Podemos, sí, ¿pero queremos?

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Santiago Alba Rico *

Santiago-Alba-RicoLa iniciativa Podemos, cuyo mascarón de proa es Pablo Iglesias, ha generado una enorme respuesta y también un vivo debate dentro de la izquierda. Muchas de las críticas a esta iniciativa son razonables aunque, a mi juicio, parten de un análisis erróneo de la realidad.

Si hubiera una firme conciencia de clases (y en el supuesto de que pudiéramos definir bien los dos términos) y un potente movimiento de masas, si hubiera un partido capaz de catalizar todo el malestar social generado por la crisis, si al menos la gente tuviera muy claro el horizonte de ruptura con el capitalismo que exigen las circunstancias, Podemos sería un atentado a la unidad y un obstáculo para el triunfo revolucionario. Pero lo que hay es, de un lado, un bipartidismo de izquierdas incapaz de llegar a la mayoría social, ni sobre el terreno ni a través de elecciones, y por otro una mayoría social que, sin las ideas claras, cada vez está más harta y cada vez se moviliza más. Son estos dos datos (la división y la impotencia de la izquierda y la falta de claridad del malestar social) las que justifican, si no reclaman, una iniciativa como Podemos. Los peligros, en una y otra dirección, son evidentes y algunas críticas las señalan certeramente: uno es el de contribuir a fraccionar aún más la izquierda; el otro el de hacer demasiadas concesiones al “sentido común” general (que es un precipitado mixto de consumismo, conservadurismo y razonable moralidad abstracta). Si la izquierda fuera hoy realmente una alternativa de gobierno, Podemos sería un insulto. Si la mayoría social tuviese una conciencia transparente de los peligros que nos amenazan, Podemos sería superfluo. De lo que se trata es de comprender que nos hallamos en una encrucijada en la que el bipartidismo de izquierdas no puede conquistar ni el poder ni la calle y en el que el malestar de la gente, que está ya en las plazas, podría transformarse no en un motor de cambio sino en gasolina para el fascismo.

Una de las características del bipartidismo de izquierdas es que alberga, desconectados y hasta reñidos, a miles y miles de militantes comprometidos y lúcidos cuya reunión e integración es imposible. En efecto, una de las consecuencias de ese modelo de militancia, en el marco del régimen de bipartidismo hegemónico asfixiante, con sus talones de acero mediáticos y sus leyes electorales tramposas, es que no puede acumular fuerzas sino sólo dispersarlas, desperdigarlas cuánticamente. La otra consecuencia es que tiende por eso mismo, en virtud de su coraje introspectivo, a elaborar estrategias y análisis a partir de la militancia misma, olvidando la fuente y el destinatario de todo cambio social, así como de la propia actividad militante: la sociedad real construida en otra parte, por otras fuerzas, una sociedad cansada compuesta no de militantes sino de parados, trabajadores precarios, amas de casa en dificultades, rehenes consumidores, etc. que tienen poco tiempo para militar, pero que podrían razonar mejor de lo que lo hacen (y que, además de votar, hablan, se intercambian información y “militan”, a su manera, en asociaciones de padres, parques, peluquerías y asambleas de vecinos). En general (y esta es una discusión política no coyuntural para otro debate) yo creo que, ni en esta ni en ninguna otra sociedad posible, se puede exigir a los ciudadanos que intervengan en todo momento; de lo que se trata es de contar con los mecanismos institucionales que nos permitan intervenir en cualquier momento. Ahora bien, en las circunstancias concretas por las que estamos atravesando, este principio me parece aún más evidente: no podemos cometer el error de elaborar discursos y prácticas para militantes cuando precisamente ese modelo de militancia ha revelado en las últimas décadas -al mismo tiempo que su heroísmo y su valor- sus límites políticos. El malestar social existente es el malestar social que realmente existe, crecido a espaldas de la conciencia política, en el hedonismo de masas, en la gelatina de una democracia abstracta, al calor de una crisis que seguimos tratando de creer coyuntural y meteorológica. Podemos invocar el nombre del pueblo una y otra vez olvidándonos de él; podemos seguir militando al margen de los riesgos del “sentido común”, sobreviviendo en las celdas subterráneas en las que nos encontrábamos cuando estalló el 15M; podemos seguir pensando en una revolución sin sociedad o para una sociedad que ya construiremos ortopédicamente (con consignas y policía revolucionaria) cuando triunfe nuestra partícula. Pero esta estrategia nos pone claramente fuera de juego, y fuera de juego no podemos sino alimentar nuestra introspección jeroglífica, alejándonos cada vez más de la realidad.

