Ahí estaba y aquí la tenemos

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Miguel_Sánchez_OstizLa extrema derecha no es algo que acabe de caer del cielo. En realidad nunca había desaparecido. Que no se le haya prestado la debida atención es otra cosa. Además, era sobre todo un asunto del extranjero, porque nosotros bastante teníamos con las rebabas del franquismo cuartelero, disfrazadas de democracia de toda la vida, absueltas por la Transición, con la desdeñosa taxonomía de «cosas de unos cuantos nostálgicos» colgando de su rejón pintoresco y algo más que toleradas en las trastiendas. El primer plano del esperpento nacional era otro y en parte es otro, pero los brazos en alto, los volverán banderas victoriosas, los vivas y los mueras rojigualdos de camisa azul, andaban por los rincones raciales haciendo de las suyas. La derecha más rancia celebraba o reía sus gracias siniestras y se encogía de hombros ante sus crímenes, porque los han cometido, por pocos que hayan sido. No es la cantidad lo que cuenta.


Hasta hace nada, la extrema derecha más visible era no ya extranjera, sino callejera y ruidosa y tumultuaria, abundante en cabezas rapadas, cruces gamadas y de hierro, simbología nazi, transgresora en una sociedad que aborrecía y condenaba penalmente esas manifestaciones, más cerca de La naranja mecánica que de las urnas. Es más, mientras recordaban a los feroces gamberros de la película de Kubrick y la novela de Burgess, resultaban mucho menos inquietantes que cuando su tarjeta de presentación era y es una papeleta electoral y un número de votos nada desdeñable en los resultados electorales; sin contar con un puñado de leyes policiacas que permiten el control de la disidencia ciudadana.

¿Se debe su ascensión a la gran recesión europea, a la pobreza, a la falta de empleo? Lo ignoro. Lo que sí parece es que los movimientos de extrema derecha dejaron de ser adornos de noticieros, algo propio de gamberros provistos de una estética que resultaba marginal, para mostrar una cara autoritaria, intolerante, rabiosa y sólidamente organizada, pareja al aumento de la xenofobia como respuesta a las inmigraciones, aunque el racismo y el odio al extranjero fueran muy anteriores a las actuales migraciones masivas: firmeza autoritaria, desorden vagamente justiciero frente a agravios difusos, patriotismo como horizonte, reivindicación de viejas estructuras de gobierno, pan y trabajo, nacionalismo a ultranza, pero con tendencia a vender al mejor postor la propia soberanía si la ocasión se presenta. Una ascensión imparable convertida en el falso coco de la derecha que se cuelga el remoquete de liberal.

También aquí empezaron a proliferar los actos de los brazos en alto, los berridos, las demostraciones de fuerza y de odio racial, como si fueran una respuesta a un clamor de cambio político y social y a la protesta radical ante el saqueo nacional, el empobrecimiento y los recortes sociales. De pronto se acabaron las timideces y la proliferación de actos de exaltación franquista y fascista son un hecho que se repite demasiado a menudo para no ser tenido en cuenta. No se trata tanto de una vuelta al pasado como de una referencia ideológica, todo lo difusa que se quiera, un peligroso anhelo de un Orden Nuevo que tiene en el imperio de la represión de toda disidencia uno de sus nortes.

Ahora me temo que la extrema derecha es algo más que los cuatro gatos famosos, que las pandillas o manadas de energúmenos, o que miembros de la clase alta celosos de sus privilegios cuyos distinguidos desbarres eran propios de un chiste ilustrado de Mingote o de una delirante película de Berlanga. A los primeros los podías ver exhibiendo banderas nazis en las calles de Madrid como un complemento de la farra, a dos pasos de dotaciones de la policía. No pasaba nada. No creo que tampoco ahora pase. ¿Dejación por parte del Gobierno? ¿Un qué más da por completo cómplice? Lo que sí sé es que en España las manifestaciones de extrema derecha no se reprimen, al contrario, parece que con una indiferencia que esconde la permisividad expresa, se alientan. Si las cosas suben de tono se producen unas detenciones poco menos que protocolarias. Las condenas son raras. ¿Cuál es exactamente la ideología de esa gente, no siempre de instrucción escasa, de cara a las instituciones del Estado? ¿La tienen acaso? No todo puede basarse en la xenofobia centrada en inmigrantes y refugiados, la homofobia, la fuerza como ley y el nacionalismo patriótico cuartelero a modo de motores político-delictivos. Por el momento no molestan porque no ponen en peligro las fuentes de enriquecimiento de la oligarquía. ¿Es eso todo?

La pasada legislatura, más que esta de puro lodazal mediático-judicial, fue prodiga en leyes y acciones de corte autoritario, en negativas a la condena del régimen surgido del golpe de Estado de 1936, en represión violenta de la disidencia y la verdadera oposición, en tolerancia hacia las manifestación de exaltación franquista que esconden a una extrema derecha autoritaria, doctrinaria, populista sin duda y a la vez de apoyo incondicional a la oligarquía que tiene en su mano las claves de la fuerza. Ahora son una realidad que si no asalta las urnas es porque, por el momento al menos, no lo necesita. El panorama es otro, las formas de poder autoritario también, de menos mesianismo y más gansterismo parlamentario: las urnas son accesibles y mientras lo sean, la dialéctica de los puños y las pistolas puede esperar en la caverna de la España negra.

(*) Miguel Sánchez-Ostiz es escritor y autor del blog Vivir de buena gana
1 Comment
  1. florentino says

    Miguel, cuantas veces han volado la estela de German Rodríguez en Pamplona?. Cuantas en el monte Ezkaba han roto los monolitos de homenaje y reconocimiento al sufrimiento. Cuantas veces vienen de otras partes del Estado ha herir el sentimiento más noble de un pueblo?. No solo en San Fermines, aunque también.. Las violaciones eran cosas de los incontrolados.. que incontrolados ni ocho cuartos.. volar un monumento de bronce!!. La calle decía: Por de noche incontrolados, por de día uniformados!!. La connivencia hace a la derecha ultra.. Pero no se les aplica la Ley de Partidos!!. Hacen Leyes para aplicarlas a los adversarios políticos.. Juzgándose hasta la presunción mental, imaginario!!. Gracias Miguel, tu reflexión reconforta, y estimula a la vez. Gracias!!.

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