Abucheos

Tuve la suerte de ver en directo en televisión los abucheos a Felipe y Letizia la tarde del pasado viernes, cuando llegaron al teatro Campoamor para asistir a la entrega de los premios Príncipe de Asturias. Y digo que tuve la suerte de ver esa pitada en directo porque no volví a verla en ningún informativo, y hubiese sido muy triste perdérsela. Porque fue una escena inolvidable: la gente se agolpaba en las vallas que protegían las puertas del teatro, silbando y gritando, mientras los príncipes entraban, como dijo la locutora, “sin ni siquiera mirarles”.

Los Premios Príncipe de Asturias 2013 fueron los menos vistos de la historia en TVE, con apenas 914.000 espectadores. Y no es una casualidad. Es un abucheo.

Bronca y pitos para quien, en el discurso oficial, criticó a “las voces pesimistas que solo predican el fatalismo”. ¿En qué piensa Felipe cuando acusa a un español de pesimista/fatalista? En que hay que ser muy sinvergüenza para mostrarse pesimista, y fatalista, en un país como el nuestro, bendecido por una monarquía intachable (la infanta Cristina elaboró facturas falsas para engañar a Hacienda)  y dirigido por un partido político corrupto que trata de desmontar la educación y la sanidad públicas. Un país con casi seis  millones de parados, tres millones de personas viviendo en la calle o en una vivienda indigna, un desempleo juvenil del 56,14%, el hambre rondando a las familias menos favorecidas...

Hay que ser muy miserable para mostrarse pesimista, y hasta fatalista, en estas circunstancias y en un lugar como España, dirigido por políticos de la talla de Montoro, el ministro que asegura en público que en nuestro país “los salarios no bajan, crecen moderadamente”. O como Arias Cañete, el ministro que ve “enriquecedor” que los jóvenes españoles tengan que salir a trabajar al extranjero. El responsable del ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, siempre positivo, nunca negativo, llega a decir que “en España se vive mejor con menos dinero”, porque “aquí se vive con más alegría, sabemos disfrutar, comer y compartir experiencias…”.

Abuchear es manifestar públicamente desaprobación mediante ruidos o gritos. Una forma de desprecio, de desapego, de protesta contra aquellos que viven en otro mundo, en otra política. Aquellos que menosprecian a los ciudadanos insultando su inteligencia. Por eso abuchearon a los príncipes en Asturias, y por eso abuchearon al Partido Popular en la concentración de las víctimas de la Plaza de Colón en Madrid. “El PP es el único partido que ha estado con las víctimas del terrorismo”, respondió Cospedal cuando le preguntaron por los insultos que recibieron en la manifestación.