También podemos preguntarnos qué hacer con este malestar social. Frente a esta pregunta hay dos posibles respuestas. Una es tomar el malestar social como una “oportunidad”, en sentido puramente partidista, lo que nos convertiría en oportunistas. Al menos desde la salida de la dirección de IU de Julio Anguita, ésta ha sido la estrategia de la izquierda institucional. Alguna críticas dan por hecho que Podemos se inscribe en esta misma lógica oportunista; hay una especie de condena preventiva cuyo fundamento suspicaz podemos compartir, pero que tiene también una peligrosa dimensión casándrica cuya potencia performativa -la gravedad terrestre del pesimismo- incide poco en la realidad pero mucho, y para mal, en los ámbitos militantes. Si Podemos es una respuesta oportunista y militante a la efervescencia del malestar social, les retiraré mi apoyo apenas esa deriva se haga evidente. Entre tanto, si apoyo la iniciativa es porque creo que el malestar social no es una “oportunidad” sino una urgencia: la urgencia de una intervención que sea al mismo tiempo extensiva en su ambición y autopedagógica en su práctica; es decir, que integre la aceptación de los límites del malestar social (sus partes necrosadas y “alienadas”) junto a la necesidad de desplazar esos límites desde dentro. Podemos quiere interpelar a toda la izquierda, la militante y la no militante, la partidista y la líquida, incluso a la izquierda que aún no sabe que lo es (pienso en mi suegra, que durante años votó al PP sin convicción y que votaría a una candidatura de Pablo Iglesias), pero no para pedirle un voto ni para pedirle que milite, sino a modo de vector auto-educativo y auto-organizado de un malestar social que tiene que encontrar a medio plazo su vehículo y su discurso si es que quiere -todo lo que no sea eso es hoy apocalipsis- tomar el poder. El error de la mayor parte de las críticas a Podemos, casi siempre razonables, es que se trata de críticas militantes y para militantes.

Esta necesidad de situarse entre el oportunismo y la militancia justificarían, a mi juicio, algunos aspectos de la iniciativa que me gustan muy poco. Uno es la cuestión del liderazgo. Precisamente el 15M -recordaba Taibo-, con su zapa anti-régimen, surgió contra un formato político en el que el liderazgo vertical ocupa un papel central. Pero precisamente ese rechazo de principio, con su levadura inicial, frenó los procesos de auto-organización de las movilizaciones, que se mostraron más fuertes e incisivas, de modo paradójico, allí donde no se aplicaba de manera estricta ese principio: es el caso, por ejemplo, de la PAH y Ada Colau. Aquí hay también una discusión no coyuntural sobre la superación antropológica del liderazgo (¿podemos pensar en una ética sin ejemplos ni héroes?) y otra relativa a las circunstancias concretas restrictivas en que nos movemos. La sociedad realmente existente (y realmente insurgente) está forjada en el consumismo, el hedonismo de masas y la democracia abstracta, tres vértebras íntimamente asociadas a un espacio público secuestrado por el mercado y sus medios de comunicación. No estoy seguro de que “el ejemplo público” sea antropológicamente superable, pero lo que es incuestionable es el papel central, de legitimación y de manipulación, que juega en las sociedades capitalistas de mercado. Llevo años dedicado casi exclusivamente a escribir libros y artículos sobre el carácter ontológicamente determinante de ciertos formatos mediáticos y mercantiles (lo que he llamado el “gag visual”) y si de algo estoy convencido, mientras apoyo a Podemos, es de que este modelo de liderazgo no va a llevarnos a la sociedad que yo quiero. Pero es que en estos momentos lo que no quiero es lo que yo quiero. Quiero un poco menos. Querer más es renunciar a todo. Mucho me temo que el rechazo abstracto del liderazgo es típico de gente como yo: intelectuales individualistas que muchas veces pretenden convertirse en líderes del no-liderazgo; es decir, en líderes ineficaces. La alternativa realmente existente (en un marco, insisto, en el que la urgencia es el dato más relevante) no es la que opone liderazgo a no liderazgo sino la que opone distintos tipos de liderazgo, distintos tanto en la expresión como en el anclaje. ¿Evo Morales o Berlusconi? ¿Ada Colau o Beppe Grillo? ¿Pablo Iglesias o Belén Esteban? ¿Nelson Mandela o Cristiano Ronaldo? Todo proyecto público es un monstruo sumergido en el mal porque la visibilidad misma está en manos de fuerzas que domina el enemigo. Pero dicho esto, no parece que nos quede otra alternativa que apostar por el pequeño margen de autonomía de la visibilidad, porque lo contrario de visibilidad es oscuridad y llevamos décadas moviéndonos en la oscuridad. En estas condiciones, además, lo contrario de visibilidad es asimismo “pureza”, pero por eso mismo la pureza conduce fatalmente a las tinieblas. Como antropólogo del capitalismo, choco con esta contradicción casi insuperable: la visibilidad es corrupción, la invisibilidad es muerte. Hay que jugársela, porque la pureza es tan elitista como la riqueza, pero socialmente impotente.

