La mirada de Rajoy

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Imagen de Rajoy con motivo de la grabación para celebrar el Día de la Constitución. / Efe
Imagen de Mariano Rajoy durante la grabación de su discurso con motivo del Día de la Constitución. / Efe

Para conmemorar el 35 aniversario de la Constitución Española, Mariano Rajoy, presidente del Gobierno famoso por su enorme gracejo, grabó un discurso destinado a la televisión. Se emitió el pasado viernes 6 de diciembre, y será recordado no por la brillantez del texto, por el magnetismo personal mostrado por el político o por la brillante coletilla final (¿Buenas noches y buena Constitución?). El discurso de Mariano puede ser considerado histórico porque el presidente, sin duda avergonzado de su labor, no se atreve a mirar a los ojos a los ciudadanos ni siquiera en diferido.

Estamos ante la versión más pusilánime y huidiza de caraplasma. Y es que el bueno de Mariano tiene, aunque parezca increíble, un lado oculto aún más patético del que pudimos ver en la famosa rueda de prensa ofrecida desde una sala contigua, esa que los periodistas pudieron seguir gracias a una pantalla. En el discurso homenaje a la Constitución no es que Rajoy se esconda, es que ya no es capaz de sostener la mirada ni a una cámara, quizá imaginando los millones de ciudadanos que, desengañados y cabreados, puedan estar viéndole desde el otro lado de la pantalla.

Cuentan los técnicos de televisión que caraplasma no miraba al objetivo de la cámara, a los ojos del televidente, porque tenía que leer el texto de su discurso. Incapaz de memorizar, incapaz de improvisar dignamente, incapaz de leer de manera creíble, Rajoy parece perdido. Sin duda debido a esa mirada rapaz, sesgada, de reojo, que iba del centro de la cámara al lado izquierdo de la misma, en un birlibirloque visual que no hubiese superado ni el mismísimo Dioni.

Y es que Rajoy, en el colmo del contorsionismo político, está recuperando ahora la mirada del tigre: los párrafos más duros de su programa electoral, ese que no llegó a estrenar una vez ganadas las elecciones. Para evitar la rebelión de su electorado más conservador, muy irritado tras la liberación de etarras y de la deriva catalana, el presidente apuesta ahora por la reforma de la Ley de Seguridad y la Ley del Aborto. Por recortar las libertades de aquellos que pretendan protestar. Fuera máscaras. Os hemos engañado, de acuerdo, pero desde el cariño y la proximidad. Podéis estar tranquilos, somos tan fachas como vosotros. Y ahora os lo vamos a demostrar...

4 Comments
  1. Albert says

    Desde luego ahora vienen los recortes donde la cara del fascio es más evidente. Pero no olvidemos que los más sutiles, porque sus efectos son a medio y largo plazo ya están hechos. En materia Laboral, Pensiones, Sanidad, Educación, Cultura, Ciencia e Investigación. A corto, los años grises de palo y tente tieso, o por la gracia de su dios y su Obra, pecados de algunos, delitos para el que no se los pueda pagar en clínicas extranjeras.

  2. juanjo says

    Es una rémora. Tiene que dimitir.

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