Haciendo camino al andar. Algunas notas sobre la campaña electoral

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Pablo Iglesias *

Pablo_Iglesias_candidato_PodemosPodría parecer absurdo o precipitado reflexionar sobre la campaña electoral en el preciso momento en que más inmersos estamos en ella. Sin embargo, merece la pena lanzar algunas ideas al respecto que, sin ser del todo novedosas, comienzan a adquirir otra densidad y alcance a medida que hacemos camino al andar.

1. Podemos sorprendernos: cuando Podemos hizo su aparición, alguien describió su presentación como una aventura que, tarde o temprano, tenía que transformar la iniciativa original. Arriesgarse a buscar una mayoría social en un espacio político inédito, al margen de siglas e identidades tradicionales, no era poca cosa. Desde el primer momento, el experimento compartido comenzó a desplegar a su alrededor una ilusión y simpatía crecientes. Como también se dijo a los pocos días de comenzar, el entusiasmo, no sólo el miedo, debía cambiar de bando.

Hoy, tras cinco meses de trabajo intenso, nos encontramos en otro momento: una campaña electoral en la que lo más importante no sólo se mide en términos cuantitativos, de participación, que también, sino también por los muchísimos e inesperados espacios que se están abriendo. En primer lugar, desde luego, por la proliferación de círculos, que están haciendo un trabajo enorme, pero también por el trabajo de muchísimas personas que, desafiando las circunstancias sociales, familiares, etcétera, que tantas veces impiden o dificultan la participación ciudadana, han comprendido perfectamente qué está en juego y cuál es la urgencia que debemos afrontar: sus encuentros, sus relatos, sus fotografías, sus pequeñas acciones, su boca a boca, sus vídeos, sus frases en la calle o en las redes sociales, todo eso, de manera emocionante, ha conseguido insuflar  vida y realidad a estructuras electorales tradicionalmente poco predispuestas a la carne y al hueso, sino, desgraciadamente, al maquillaje, en su sentido más banal, y al juego de trileros del "y tú más". En suma, una campaña desde abajo y con los de abajo.

2. Europa: que Podemos diera el pistoletazo de salida a los quince días de ajetreo electoral con un acto con jóvenes exiliados en Berlín tenía un claro sentido: cancelar la distancia entre lo simbólico y lo político. Apoyar a los muchos españoles que han tenido que marcharse a Alemania por culpa de la casta y de un mercado laboral decrépito quiso ser algo más que un gesto. El beso entre Rajoy y Merkel no es sólo motivo de vergüenza política, sino del exilio económico de miles de personas al año. Era necesario señalar que el 25-M las personas comunes nos jugamos mucho: entre otras cosas, adónde debemos mirar para encontrar las causas y los responsables de lo que nos sucede. En esta Europa de los bancos no hay Madrid sin Berlín, ni Rajoy sin Merkel y sin los especuladores a los que representan. La representación política debe ser otra cosa, por eso nuestra campaña tenía que comenzar allí donde radica uno de nuestros problemas fundamentales: que quien manda, no se presenta a las elecciones, ni aquí, ni en Alemania, ni en Europa.

3. Medios y fines: a lo largo de esta campaña, el proceso que se abrió con dudas, balbuceos y no pocas contradicciones, empieza a darnos algo de razón. Primero fue la participación y el compromiso de los miles ciudadanos que tomaron parte en nuestras primarias abiertas, batiendo el récord en unas elecciones de estas características.

Obviamente, comparto y entiendo el hastío electoral de la ciudadanía, su repulsa hacia esa hipocresía de campaña que lleva a políticos que traicionan sus programas a dibujar sonrisas de hojalata para ganar un puñado de votos. Ya lo hemos visto demasiadas veces. Por ese motivo, entre otros, la campaña de Podemos no podía ser entendida solo como un mero  instrumento para conseguir la visibilidad de la representación electoral, sino también, en cierto modo, como un fin, como una experiencia de aprendizaje democrático.

Hay muchos factores decisivos: primero, sin duda,  la capacidad de los círculos, que no sólo han participado activamente en la elaboración del programa, sino que han trabajado en el proceso electoral, lo cual ha hecho posible un despliegue electoral desde abajo pocas veces visto en la política española. Sin toda esta solidaridad y voluntad de cambio en barrios, plazas y pueblos, no habríamos conseguido aparecer como la gran sorpresa en las últimas encuestas, que señalan claramente que no hacemos más que crecer.

En segundo lugar, más allá de toda reducción de la política a una cuestión numérica, lo cierto es que el ambiente que se genera en nuestros actos, la cantidad de gente que los llena y los sigue a través de las redes sociales, nos hace sentir que estamos en el buen camino. La combinación de gente trabajando en la calle, hablando de política, demostrando a su manera que es posible, y de personas esmerándose en hacer de Podemos un actor político relevante, también en el nivel mediático, está resultando fundamental.

Desde este punto de vista, ya estamos "ganando" algo decisivo. Sin embargo, necesitamos más, y, sobre todo, queremos más. Por eso (n)os preguntamos: ¿cuándo fue la última vez que votaste con ilusión?

(*) Pablo Iglesias es cabeza de lista de Podemos al Parlamento Europeo.
Programa electoral de Podemos (PDF).
1 Comment
  1. Llibertat says

    Me gustaría saber, cómo Podemos, aún teniendo unos buenos resultados electorales el las próximas elecciones al parlamento europeo, podremos hacer frente a todo este poderío de la Troika y tratar de cambiar el rumbo de esta situación social a la que vivimos desde, naturalmente, entrando desde el entramado de la política?

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