La cuestión del liderazgo es inseparable, por tanto, de la segunda cuestión que no me gusta: la del pragmatismo mediático. ¿Es Pablo Iglesias la buena elección y la buena estrategia? Los peligros son dos. El primero tiene que ver con el poder corruptor de los medios, cuyos formatos permiten muy pocos márgenes pedagógicos (pero sí quizás algunos). El segundo tiene que ver con la inteligencia; es decir, con el exceso de inteligencia. La combinación de medios corruptores y excesiva inteligencia es una amenaza para cualquier proyecto político de izquierdas. La inteligencia es un instrumento, pero es sobre todo una tentación. Y esa tentación, inscrita en cuerpos frágiles y juegos de poder complejos, se convierte en casi irresistible en contacto con la visibilidad mediática. En Podemos hay mucha y muy refinada inteligencia (Pablo Iglesias, pero también Monedero o Errejón) y a veces uno desearía que hubiera menos, y más femenina, aún a riesgo de debilitar los instrumentos. Pero si es necesario hacer estas críticas y advertir de los fundados peligros, no estamos en condiciones -me parece- de rechazar esos instrumentos privilegiados. Veamos; y toquemos y empujemos. Habrá que frenar ese exceso de inteligencia colectivizándola y feminizándola, elevándola hacia abajo, alzándola al nivel de la inteligencia media e invisible que debe en todo caso controlar el proyecto. Los líderes políticos son en general títeres de multinacionales o partidos financiados por multinacionales. ¿Es imposible fabricar un títere de colectivos, un muñeco de guante movido no por élites sino por enjambres ciudadanos? La experiencia de América Latina en los últimos años, con sus límites, retrocesos e imperfecciones, demuestra que no es imposible. En la división de trabajo de la construcción política, la “personalidad” no es una ventaja sino un trabajo, y no todo el mundo sirve para ese trabajo, como no todo el mundo sirve -o no de la misma manera- para escribir, componer una canción, montar un vídeo o mediar en un conflicto. Me alegro de no ser Pablo Iglesias pero me alegro de que exista.

La tercera cuestión que me inquieta es el marco electoral en el que surge la propuesta. ¿Se trata de presentarse a las elecciones? Si se trata de eso, me retiro. Pero no es ése el objetivo -me atrevo a decir- de los que apoyamos con más o menos reservas el proyecto. El objetivo es, me parece, acabar con el capitalismo, que es la causa de la crisis, de la destrucción del planeta, de los retrocesos democráticos y hasta de los obstáculos subjetivos. Pero para acabar con el capitalismo hace falta tomar el poder y hace falta tomarlo en las condiciones que nos impone el presente y que he citado más arriba: las de un bipartidismo de izquierdas incapaz de representar el malestar social existente y el de un malestar social existente que (en el supuesto de que fuera al mismo tiempo posible y deseable seguirlas) es incapaz de representarse vías no institucionales (o incluso no sistémicas) de transformación del sistema. La iniciativa Podemos se inscribe en este doble realismo: el de una izquierda limitada por su oportunismo o su pureza y el de un malestar social que se moviliza con fuerza en la calle, pero que busca una  gestión institucional que derrote y sustituya a la de “los que no les representan”. Si no nos damos prisa, el peligro, insisto, es que esa búsqueda acabe en un neofascismo o destropopulismo imparables (como ya anuncia el caso del UKIP inglés o del Frente Nacional en Francia).

¿Por qué presentarse a las elecciones europeas? Porque no significan nada. Pero ¿no es eso una contradicción? ¿Cómo tomar el poder a través de elecciones que no significan nada? Bueno, porque no se trata de tomar el poder mañana sino pasado mañana (pero no la semana que viene). Y para eso hoy tenemos que llamar al bipartidismo de izquierdas a pactar con la sociedad realmente existente, tenemos que arrastrar desde fuera a oportunistas y puros, no para que se unan entre sí sino para que se unan a los no-políticos y a los no-militantes. Una convocatoria electoral europea, que no plantea rivalidades partidistas decisivas ni activa cuotas de poder muy altas, parece una buena ocasión para esta negociación profunda y transversal. También porque la Unión Europea y sus instituciones se van a convertir cada vez más en centro simbólico -ya lo es económico- de las futuras batallas políticas entre las élites del capitalismo continental.

Pero como no se trata de ganar las elecciones sino de tomar el poder para acabar con el capitalismo y restablecer la democracia y ello en el contexto europeo de una pérdida creciente de derechos económicos, sociales y políticos y de pérdida -también- de confianza en las instituciones y en los procedimientos de gestión, el programa que de forma colectiva elabore Podemos (que, recuerdo, no es un partido) con vistas a una eventual coalición electoral, abierta a todos, debe incluir propuestas institucionales y económicas, ecológicas y democráticas, y también sin duda la discusión sobre la salida del euro antes de que el destropopulismo se apropie de una causa que puede ser muy movilizadora en los peores términos, los de un nacionalismo excluyente y antidemocrático. En todo caso, la dificultad no será el programa -hace años que en la izquierda todos tenemos más o menos el mismo- sino el sujeto: quién, cómo y desde dónde se defienda. Si no lo intentamos, no podemos.

