablar de los culpables de «dejadez»…

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