Código de silencio

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“La familia termina siendo nuestro talón de Aquiles”

Pablo Escobar

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Imagen de archivo de un mitin en Valencia con Rita Barberá, Mariano Rajoy y Francisco Camps. / Efe

Dicen que Rita Barberá está haciendo mucho daño al PP. Que ha puesto a los populares contra las cuerdas. Que Mariano Rajoy teme a la que un día fuera su amiga del alma. Que la exalcaldesa de Valencia podría confesar, descubrir los secretos de la financiación de su partido, revelar aquello que la policía, la Guardia Civil y hasta los ujieres del Congreso sospechan.

Tonterías. Las cosas están donde Rajoy y Barberá quieren que estén. Justo en ese lugar intermedio, ni muy avanzado ni en la cola, donde le interesa al Partido Popular. Ese punto muerto en el que se detiene el tiempo, se aletargan las ideas, se ralentizan los hechos y hasta se paraliza la acción de la justicia. Ese instante estático, recuerde Matrix, que siempre favorece al delincuente en fuga: saben que he sido yo, pero me voy a hacer viejo antes de que puedan demostrarlo. El tiempo pasa. Y juega a favor de los malos. Ahí tienen al extesorero popular Rafael Lapuerta, ejemplo viviente de punto muerto político, fuera del juicio de la Gürtel por demencia sobrevenida.

Antes de que usted y yo nos demos cuenta, Rita Barberá estará en su residencia (privada) de la Tercera Edad, contando batallitas de pitufeos mientras se toma su gin tonic de media tarde. A su derecha, moviendo suavemente la mecedora, se sentará Luis Bárcenas. Y a su izquierda el resto de coleguitas, esos que querían ser como Rita. En esto consiste la estrategia del PP para con su número 3. En esto han radicado las maniobras de defensa de la mafia durante décadas: ganarle tiempo al tiempo. Somos una familia, cuidamos unos de otros, envejecemos juntos y cuando nos vamos, lo hacemos de la mano.

Rita no cantará jamás. Como no tirarán de la manta ni Bárcenas ni el resto de miembros de la banda. Ni siquiera se chotará Granados, el peor parado de la cuadrilla. Es un viejo código de silencio y lealtad, omertá le dicen en Sicilia, que impide colaborar con las autoridades e informar sobre las actividades delictivas de la familia. Los coleguitas, si usted lo prefiere.

Acurrucada en su escaño en el grupo mixto, tarareando a Kiko Veneno (“ves pasar la gente / y tu sangre permanece indiferente”), Rita pensará que los días se le están haciendo largos entre la chusma de Bildu y Compromís, pero que más largas serían las noches en chirona. Y Rajoy, mientras, acusará a Pedro Sánchez de “antipatriota” y “antidemócrata” por no permitirle seguir al frente del negocio. Porque hay tres formas de hacer las cosas: bien, mal y como las hace la familia.

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