Luis Goytisolo *
Cuando Gabriel García Márquez me preguntó qué me había parecido Cien años de soledad, de la que fui uno de sus primeros lectores, le dije la verdad: que me había gustado mucho aunque, a mi entender, le sobraban unas cien páginas. A partir de entonces, nuestra relación -siempre cordial- no volvió a ser la misma, más profesional, centrada más en el oficio que en una relación entre amigos.
Sin embargo, siempre he considerado que Cien años de soledad y, en general, Gabriel García Márquez, es el mejor representante del realismo mágico, buque insignia de ese fenómeno mediático que fue el boom, algo ajeno a la obra de sus principales representantes, Vargas, Fuentes, Cortázar, Cabrera Infante... Podría relacionarse, en cambio, si se le quiere llamar así, con escritores algo anteriores, como Rulfo, Carpentier y el propio Borges. Pero yo prefiero respetar la personalidad y las características de cada uno de ellos.
El boom se formó a partir de tres centros: Barcelona -la Barcelona de entonces, en la que vivieron, además de GGM, Vargas, Donoso, Edwards, Pitol, entre otros-, París y México. Y el concepto de realismo mágico tendió a ser aplicado al conjunto. Las actuales tendencias en el ámbito de la novela latinoamericana van por otro lado. Pero no cabe duda de que Cien años de soledad supuso, en cierto modo, el disparo de salida.
¿Y qué más, don Luis?
Escueto y certero, como siempre.