Escaños vacíos en Europa

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Luis Prado *

Luis_Prado_Escaños_en_BlancoCuando en cualquier faceta de la vida nos invitan a elegir, lo primero que debemos hacer es preguntarnos qué es realmente lo que vamos a escoger. En estas Elecciones Europeas la maquinaria propagandística vuelve a la carga, como es habitual, trasladando a los ciudadanos la urgencia del momento y la responsabilidad que tienen de marcar el rumbo no sólo de la Unión Europea sino de sus vidas.

Nada más lejos de la realidad. Desde hace mucho tiempo todas las elecciones se han convertido en las elecciones del siglo: fundamentales, acuciantes, irrepetibles; sin embargo en estas, como en la mayoría de ellas, el poder de decisión popular es completamente secundario. Es una realidad terca que se repite constantemente: las cosas verdaderamente importantes no se preguntan a los ciudadanos.

La Unión Europea funciona con tres órganos de poder: la Comisión Europea, compuesta por comisarios que son elegidos por los jefes de gobierno de los distintos países;  el Consejo de la Unión Europea, compuesto por los ministros de los distintos países, en función del tema a tratar, y por último por el Parlamento Europeo. La iniciativa legislativa parte de la Comisión, y la decisión final es aceptada por el Consejo. Por el medio, el Parlamento Europeo  puede proponer enmiendas, o incluso llegar a servir de freno caso de conseguir una mayoría absoluta de sus miembros. En definitiva: es el órgano con menos poder en el funcionamiento de la maquinaria y su única función es la de servir de freno a las políticas de la Comisión.

No sabemos si esto es mucho o poco, pero desde luego es algo sustancialmente distinto a lo que nos traslada la publicidad institucional, que  parece situar el voto de los ciudadanos en el epicentro de las toma de decisiones en Europa.

Sin sorprendernos demasiado, constatamos que el mismo mecanismo es el que sucede en España en sus Elecciones Generales, donde los ciudadanos son convocados a las urnas a elegir a unos representantes que no tienen ninguna obligación de cumplir con su programa y que, de hecho, una vez depositado el voto, se permiten el lujo de hacer exactamente lo  contrario a lo prometido. Son las elecciones convertidas en una tómbola, sin ninguna garantía ni posibilidad de reclamación.

En vez de decidirse el futuro de los ciudadanos parece más bien que lo que se decide es la legitimidad del sistema, el futuro de algunas personas y el futuro de los partidos políticos. Cada eurodiputado recibe del bolsillo de todos nosotros un buen sueldo y unos complementos de lujo. Sin ir más lejos, sueldos y complementos aparte, les subvencionamos 320 euros al día en dietas, lo que les posibilitaría comer a diario en el mejor restaurante del mundo. Este hecho que parece anecdótico ya dibuja una clase social diferente entre electores y elegidos. Pero eso no es todo: en cada plebiscito se decide también la financiación de los partidos políticos: en estas europeas cada partido que obtenga representación va a recibir 32.508,74 euros por cada escaño obtenido y un mínimo de 1,08 euros por cada voto entre otras subvenciones.

Es necesario por lo tanto, decidir qué hacer y qué postura tomar cuando lo que se nos ofrece son migajas democráticas, cuando la oferta son las sobras y nos lo venden como el plato estrella de la casa a un precio de oro.

Desde el partido Escaños en Blanco proponemos rechazar la oferta, pero no mirar hacia otro lado. Por ello proponemos a los ciudadanos utilizar su voto para dejar escaños vacíos en las instituciones. Ofrecemos esta alternativa no porque no existan buenas ideas o buenas opciones encima de la mesa, sino porque entendemos que no es un problema de falta de partidos, de personas, o de ideas: es un problema de reglas de juego que se han mostrado fraudulentas.

El partido Escaños en Blanco se presenta a las elecciones con un sólo punto en el programa: dejar vacíos los escaños que consiga renunciando a todo tipo de sueldo o subvención. Es una forma de abrir una brecha en los parlamentos y permitir la entrada de toda esa gente que quiere decir un NO bien claro y bien rotundo a estas reglas de juego.

De este modo pretendemos varias cosas: en primer lugar dar una representación real a todos los ciudadanos, también a aquellos que se han visto excluidos del juego democrático y que hasta ahora se han visto obligados al voto en blanco, al voto nulo o la abstención, opciones todas ellas que condenan al ciudadano al ostracismo. En segundo lugar introducir presión en la clase política a base de tocar sus puestos de trabajo y su financiación económica que, entendemos, puede que sea al fin y al cabo una de las cosas que verdaderamente les importe. Y en tercer lugar pretendemos generar un debate imprescindible en la sociedad: no un debate acerca de la política del "y tu más" o del "y tu peor" característica de las habituales tertulias de casquería política a las que estamos acostumbrados, sino un debate acerca de qué democracia tenemos y cual queremos tener.

Desde el partido Escaños en Blanco no pedimos el voto, no queremos convencer a nadie, simplemente informamos de que el próximo 25 de mayo los ciudadanos podrán expulsar políticos del Parlamento Europeo.

(*) Luis Prado es cabeza de lista de Escaños en Blanco al Parlamento Europeo.
Programa electoral de Escaños en Blanco (PDF).

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