“Si a mí me regala Pablo Iglesias un libro con una dedicatoria que habla de lo que nos une, se lo devuelvo”, dice toda ofendida la tertuliana de Antena 3, locutora cavernaria en la COPE. “¡Pero a quién se le ocurre dedicar un libro que no has escrito tú!”, gruñe horrorizado el tertuliano de plantilla, especializado en acontecimientos macabros. Y así, uno tras otro, todos los opinadores profesionales de España hablaron y hablaron desde sus púlpitos en la mañana de ayer sobre la reunión entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. No seré menos...
La reunión ha durado dos horas. “Estoy contento”, dice Pablo en una rueda de prensa en la que anunció estar preparado para renunciar a ser vicepresidente: “Si mi presencia es un problema, estoy dispuesto a ceder y no estar en el Gobierno”. Un acto de generosidad democrática que contrasta con la racanería de un Mariano Rajoy que sigue aferrado al poder, y provoca el tembleque entre los voceros del Partido Popular: “Es otro sainete… Que pongan fin al teatrillo… La única opción de Sánchez es sentarse a hablar con Rajoy de forma sincera”, gruñe Rafael Hernando, portavoz rabioso de un partido cada vez más cerca de la casilla de salida.
“Soy hombre de palabra y no prescindiré de Ciudadanos”, dice Pedro en su rueda de prensa. No dice que es un socialista de chichinabo, y que insiste en pactar con un partido al que en su día definió como “de derechas” del que dijo cosas como ésta: “Más que Ciudadanos debería llamarse Ciudadano, no hay mucha gente detrás, y lo que hay es mucha ideología de la fabrica FAES, de la fábrica de Aznar”.
Dicen en el partido de Pedro, que Pablo causa rechazo. La única línea roja que parece mantenerse cien días después es la trazada por Felipe González, escocido en lo más profundo por la cal viva. Pablo dice que se echa a un lado y deja paso a un pacto de izquierdas. Nadie le escucha. Ahí es donde Podemos siente esa soledad tan sola que le inunda: para que se produzca ese famoso pacto de izquierdas son necesarios, no se lo va usted a creer, dos partidos de izquierdas. Asumámoslo de una vez por todas: Pedro y su PSOE no están en ese lado geográfico de la política. Su socio natural, su compañero de viaje, insiste, es Rivera. El de la fábrica de Aznar, ¿recuerda?
Todos saben que no hay nada que hacer, pero hay que desempeñar un papel de cara a las elecciones.
Pues al contrario que Meca, yo creo que queda un mes, y muchas cosas, por ver. Y seguro que gran parte de ellas inesperadas. Sospecho que las renuncias a promesas irrenunciables y el pisoteo de líneas rojas no acaban sino de empezar, por absolutamente todas las partes. Y que irán a más, a mucho más, a medida que se acerque el 1 de mayo.
Paripé … desde la noche del 20D … el juego está en no quedar como el culpable no haber podido formar gobierno.
La salida más digna para PODEMOS: abstenerse en un gobierno de PC’s que durará poco porque se achicharrarán rápido, copar el espacio de la oposición y ganar las siguientes muy próximas elecciones.
En realidad, Albéniz, hacen falta algo más que dos “partidos de izquierdas”. Harían falta o los votos o abstenciones de PNV y/o DiL, que son tan rancios y fachas como lo pueda ser el PP, y los votos y/o abstenciones de ERC y/o Bildu, que se dicen de izquierdas, además de los de IU. Alguno de ellos sin cal viva, pero de mucho hedor.
PODEMOS debería dejar gobernar al PSOE y CIUDADANOS en solitario, y en cuanto estos comiencen a tomar recortar tanto o más como ha hecho el PP estos años, y a no modificar ni una sola de las leyes necesarias para regenerar el régimen, la ley electoral, la de financiación de partidos, las puertas giratorias, los aforamientos , etc,etc, se convoca una moción contra el gobierno, se tumba y nuevas elecciones en las que habrá quedado claro que la única alternativa a la DERECHA RANCIA y el poder del BM y la UE, y por la regeneración democrática son PODEMOS, IU y los partidos periféricos.