(*) Santiago Alba Rico. Filósofo y columnista. Es uno de los firmantes del manifiesto Mover ficha.
44 Comments
  1. Camus vive la lucha sigue says

    Excelente reflexión Santiago. Muchas gracias por tus aportaciones y por mantenerte firme en tus propuestas y análisis a pesar de los ataques despiadados de la guardia pretoriana de vírgenes vestales de Gadaffi.

  2. Lucien de Peiro says

    Excelente reflexión, enfrentándose con buenos argumentos a las contradicciones inherentes al ‘movimiento’ Podemos. Rezuma la reflexión cierto pragmatismo que no quiero interpretar peyorativamente, que seguramente sea necesario si se quiere avanzar desde la izquierda, de verdad. Confío en que no se malinterprete la referencia a las mujeres en un contexto argumental de limitación de la inteligencia (yo no lo he hecho, pero mirando más allá podría llevar a confusión el párrafo en cuestión. Tengo mis dudas ante la salida del euro como objetivo, pues precisamente esa medida es opuesta al pragmatismo (o posibilismo) general del artículo, ¿o no es más pragmático y, quizás sensato, seguir la línea marcada por Varoufakis-Syriza-SinPermiso (Domènech), que desde posiciones emancipadoras consideran suicida dicha salida? Algunas de las preguntas que me sugieren esta excelente reflexión. Gracias Santiago.

  3. Nuri says

    Gracias, pensé que no habían jóvenes con lo que teníamos los que hace 48 años nos plantamos al régimen franquista, mas de un porrazo recibí de los «grises», pensaba que esta casta se habia extinguido, pero me habeis devuelto la fé. Gracias

  4. no ser partido says

    Da igual como se llame: si vas a las instituciones eres partido y seráS político a ojos de quienes ingenuamente te votarán creyendo que no lo eres. Veo bien lo de Podemos si se une a IU y aporta su capacidad de llegar a gente a la que no llega IU. Pero una posibilidad es que acabe en otroBeppe Grillo. Y eso, pasada la euforia, sería un gran paso atrás.

  5. juan hernandez says

    Pues a mi me parece que se os olvida que en IU hay un monton de manzanas podridas y sinverguenzas, igual que en el resto de los partidos. A mi me parece muy buena idea la iniciativa podemos siempre y cuando se mantengan al margen de todos los dinosaurios que estan en los partidos actuales, sean del partido que sean.

  6. juan hernandez says

    Esto es lo de siempre, muy buenas palabras y todos los que se dedican a la politica en este pais son muy buenos todos, hasta que se empiezan a hacer investigaciones y salen corruptos por TODOS los lados, da igual derecha, centro o izquieda, necesitamos con urgencia un partido nuevo, de gente joven con iniciativa para quitarnos de encima la lacra de los politicos actuales. Yo solo espero que Podemos se mantenga al margen de todos estos carroñeros, ni pactos ni historias. Y si lo hacen asi, estoy seguro de que el numero de simpatizantes se multiplicara enormemente. Pero si por el contrario empezamos a considerarlo como otra opcion de la izquierda, siguiendo las mismas pautas que sigue en la actualidad IU os digo de antemano que no servirá para nada. La gente de este pais estamos hartos de politicos que se creen por encima de los demas, que aprovechan sus 4 años para hacerse rico y vivir del cuento, y de estos hay un monton tambien en IU, no es diferente a mi entender, pero si podria serlo la iniciativa Podemos siempre y cuando se mantenga al margen de toda esta mezquindad.

  7. Fernando Sanz says

    Buenos días. He leído con sumo interés el artículo sobre si queremos o no queremos la opción de Podemos.
    Primero he de manifestar que yo SÍ he apoyado a Podemos en los primeros días de su andadura y hoy, apenas una semana después continuo apoyando ya que no ha ocurrido nada, no ha pasado nada distinto desde entonces. Pero sí se han dado pasos y, desgraciadamente, no han sido coincidentes con las intenciones iniciales de la criatura.
    Plantea en su artículo que si hubiera una conciencia de clase firme en la sociedad Podemos sería un insulto. Pero que lo que hay es un bipartidismo de izquierdas y una mayoría social harta. Si la mayoría social tuviera conciencia de los peligros del capitalismo Podemos sería superfluo. Así, afirma que el bipartidismo de izquierdas no puede conquistar el poder ni la calle y el malestar social puede derivar hacia el fascismo. En esta afirmación hay dos cosas que llaman la atención. Una es incluir bajo la definición de izquierdismo al PSOE si a los hechos nos referimos. Es posible que ellos se definan así y eso se admita. Pero si analizamos sus actos políticos y de gobierno, obviamente eso no ocurre. Es como si a un hombre de los de plato en la mesa y mujer en casa callada cuidando la camada que se definiera a sí mismo como feminista le fuera admitida esa definición. Pero si analizamos sus actos concretos llegaremos al acuerdo de que ni el uno es izquierda ni el otro feminista. Pero lo siguiente es determinar que ese bipartidismo de izquierda no puede convertirse en alternativa, no puede capitalizar el descontento. Pero para afirmar eso se basa en… ¿sensaciones? ¿encuestas? ¿valoraciones objetivas como…? ¿Qué dato objetivo puede poder sobre la mesa en el que determine que el activismo de la militancia y el hartazgo social no van a ir de la mano? ¿Las entrevistas de la televisión? O son sus valoraciones subjetivas las que le niegan a fuerzas como IU la capacidad de hegemonizar la protesta. Podríamos poner otras valoraciones sobre la mesa, por ejemplo el resultado de IU en Galicia, pero mejor no se nombran, ya que ahí sí ha captado y capitalizado el descontento, pasando a convertirse en la tercera fuerza política partiendo de la nada. Podríamos hablar del papel de Gordillo en Andalucía que sí capta (aparentemente al menos) el descontento social. Pero nada de eso se cita. Se hace una afirmación y se mantiene, sin analizar que, aún aceptando ese hecho, que no fuera capaz de capitalizar, una de las criticas que se puede hacer a Podemos es que puede parecer que su creación sea una maniobra para que, sobre todo, la izquierda siga siendo incapaz de capitalizar el descontento social. En cuyo caso, la máxima militar de “divide y vencerás” se transforma en “Divide y todo seguirá igual”.

