Ni cien días para Colau y Carmena

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Ada Colau y Manuela Carmena durante un acto público celebrado en Madrid durante la campaña de las pasadas elecciones municipales. / Efe
Ada Colau y Manuela Carmena en un acto público celebrado en Madrid durante la campaña de las pasadas elecciones municipales. / Efe

No lo van a tener fácil. Ni Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid ni Ada Colau en el de Barcelona. Carecen de medios de comunicación no ya afines, sino simplemente receptivos, capaces de concederles la habitual tregua a los ganadores de unas elecciones. Ni cien días, ni cincuenta, ni medio. Desde el primer momento, diarios, televisiones y radios han cargado contra las dos alcaldesas y sus equipos. No hay concesiones, no hay equilibrio. Un mes después, todos contra ellas.

“La opinión que los catalanes tienen de Ada Colau ha empeorado ligeramente desde que la que fuera cara visible de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca accedió a la alcaldía de Barcelona”, dice un reportaje de La Vanguardia titulado, en la portada de su web, de manera un tanto alarmista: “Los catalanes temen por las inversiones de Ada Colau”. ¿Todos los catalanes? Muy amplio y preciso debe ser el sondeo realizado por Feedback para el diario catalán.

Le evitaré los comentarios y portadas de la prensa ultra madrileña: en el momento de escribir este post son dos los ciudadanos que han sido ingresados en estado grave tras sufrir un golpe de calor, y me niego a ponerle en ese brete.

En televisión, Colau se encontró con un remanso de paz el pasado domingo. Pepa Bueno la sentó en un Chester (Cuatro) y la entrevistó de forma educada, amable y precisa. La alcaldesa se mostró cercana, risueña y preocupada. ¿Por la responsabilidad? ¿Por la presión mediática? No, por su familia: “esta semana no he visto a mi hijo sino dormido por las noches, y no quiero que odie la política por recordar… mi madre se volvió alcaldesa y la perdí”.

Pepa Bueno demostró, una vez más, que las entrevistas pueden ser incisivas sin ser agresivas, sin resultar teatrales y hasta circenses. Ningún gran tema quedó sin tratar, incluidos independentismo (“La relación entre Cataluña y el Estado está agotada”) y acusaciones de enchufismo. Colau aseguró que su pareja, Adrià Alemany, ha participado en todo el proyecto tanto de la PAH como de BComú. “Y por eso me pregunto si en el momento en el que me convierto en alcaldesa tengo que sacarlo de mi vida política...No le puedo pedir eso…Una cosa son las instituciones y el dinero público, donde no puede haber trato de privilegio… (pero fuera de la institución) ¿mi pareja tiene que dejar de hacer lo que ha hecho toda la vida?”.

Ada Colau es aire fresco. Como Manuela Carmena. Y la política catalana, y la española, tienen la salud demasiado débil como para correr el riesgo de constiparse. ¡Cierren las ventanas! ¡Atranquen las puertas! ¡Que no entre ni salga nadie! Gritan en las redacciones de los grandes medios de comunicación, temerosos de que los cambios afecten a la publicidad municipal que reciben puntualmente. Y saben agradecer. “Hay gastos en los Ayuntamientos que no me parecen normal”, dijo Colau. Y en ese instante un escalofrío recorrió la columna vertebral de algunos directores de grandes diarios.

6 Comments
  1. Juanjo says

    Pues bien, si unos MEDIA las denigran y calumnian y otros las ignoran y hacen el vacío, exaltémoslas nosotros y desacreditemos a los media indecentes y calumniadores. Que en España éstos tienen más fuerza por lo indecentes, falsarios y crueles que son que por los medios con que cuentan

  2. Pablo says

    Es «lógico» que medios como La Vanguardia no le pongan «la alfombra roja» a la Colau …
    Sin ir más lejos, la Colau le ha retirado recientemente una subvención de 5 millones de € a La Vanguardia …

    Más medios de comunicación (públicos y privados …) realmente imparciales es lo que necesitaría este país …

    Un saludo,
    Pablo

  3. Santander Mireia says

    Que tal, muy bueno sin lugar a dudas Me encanta muy útil

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