Amor sucio

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El equipo negociador del PP y Ciudadanos durante su primer encuentro el pasado viernes. / Mariscal (Efe)

“Sexo chungo quiero yo”, Siniestro Total.

Rafael Hernando, el portavoz del Partido Popular en el Congreso, ha elevado su hipocresía y su cinismo a nivel de oro olímpico durante la firma del pacto de su grupo con Ciudadanos. “Es el principio de un gran amor”, dijo un Hernando que lucía su mejor sonrisa de hiena, consciente de que el hecho de que nadie le crea, de que su palabra no valga una mierda, es un detalle insignificante: en la actual política española todo vale. Mientras se fumaban el cigarrito de después, El Mundo informaba de que los populares habían logrado “que ciudadanos retirase el nombre de Luis Bárcenas del pacto anticorrupción”.

Hablar de corrupción en el PP sin hablar de Bárcenas es como hablar del fútbol argentino ignorando a Maradona. Inconcebible. Rafael Hernando lo sabe, y sabe que Albert Rivera lo sabe, y los dos saben que Mariano Rajoy, el rey Felipe y hasta el bueno de Froilán lo saben. Todo el mundo lo sabe, el PP es la podredumbre en estado puro, y por eso mismo cuando Rivera dice que “el pacto contra la corrupción y por la transparencia tiene seis condiciones de regeneración innegociables”, en realidad no está diciendo nada. Salvo una cosa: que para alcanzar sus fines está dispuesto a que ese gran amor del que habla Hernando sea amor sucio. Sin caricias ni preámbulos ni susurros. Amor adicto al verbo poseer. Amor a cambio de algo. Amor construido sobre mentiras y negocios: “Si nos tenemos que tragar lo que hemos dicho hasta ahora, nos lo tragaremos”, aseguró el portavoz de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados, Juan Carlos Girauta, sin que se le escapase la risa.

En el amor, cuando es sucio, todo está permitido. Y no hay amor más sucio que el que propone el líder de Ciudadanos, sumisión a cambio de una miaja de poder. Ese amor cerdo que sugiere un Rivera entregado, las rodillas sangrando y los ojitos en blanco. Ese amor de rueda de prensa que Hernando convierte de inmediato en sexo chungo, la exploración de orificios tan hediondos y deshonestos como para hacer palidecer al más degenerado de los piratas sodomitas. Justo la regeneración que necesitan PP y Ciudadanos, hermanos de sangre sifilítica.

Rajoy asiste al acto con la boca semiabierta y la humedad acumulándose en la comisura de los labios. Si no se nombra, Bárcenas no existe. Si no asoma la patita, Rita Barberá es solo una leyenda. Como las obras de Génova se hicieron sin licencia, la reforma con dinero negro no tuvo lugar. Tragar y tragar, que diría Girauta, invitado de honor en el bukkake electoral organizado por dos grupos de políticos pornográficos.

4 Comments
  1. trimaila says

    Magnífico retrato para enmarcar !
    Aunque me temo que la realidad está eclipsada por los diversos circos -JJ.OO. , fútbol, alterrealidad, etc…- y demás basuras (des)informativas que pueblan la agenda mediática de este podrido régimen.

  2. Kaleidoscope says

    ¿Amor sucio?… Mejor pedofilia neoliberal ó quizás gore pseudo-democrático.

  3. Mario says

    Amor?? Sexo chungo quedaba mucho mejor!!
    Y no creo que los Siniestro se molestasen.

  4. Eli says

    Alucina que llevemos to el verano con la posibilidad de que haya un pacto anticorrupción. Más bajo imposible. ¿Acaso no hay leyes que castigan a los corruptos? ¿o no será que aquí la ley es según quién? Que se tenga que hacer un pacto anticorupción entre dos partidos políticos es el drama. Desde ya se deben explicar los valores que nos mueven. Como se educa, como se informa para que esto sea así.

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