    A continuación se habla de la composición de esa sociedad, dividiéndola entre militantes y sociedad real, explicando que esta sociedad real, compuesta de todo tipo de ciudadanos, destinataria última de toda acción política, debe tener abiertos caminos de participación. No se trata de que “intervengan en todo momento” sino de que intervengan “en cualquier momento”. Y frente al despotismo de invocar al pueblo sin acordarnos de él propone acercarnos a la realidad. Y ahí me asaltan ciertas preguntas que tampoco responde. ¿Qué pueblo? A estas alturas de la película hablar de pueblo sin más es un acto de populismo evidente. ¿Qué pueblo? ¿Los ciudadanos que se alzaron en Gamonal o los ciudadanos del centro de la ciudad que callaron? ¿Qué pueblo? ¿Los ciudadanos que nos manifestamos y ocupamos la plaza de Sol en el mes de mayo o los ciudadanos que salieron a defender el “derecho a la vida” y a saludar al Papa en el mes de junio? Porque bajo el calificativo de pueblo sin más, todos somos pueblo. Hay que mojarse un poco más. Y ahí entramos en conceptos ideológicos que nos llevan de cabeza a esa militancia que rechazaba al principio del párrafo. El pueblo trabajador. La clase obrera. Y sentirse clase obrera en estos tiempo, es un acto militante. Probablemente siempre lo ha sido. Luego volvemos al principio. Pero aún hay más. Si aceptamos el concepto de clase obrera, de pueblo obrero, pueblo trabajador, nos encontramos con la contradicción mil veces denunciada pero terca como una mula parda: los representantes de la clase obrera son los que son: CC.OO. y UGT. ¿Vendidos? Sin duda ¿Su comportamiento es antirrevolucionario? Evidentemente. Pero aquellos que tienen conciencia de clase y se sindican en este país les apoyan. No nos gusta, evidentemente, pero es un hecho que la clase obrera les apoya mayoritariamente. Es cierto que estamos entrando en otro tema y otro jardín. Pero puede ser valido a la hora de definir qué se entiende por pueblo cuando lo invocamos y cuando se plantea crear nuevas vías de comunicación horizontal y vertical (no olvidemos que esa verticalidad existe y entronca además con el siguiente punto). Habría que recordar que, frente a los que hablan de nuevas formas y nuevas vías de participación, que al principio del siglo XX en Rusia se creó un tejido de democracia horizontal a través de asambleas de trabajadores. Esas asambleas, por si a alguien no le suena, se llamaron “soviets” (asamblea en ruso) y, con sus convenientes corrupciones, evitables e inevitables, desaparecieron en 1992, con la descomposición de la URSS.

    Analiza a continuación el autor la creación de Podemos bajo el prisma de la “oportunidad”. Denuncia y avanza que si Podemos se convierte en una mera opción oportunista les retirará su apoyo. La diferencia está en que “no se trata de una oportunidad sino de una urgencia” establece. Denuncia igualmente la condena preventiva que por oportunista se hace con Podemos por parte de los críticos. En ese marco suspicaz de denuncia del oportunismo avanza las intenciones de Podemos de interpelar a toda la izquierda, la militante y la no militante. Y en eso tocamos el acto de fe. Si Podemos hace tal le retiraré mi apoyo. Aval que no se concede a IU precisamente en el momento que, por razones de “oportunidad”, podría superar la posición de subalterno del PSOE que le cayó en gracia con la constitución y la Ley tramposa creada para eso precisamente por la derecha y esa “otra” izquierda, según confesiones del señor Herrero de Miñón, coautor de la Constitución española. Es decir se critica a IU, víctima del sistema, por su incapacidad para “tomar el poder” (aunque sea el de la calle) y se hace precisamente en el momento en el que quizás podría hacerlo (por la oportunidad que le da el descontento y la desesperación social). Y no solo se critica que no rompa el ostracismo sino que además se establecen mecanismos para evitar que lo logre, creando otras vías como Podemos, y justificándolo con las consecuencias que ellas mismas generan. Se critica esa oportunismo como si hubieran aparecido de la noche a la mañana, como si hubieran creado una marca a remolque de las manifestaciones (como han hecho el partido X o el propio Podemos), obviando que esa organización, IU (por no hablar del PCE), llevan casi treinta años peleando por no desaparecer. Y ahora que podrían recoger los frutos de ese estar ahí todos los días, de resistir las diversas oleadas de antisocialismo populista y renovador cercano al PSOE, se les critica como si fuera mero oportunismo.

