Dicen en Antena 3 que el teléfono personal de Pablo Iglesias está a nombre de una empresa del gobierno de Irán. Ofrecen como prueba definitiva, a toda pantalla, los seis primeros números del teléfono del líder de Podemos: 673 298 ***. Y se remiten a un fancine digital dirigido por un alumno aventajado de Pedro J Ramírez, y de José María “Butanito” García, tertuliano habitual en televisiones de Planeta, en el que llaman a los líderes de Podemos “cínicos, trinconettis, inmorales y demagogos”.
“Bienvenido Irán”, titula ese mismo día su editorial en papel el diario El País. No se refiere al mensaje del contestador del teléfono de Iglesias, sino al acuerdo histórico alcanzado entre la comunidad internacional y el Gobierno de Teherán. Un acuerdo celebrado por Barack Obama y la Unión Europea, que anuncian el levantamiento de las sanciones a la nación persa.
Entrevistan en el programa de Susanna Griso a un periodista que, según el presentador de la cadena de Planeta, no es sospechoso de estar contra Podemos “de forma constante”. El periodista habla de un acuerdo entre Irán y Venezuela para financiar a un Iglesias “que puede estar limpio”, asegura de forma un tanto críptica. En pantalla se puede ver a Francisco Marhuenda, director del diario de Planeta La Razón. En el plató de Antena 3 está el director de El Confidencial (“A lo mejor me equivoco, porque no me acuerdo muy bien”, dice sobre un detalle concreto), y una periodista de La Razón (“es como lo del PP con Bárcenas y el PSOE con los ERE”), y el director de El Mundo (“La respuesta de Podemos se parece a la ocultación de la vieja política”). Todos son grandes periodistas unidos por la convicción absoluta de que Podemos no es trigo limpio.
“¿Respetaríamos la relación de un país que no respeta los derechos humanos con uno de los grandes partidos políticos?”, se pregunta en voz alta uno de ellos. Ninguno de los periodistas reunidos en el plató de Antena 3, ninguno de los presentadores de Espejo Público, ni siquiera Susanna Griso, son capaces de responder a esa pregunta. Podrían recordar el editorial de El País, analizar el reencuentro de Irán con el mundo, “el gran día para la paz del mundo” del que habla Obama. O incluso podrían hablar de las relaciones de la familia real española con Arabia Saudi o con Marruecos, o mostrar fotografías de Felipe González, Aznar, Zapatero o Rajoy junto a Gadafi, Obiang o Mubarak. Están a su disposición en Google. Prefieren dar los seis primeros números de un teléfono de Iglesias.
Celia Villalobos no es la única que no está cómoda con la presencia de piojosos en el Congreso. La nueva política no solo afecta a los viejos políticos. Los viejos periodistas, que los hay a patadas, tiemblan ante la posibilidad de que cambie su estatus, de que la connivencia con los políticos resulte más difícil, de que se alteren las fuentes de financiación de sus insostenibles medios, de que los nuevos partidos no sean sus socios y se les acabe el chollo. Y por eso se aferran a Irán. Como piojos.
Rita Barberá, al ser preguntada por el caso de corrupción ‘Ritaleaks’: “¿Y si hablamos de Irán?”
http://www.infolibre.es/noticias/politica/2016/01/19/rita_barbera_ser_preguntada_por_caso_corrupcion_ritaleaks_hablamos_iran_43565_1012.html
El aparato mediático está bien engrasado y los voceras del régimen lanzan sus proclamas envenenadas a los cuatro vientos, inyectándoles a base de mil reiteraciones el celofán de la verdad que en cada momento le interesa al sistema… Ha llegado el momento de dejar a un lado los personalismos y los intereses partidistas y de hacer política con mayúsculas. La izquierda se debe unir para hacernos olvidar la peor época de la democracia española: nunca un gobierno ha hecho tanto daño a los derechos básicos de sus ciudadanos.