España, ¿país libre de ultraderecha?

7
ultraderecha_manifestacion
Asistentes a una marcha de Falange en honor a Primo de Rivera, en 2011. / Efe

Fuera máscaras. Las ultraderechas norteamericana y francesa se arrancan las caretas, se liberan de prejuicios, y se instalan en posiciones políticas privilegiadas. Siguen el rebufo de los atentados yihadistas, aprovechan los efectos de la crisis económica, apelan a los sentimientos primarios, invocan a miedos ancestrales, se alimentan de ignorancia y cobardía. La pobreza y la incultura son sus grandes aliados.

En Estados Unidos tienen a Donald Trump, candidato favorito en los sondeos del Partido Republicano al que acusan de perjudicar la seguridad nacional, violar la Constitución, contravenir los valores estadounidenses, y favorecer los intereses del Estados Islámico al enfrentar a musulmanes y cristianos. Un racista misógino que ha propuesto crear una muralla para frenar a los inmigrantes mexicanos sin papeles, y quiere implantar una 'prohibición total' que impida a los musulmanes entrar en Estados Unidos. “Mira París, las leyes contra las armas más duras del mundo. Nadie tenía armas excepto los malos. Nadie. Nadie tenía armas. Y los dispararon uno por uno”, dijo Trump durante un mitin en Beaumont, Texas. “Al final, entraron, hubo un tiroteo y mataron a los terroristas. Puedes decir lo que quieras, pero si hubieran tenido armas, si los nuestros pudieran llevar armas, la situación habría sido muy, muy diferente”. ¿Un loco? Quizá, pero según una encuesta de la cadena CNN, disfruta de un 36% de apoyo entre los votantes registrados como republicanos o independientes de tendencia conservadora.

Marine Le Pen, hija del fundador del Frente Nacional juzgada por incitar al odio racial contra los musulmanes, convirtió el pasado domingo al partido ultranacionalista y anti inmigración en la primera alternativa política de Francia: en la primera vuelta de las elecciones regionales consiguió alrededor del 30% de los sufragios. Los Republicanos del exjefe del Estado Nicolas Sarkozy y los socialistas del actual presidente François Hollande han visto cómo la candidata xenófoba, racista y antieuropea les adelanta por la ultraderecha. “Es una ocupación del territorio, de barrios en los que se aplica la ley religiosa”, dijo Marine en Lyon comparando la 'ocupación' de los nazis con los rezos musulmanes en las calles. “Es verdad que no hay blindados, ni soldados, pero es una ocupación de todas formas”, sentenció.

¿Y en España? Es poco creíble que la ultraderecha ibérica se limite al medio millar de individuos que paga 40 euros por asistir a una cena homenaje a Franco en el Meliá. O a los centenares de falangistas que se reúnen en la llamada 'Marcha de la Corona', en memoria 'y honor' de José Antonio Primo de Rivera. O al puñado de nostálgicos que mantienen flores frescas en la tumba del dictador en el Valle de los Caídos. ¿Dónde están nuestros ultras? ¿Acaso no existen? Esta última posibilidad no parece muy realista, puesto que el hábitat donde prolifera este ganado es el mismo en España que en el resto del mundo 'civilizado': Paro, inmigración, amenaza terrorista, aumento de la desigualdad… Un excelente caldo de cultivo.

Nuestros ultraderechistas existen, pero permanecen ocultos. Se camuflan como ratas en los rincones de las alcantarillas de ese centro político que todos se disputan: ¡En España no hay partidos de derechas! Están infiltrados en consejos de administración de grandes empresas, calzan caparazón de liberal y disfraz de independiente, dirigen medios de comunicación ruinosos que en realidad son altavoces gubernamentales, están al frente de equipos de fútbol, de proyectos independentistas, de compañías exitosas y negocios brillantes, de redacciones de informativos de televisiones públicas. La ultraderecha está en la semilla plantada por los corruptos que, desde el corazón del sistema, debilita la democracia. En Francia, el Frente Nacional se está convirtiendo en el partido favorito entre jóvenes de 18 a 24 años, en la alternativa de voto preferida por los obreros. En Estados Unidos los seguidores de Trump son mayoritariamente, según las encuestas, de clase media o media-baja y con bajo nivel de estudios.

En España todo está por llegar. Solo los nuevos partidos, con sus innumerables defectos, aire limpio y fresco, líderes pragmáticos, prudentes y tolerantes, pueden salvarnos.

7 Comments
  1. qq says

    La mayor parte de los cuadros y cargos del franquismo acabó formando parte de AP, luego rebautizada como PP. Para encontrar a la ultraderecha en España no hay que mirar muy lejos: vive cómodamente en el partido del gobierno. ¿O son ultraderecha rancia y peligrosa gente como Esperanza Aguirre, Jorge Fernández Díaz o el mismísimo José María Aznar?

  2. Albéniz says

    Jorge Fernández Díaz, ministro: «Soy católico practicante, Dios lo tiene todo previsto» http://www.lavanguardia.com/politica/elecciones/20151210/30702283347/jorge-fernandez-diaz-pp-intependentistas.html

  3. Neo says

    ¿Escondidos? … ¿de tapadillo? … todos sabemos que no … hay muchos García Albiol solo que no están en el lugar adecudado para que les enfoquen las cámaras.

    Tengo al impresión de que si la regeneración falla en estas elecciones ya podemos ir preparándonos porque van a brotar como setas en los media.

  4. Robespier says

    La ultra derecha está presente en España, no solo en el PP o C’s, está en los programas de las televisiones públicas y privadas con fuertes audiencias, como los programas de cotilleo, los que animan el machismo e incluso la xenofobia, los de humor de contenido homofóbico, los de exaltación del nacionalismo. El fascismo está alentado por la oligarquía financiera y empresarial, como ha sido históricamente y es en la actualidad. La realidad española es que triunfó en 1939 con la ayuda de las potencias extranjeras y la oligarquía nacional y ha continuado hasta nuestros días con los mismos aliados.
    Es por todo esto por lo que es necesario un PROCESO CONSTITUYENTE que de verdad rompa con el dominio social y mediático del franquismo irredento que ha pervertido la vijente c

  5. Y más says

    Los hechos son sagrados; las opiniones, libres, dice la máxima clásica del periodismo. Pues bien, Albéniz, en España Fuerza Nueva pasó a mejor vida. Ultras hay hasta en las mejores familias, ésas que se creen vacunadas, refugiadas bajo siglas de supuesta izquierda.

  6. celine says

    Si se respeta a los musulmanes igual habría que respetar también a los católicos, ¿no?

Leave A Reply