    Plantea a continuación el autor el complicado asunto de los liderazgos. Complicado porque todo liderazgo es una cesión de soberanía e identidad. Y es cierto que los egos, incluso en la lucha contra los liderazgos, tienen su peso. A menudo sólo hay que bajar a una asamblea (aunque sea de vecinos) para ver como se pasean por el auditorio. Pero, además, todo exceso de protagonismo implica déficit de proyecto. Cuanto más se sigue a un líder, menos se siguen sus ideas. Un ejemplo, para mi evidente, sería el de Hugo Chávez. Mareas humanas infinitas para rendirle homenaje póstumo y un exiguo 1% de ventaja de su sucesor en las elecciones presidenciales. Y ahí unimos el problema del líder al siguiente punto, el programa. Podemos no tiene programa todavía, tiene líder. Todo el mundo lo conoce. Está en todas las televisiones. Casualmente, no ha habido jamás, repito, jamás, un líder de izquierdas (más allá de esa “izquierda” llamada PSOE) que haya tenido semejante cobertura mediática. Y eso resulta sorprendente, a no ser que pensemos que se ha dado un enorme giro democrático en los medios de comunicación. Resulta que ahora son tan democráticos que incluso la izquierda tiene hueco. Ahora bien, sólo la izquierda radical de Podemos. Porque a Alberto Garzón sigo sin verlo y de IU apenas se habla. Y por supuesto, Gordillo es un apestado. Eso podría ser un error del sistema (dejar escapar al control mediático a un enemigo del sistema) o una maniobra que alguien desde la oscuridad de la cabina de producción repite cada vez que Pablo Iglesias aparece en la pantalla: divide, divide, divide. Si pensáramos en estos términos, parecería que los medios de comunicación capitalistas tienen más miedo a IU (a la que silencian) que a Podemos (a la que amplifican). Sin embargo, ese puede ser su error. De hecho, Podemos no tiene la culpa (o quizás sí, pero eso es ser mal pensado y no hay más pruebas para ello que la difamación) de tener a su servicio un altavoz tan potente como las televisiones. Y sí, es cierto, sería estúpido no utilizarlo. ¿Pero ese beneficio lo miramos bajo el criterio de una organización o de la solución de los problemas? ¿Si es bueno para Podemos, es bueno para afrontar la solución de los conflictos sociales y políticos? Por el contrario, ¿podría ser que ese beneficio de Podemos dificultara la solución al debilitar a la fuerza mayoritaria de la izquierda? ¿Sería eso posible? No se trata de que la pureza ideológica nos condene a la oscuridad. Los que condenan a la oscuridad son los medios privados de comunicación que sirven a los intereses generales del capitalismo que Podemos asegura pretende destruir.

    Imagino que cuando Alba Rico dice que el objetivo de Podemos es tomar el poder para acabar con el capitalismo, supongo que lo hace partiendo de la base de que Podemos seguirá contando con el apoyo de los medios privados de comunicación más allá de las elecciones y según vaya alcanzando cotas de poder. De igual manera, supongo que estima que Podemos conseguirá cambiar la correlación de fuerzas y modificar por sí sola la Ley D’Hont, de manera que no quede relegada a la nada. Que hará lo que no logró hacer ni el PCE de Santiago Carrillo, ni la IU de Anguita, ni la CUT de Gordillo. Para eso nace Podemos, para cambiar la historia de un fracaso, y así, supongo que piensa que cuando Podamos hable de las dos orillas (porque tendrá que hacerlo si quiere acabar con el capitalismo) PRISA y La Sexta le prestarán un apoyo cerrado. Supongo que eso es así, porque si no, no se entiende ese interés por crear algo nuevo para ir a las elecciones por separado. Si en el mejor de los casos se quedaría en el lugar que ahora tiene IU, relegando a ésta a la casi marginalidad, ¿qué habremos ganado como movimiento? ¿Qué avances se habrán conseguido en la lucha contra el capitalismo?

