¿Y ahora qué, Mariano?

Jordi Miralles *

Ha pasado poco más de un mes desde el proceso participativo del 9-N catalán que movilizó, en las urnas, a 2,3 millones de personas: una cifra muy importante. También, para análisis y propuestas de presente, es necesario tomar nota de las personas que no acudieron a las urnas, un reflejo más de la complejidad del hecho nacional.

¿Qué cosas relevantes han pasado en este mes? El presidente Artur Mas ha presentado su hoja de ruta hacia la independencia, el jefe de la oposición Oriol Junqueras (ERC) ha explicado su propuesta para la independencia y Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, propone una comisión en el Congreso sobre la reforma constitucional.

¿Y qué ha hecho Mariano Rajoy en éste mes? En primer lugar, la gestión del PP del post9N ha sido, el “aquí no se mueve nada”. Y, en segundo lugar, la negativa a la propuesta del PSOE ha sido nítida: no a posibilidad de abrir el debate constitucional.

Vayamos por partes. Rajoy, días después del 9-N, insto a los defensores del derecho a decidir a presentar en el Congreso de los Diputados una iniciativa para la reforma constitucional y, a renglón seguido, advirtió que "no la aceptare". Y a ésta lamentable visión de Rajoy sobre cómo abordar el conflicto político, deben sumarse dos recursos más de inconstitucionalidad del PP (para aumentar el mal rollo en Cataluña) a la Ley de pobreza energética y a la Ley de horarios comerciales.

También el gobierno Rajoy, negando la política, empujo y presionó hacia la vía judicial para que la Fiscalía actúe contra el presidente Artur Mas, la vicepresidenta Joana Ortega y la consejera de Educación Irene Rigau. Craso error del PP de volver a llevar a los tribunales la política catalana, tal como ya hizo contra el Estatut votado en referéndum (por cierto, la respuesta a la querella de todos los partidos proconsulta ha sido autoinculparse, el PSC la ha rechazado e incluso el ex presidente Montilla se ha prestado a testificar y a ponerse al lado de Mas). Eso sí, Mariano Rajoy en estos días, de política en mayúsculas, hizo una visita a los suyos del PP en Cataluña pero... nada nuevo en sus palabras, como siempre.

Francesc Homs, portavoz del Govern de la Generalitat, ha expresado que "espero que estas elecciones sean leídas como un respaldo a la independencia. Y yo creo que así va a pasar, pues si ganan los partidos favorables a ella tendremos la obligación de dar salida a este planteamiento". Y Joaquín Gay de Montellà, el reelegido presidente de Fomento de Trabajo (la patronal catalana), defiende pública y repetidamente "Dialogo, negociación y pacto". Y mientras éste tipo de opiniones –que van desde el desencuentro, al diálogo- están cada vez más presentes en foros y artículos, el Gobierno del PP mira hacia el otro lado.

Con esa nefasta táctica de Rajoy  sobre que los problemas se resuelven solos, evidentemente se equivoca y se equivoca aún más respecto a la situación política en Catalunya, pues el soberanismo no va a atemperar. En terminología marxista: el hecho nacional es una de las contradicciones del capitalismo en España y ésta, hace años que se está agudizando por el anticatalanismo y la recentralización del PP, y por la creciente voluntad de ser de la nación catalana. El PP y los poderes del Estado deben asumir seriamente que abren rápido la mano a la democracia (reformas, derecho a decidir, plurinacionalidad) o la desconexión mayoritaria del pueblo catalán respecto a España puede estar, definitivamente, a la vuelta de la esquina.

Hoy ya es una realidad que en Cataluña poco, o nada se espera del Gobierno del PP. La posibilidad de unas elecciones catalanas 'diferentes' es real y los planes de Artur Mas y Oriol Junqueras -juntos o por separado- van en serio: conseguir una mayoría parlamentaria en favor de la independencia.

Por lo que respecta a una posible reforma constitucional. Queda claro que para la derecha, por ahora, la Constitución Española no solo es intocable, sino que no se puede ni debatir sobre ella. Por eso el PP se opone a que se pueda constituir (a propuesta del PSOE) una subcomisión de estudio sobre la reforma de la Constitución de 1978 para abordar la profunda crisis institucional, en una segunda transición, que se vive en el Reino de España.

Llegados aquí la posición del 'NO' permanente del PP es profundamente irresponsable: NO a la posición política del 80% de los catalanes y catalanas, de todos los 'istas' (independentistas, soberanistas, federalistas, confederalistas, autonomistas), que quieren ejercer la democracia decidiendo sobre su futuro político; y NO a estudiar y debatir sobre una posible reforma constitucional que defienden PSOE e IU.

2015 puede ser un año electoral decisivo. En Cataluña un nueva mayoría parlamentaria puede estar por la independencia. Y en España el PP puede perder la mayoría absoluta, tras las elecciones generales del próximo noviembre. Y entonces la pregunta puede ser ¿Y ahora qué, Mariano? Por qué el pueblo catalán y el pueblo español no se habrán equivocado.

Para profundizar en la democracia en Cataluña y en España sería importante que Mariano Rajoy se aplique ya aquello que él mismo afirmo el día de la Constitución: "Para cambiar esto, conmigo que no cuenten", y así el PP podría dejar paso a una segunda transición de profundización de la democracia. Pero como todo apunta a que Rajoy no lo deja, las fuerzas de izquierdas españolas deberían trabajar política, social, cultural e ideológicamente para el cambio en España y para que el reconocimiento del ejercicio del derecho a decidir de las naciones sea mayoritario en las Cortes y en la sociedad.

(*) Jordi Miralles i Conte. Excoordinador de Esquerra Unida i Alternativa (EUiA). Fue diputado de ICV-EUiA de 2003 a 2012.