Jesús Cuadrado *
La ira no es suficiente explicación para el terremoto electoral que se confirma, y se agranda, en este último barómetro del CIS. Se consolida la tendencia de los últimos meses y todo lo que se recibía con “sorpresa” en el barómetro de julio se rebota en éste multiplicado y fortalecido. La intención directa de voto, que en el barómetro de este mes es el dato más fiable, no es la única señal de cambio profundo del escenario político; el cruce de datos sobre posiciones ideológicas, edad, formación, estatus social y otros, expresa hasta qué punto los cambios son mucho más que un estado de ánimo, sea ira u otro, como se interpreta con tanta frecuencia.
Empecemos por la edad. Lo que dice el barómetro de octubre es que los jóvenes dejan de votar en masa al PP y al PSOE y que gran parte del voto de ambos partidos proviene de los mayores. Sólo un 9,5% de los más jóvenes, los que tienen entre 18 y 24 años, votarían al PP, mientras que un 20% de los mayores de 65 años se inclina por este partido. Curiosamente, el PSOE consigue los mismos porcentajes en ambos grupos de edad. Lo contrario de lo que ocurre en los partidos emergentes, como UPyD, Ciudadanos y, sobre todo, Podemos, al que votaría el 21% de los más jóvenes, frente a sólo el 5% de los mayores de 65. No parece, pues, que estemos ante movimientos electorales de corto recorrido.
Si los datos que cruzamos son los del nivel de estudios de los electores encuestados, las tendencias confirman movimientos similares. Así, por ejemplo, de quienes aparecen en la casilla “sin estudios”, un 25% votarían al partido de Pedro Sánchez, mientras sólo un 1,4% lo haría a la organización de Pablo Iglesias; por el contrario, de quienes tienen estudios universitarios, un 7% se inclinaría por el Partido Socialista y un 20% por Podemos. En la observación de datos que tengan en cuenta nivel profesional o estatus socioeconómico, se confirma lo que ya se detectaba en estudios anteriores del CIS, que, como refleja este barómetro en el voto directo, el PP y el PSOE sólo son dominantes en el grupo de los jubilados, con un 17% y un 20%, respectivamente, en tanto los partidos emergentes, y especialmente Podemos, tienen más apoyos en los colectivos más emprendedores y cualificados. Como ya señalé en un artículo anterior, y aunque sigue sorprendiendo, Podemos obtiene, con un 20%, mejor resultado entre los “empresarios con trabajadores a su cargo” que el partido de Rajoy, con un 16%, y mucho mejor que el PSOE, con sólo un 7%. Si se leen con atención los datos, los tópicos saltan por los aires.
Una de las expresiones más llamativas de estos cambios políticos profundos, tectónicos, es el movimiento de votantes entre partidos, de magnitud desconocida hasta ahora. Y no sólo afectaría a PP y PSOE, también a los otros que se presentaron a las elecciones de 2011, incluso con pérdidas mayores de votantes, como les ocurre a IU o UPyD. Pero lo que mejor muestra estos desplazamientos es el análisis de los antecedentes de quienes anuncian su voto a Podemos: proceden de todos los partidos, como de UPyD, por ejemplo, con un porcentaje mayor que el de los que proceden del Partido Socialista. Quienes creen que se trata de un simple estado de ánimo, que se pasará, harían bien en fijarse en la pérdida de la habitual, hasta ahora, fidelidad al partido; salvo tal vez en los votantes de más edad. Parece que el “voto cautivo” es historia.
Se dice, y con razón, que no se pueden ganar las elecciones si no se gana el centro político. También aquí, si se analizan los datos del CIS en detalle, caen algunos tópicos. Casi todos los análisis sobre Podemos inciden en calificarles como fuerza política de extrema izquierda, bolivariana, etc., pero más importante sería, en mi opinión, conocer la orientación ideológica de sus potenciales votantes. Si se cruzan los datos se podrá comprobar que, en esto, también han dominado los tópicos. Veamos, por ejemplo, cómo se distribuyen los votantes de centroizquierda, los que en la escala del 1 al 10, de extrema izquierda a extrema derecha, se sitúan en el tramo del 1 al 6. Como se puede ver en el gráfico, Podemos no sólo capta votos de la izquierda, también es dominante entre los votantes de centro, los grupos 5 y 6. En la distribución del voto según la escala ideológica, ocurre algo que debería preocupar al PSOE mucho más de lo que muestra la satisfacción con la que han recibido esta encuesta; Podemos no sólo le gana al PSOE en la izquierda, también en el centro político, mientras que, en la derecha del espectro, se comprueba en el barómetro que el PP sigue sin tener competencia.
En fin, el análisis de datos cruzados, tanto ideológicos como demográficos y sociales, me llevan a concluir que los cambios son menos coyunturales de lo que muchos creen, o desean. Valoración que casa igualmente con algo que tiene que ver con el origen de los cambios. Si se comprueba el grado de aprobación de la labor del Gobierno y de la oposición del PSOE, se entenderá que la política tal y como la hemos conocido hasta ahora es cosa pasada; al Gobierno le aprueba el 6% y a la oposición el 4%. Ocurre que los electores les exigieron cambios profundos, pero, unos y otros, no lo entendieron; los votantes, esta vez, han decidido tomar decisiones contundentes. Piensan que la degradación política ha llegado a tales niveles que el mayor riesgo está en seguir con más de lo mismo.
Pues sí, esto no lo remedia ni la artillería del grupo Prisa que anda haciendo lo que dice Cuadrado, intentando que esto parezca un calentón que se pasa, la ira de Cebrián.
De acuerdo con la mayoria de lo descrito en su artículo.
No obstante echo en falta una aclaración a los gráficos. Nos podria explicar amigo Cuadrado, con que se corresponden cada uno de los grupos 1 al 6.
Un cordial saludo
Octavioadisgusto: en el propio artículo se explica que en la escala 1 a 10, 1 es el grupo encuestados q se declara más a la izquierda y 10 más a la derecha; así, 5 y 6 en el centro. Se ve cómo Podemos ya domina también en votantes de centro. Un saludo