    Yo apoyé a Podemos (firmé el primer día) y sigo apoyando el movimiento y la idea, pero no como una opción distinta a IU, sino como una opción para sumar a IU. Cediendo allí donde haya que ceder y abriendo lo que haya que abrir. El sueño de los verdaderos socialistas de este país pasa por tener una lista con Alberto Garzón, Anguita, Gordillo, Cañamero, Pablo Iglesias, Beiras y Ada Collau juntos. Y si para eso Podemos puede ayudar, mantendrá mi apoyo. Todos deberíamos empujar en esa dirección. Y en ese sentido se manifestó el propio Pablo Iglesias: “todos los diputados anticapitalistas son mis diputados” Pero si, en lugar de eso, lo que se pretende es crear una nueva organización, por muy etérea y abierta que sea, por muy electrónica que se quiera, que no se sume a las que ya hay, sino que busque su espacio privativo, arañando y dividiendo un poco más lo ya dividido conseguirá lo contrario de lo que dice pretender. No sólo no destruirá el capitalismo sino que facilitará que supere una situación de crisis social sin tener que pagar demasiados peajes. En definitiva, estaríamos haciendo una vez más el juego a la derecha y a esa “izquierda” cuyo objetivo es y ha sido vivir a costa de la izquierda que lucha contra el sistema y al mismo tiempo apuntalarlo cuando parece que surgen grietas. En la época de Julio Anguita en la dirección de IU los submarinos eran Cristina Almeida y otros cuadros de IU que luego pasaron por el PSOE a cobrar los servicios prestados. Quizás dentro de unos años veamos a Pablo Iglesias buscando recompensas en Ferraz. Esperemos que no suceda. Pero para ello, la función de Podemos no debe ser presentarse por separado aduciendo que Iu no ha querido prestarse a unas primarias abiertas en las que podrían votar, por ejemplo, los miles de socialistas anti IU (por cierto, sólo hay que leer los comentarios de Facebook para darse cuenta de que los que se están arrimando a Podemos son sobre todo anti Iu y anticomunistas. Muy pocos comentarios he leído lamentando las dificultades de una convergencia) La función de Podemos debe ser reunirse una y mil veces con IU y con las demás izquierdas de este país (las de verdad, no el PSOE) y discutir, negociar, ceder y volver a discutir. Una y mil veces. Ese fue el motivo de mi apoyo. “Que todos los diputados anticapitalistas sean del partido que sean, sean los nuestros”. Y para ello hay que acercarse con humildad a aquellos que llevan treinta años luchando en condiciones muy difíciles cuando no hostiles (de nuevo Julio Anguita) contra los medios de comunicación y la propaganda antisocialista. Eso es lo que hay que hacer, no hacer una oferta trampa que ninguna organización soberana podría aceptar. Decirle a una organización cómo debe hacer sus listas. Para que nos entendamos, la propuesta de Podemos a IU es como si IU le propusiera al PSOE ir con ellos a las elecciones, pero exigiéndoles para eso que primero deberían renunciar a las primarias… obviamente, es algo absurdo. Así pues, retomando lo que Alba Rico plantea y se ha comentado en un punto anterior, las intenciones de Podemos deben ser interpelar a toda la izquierda, la militante y la no militante. Que se centre en eso y favorezca la convergencia para que no sea un elemento más de diáspora del voto de izquierdas.

  8. Vicent says

    En el primer comentario leo: «[…] una de las criticas que se puede hacer a Podemos es que puede parecer que su creación sea una maniobra para que, sobre todo, la izquierda siga siendo incapaz de capitalizar el descontento social. En cuyo caso, la máxima militar de “divide y vencerás” se transforma en “Divide y todo seguirá igual”.[…]

    Confundir a Podemos con ese tipo de maniobra es no confiar en los miles de personas que lo apoyan y en los que están dando la cara para que la iniciativa prospere. No estoy en esa confusión.

    Pensar así es una opción como otra cualquiera pero yo voy a aprovechar la ocasión para expresar mi confianza en que lo que se pretende a corto o medio plazo es unir a la izquierda para parar los despropósitos y atrocidades que acontecen a diario protagonizados por muchos políticos y empresarios. También pienso que ninguno de los implicados en Podemos puede estar seguro del éxito que vamos a tener precisamente porque dicho éxito depende de todos y no solo de personalismos. Yo doy mi apoyo a Podemos.

  9. latercaiutopia says

    Necesitamos candidatos que emocionen y enganchen a la gente y la unidad de la izquierda http://luisangelaguilar.blogspot.com.es/2014/01/necesitamos-candidatos-que-emocionen-la.html

  10. Rae says

    «Si hubiera una firme conciencia de clases (y en el supuesto de que pudiéramos definir bien los dos términos)»

    O al menos los pudieras escribir bien. «De clase» Santiago, «de clase», en singular.

  11. jivago says

    Vengo a comentar aquí porque es my dificil decirle nada a esta inicitiva en casi ningún sitio, solo podemos leeles y además escucharles que estamos cntamindos con toda suerte de malas hierbas que nos hacen poco puros.
    Como en otras ocasiones los puros son aquellos qye ya se han autoproclamado como tales.
    Esta misma actitud hizo a la mayoría de militantes de IA declararnos el 15M como pequeños burgueses consumistas y reformistas.
    Después de este tiempo en el que decidieron guardarse el discurso y hasta convocar Alternativas Desde Abajo, se quitan la manta y nos traen Alternativas Desde Arriba (la misma sigla pero otro contenido.
    Tienen tiempo de cambiar y poner la oreja y pensar menos en q

  12. jivago says

    Vengo a comentar aquí porque es my dificil decirle nada a esta inicitiva en casi ningún sitio, solo podemos leeles y además escucharles que estamos cntamindos con toda suerte de malas hierbas que nos hacen poco puros.
    Como en otras ocasiones los puros son aquellos qye ya se han autoproclamado como tales.
    Esta misma actitud hizo a la mayoría de militantes de IA declararnos el 15M como pequeños burgueses consumistas y reformistas.
    Después de este tiempo en el que decidieron guardarse el discurso y hasta convocar Alternativas Desde Abajo, se quitan la manta y nos traen Alternativas Desde Arriba (la misma sigla pero otro contenido.
    Tienen tiempo de cambiar y poner la oreja y pensar menos en que únicamente les oigamos.
    http://www.jivablog.com/21-01-2014/podemos-pero-esperamos-que-se-cumpla.html

  13. paco otero says

    Sr. Alba Rico he pasado su magnifico trabajo a mi archivo informático a fin de estudiarlo a fondo pues comparto prácticamente todo lo expuesto, pero necesito estudiarlo pausadamente…y aun así, me adelanto a exponer algunas explosiones primarias y primeras que no puedo evitar tras esta lectura en la madruga…1ª, la falta de debate mas allá de lo relacionado con el consumismo impuesto nos a creado una sociedad débil que por lógica responde a la falta de continuidad en este mercado y por tanto, ¡ojo! con cambiar de mitos-lideres como los por usted expuestos «Iglesias /Esteban…» y no confundir este continuismo consumista con un cambio de sistema,desde una base que hasta hace dos días ha estado despreciando con arrogancia el saber y el conocimiento valorando fundamentalmente lo mas banal de lo material y la tecnología

    2ª no admito por falsas e manipuladoras las asambleas donde los portavoces son siempre los mismos…seguiría con otros temas pero no me encuentro en estos momentos con capacidad y espero como le he indicado volver a su magnifico trabajo mas despacio y con mas lecturas, pues lo encuentro imprescindible en estos momentos …gracias SANTIAGO ALBA

  14. Bruno Vilela says

    Como sempre, parabéns a Alba Rico. Encantou-me o artigo.

  15. latercaiutopia says

    IZQUIERDA UNIDA y PODEMOS llamadas a entenderse…
    … y a liderar una candidatura única de la izquierda que detenga el perverso bipartidismo actual. http://luisangelaguilar.blogspot.com.es/2014/01/izquierda-unida-y-podemos-llamadas.html ARTÍCULO DONDE SE CITA ESTE

  16. PereJoan says

    En tu linea, que comparto, sobre los pueblos arabes e islamicos comparto el enlace al streaming a lo que me parece una interesante proxima conferencia de Tariq Ramadan “In the name of People’s Freedom: towards an Islamic Liberation Theology” http://tariqramadan.com/english/ai1ec_event/live-stream-conferencein-the-name-of-peoples-freedom-towards-an-islamic-liberation-theology/?instance_id=99

  17. Alvaro says

    Podemos SI, pero SI queremos!!!
    Como tua sogra disse que vota, siga-la sem perguntas. Nao confunda a questao, materia para muitos artigos. As questoes da cidadania e da democracia, sao praticas.
    Os dois durrutianos porto alegrenses, aos Podemos. Abrazos y alegria.

  18. Alvaro says

    acabo de leer en aporrea.org – la a Madrid.
    creo el panuelo izquierda esta listo para no dejar una vez mas escapar por los dedos la vitoria en las elecciones!
    en tu articulo podemos/queremos, la cuestion organizaccion/movimientos, partidos de izquierda –> todos menos um, n-1.
    Una onda organizada de partida y llegada –> el (el pueblo de todas las Españas presente.
    Mantener nuestras posiciones de fuerza como ciudadanos y comuneros de todos reinos y republicas de España en el meio deste teoria rico-mone, Pablo Iglesias al cuadrado, PoDEMOS SI si queremos SI
    Vamos ganar les elecciones SI
    El pacto de la Moncloa? El ciclo se acabó.
    Hacer una nueva constitucion : republica federativa do reino monarquico democratico de los pueblos de España?
    Perdona mi francoportoñol
    Abrazos de dos durrutianos portoalegrenses vida longa la lucha sigue

  19. vale says

    Si SAR es de izquierdas yo soy del Atlético de Madrid (y no lo soy).

  20. Cordura says

    Lo que mejor define a este hombre es que es un servidor del Imperio. ¿Consciente y voluntariamente? No puedo asegurarlo, desde luego. Pero a los hechos me remito.

    Ojalá cada vez menos gente compre su mercancía averiada.

  21. beniezu says

    Cuando PODEMOS pide democracia ¿ a que tipo de democracia se refiere?
    http://beniezu.blogspot.com.br/2014/09/a-proposito-de-podemos-que-significa.html

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