COMUNICACIÓN / El verano podía servir para apostar por un periodismo diferente, más luminoso, más entretenido, más creativo.
Verano negro

No es el humo de los incendios forestales. Ni la capa de residuos tóxicos que se acumula en ríos, playas y mares. Ni el color de la piel de los que desembarcan en Cádiz o son despreciados en Virginia. No. El negro es el color del verano porque así lo quieren los periodistas en activo, que utilizan la edición fúnebre para enganchar a unos lectores a los que no consiguen encandilar con información de calidad.
Si usted es tan inconsciente como para ver un informativo de TVE, Antena 3 o Telecinco, o de abrir las páginas de cualquier diario, sabrá de qué le estoy hablando. De sucesos. Es decir, de asesinatos, de accidentes, de suicidios, de sangre y de muerte, de dolor y de violencia. Los ingredientes del periodismo veraniego, un periodismo aún más necio, ramplón y oportunista que el ya de por si necio, ramplón y oportunista periodismo del resto del año.
Domingo 13 de agosto. Como sexta noticia en la portada de El País, y bajo la categoría de “destacado”, se puede leer “Puerto Hurraco, odio a muerte en la España profunda”. En El Mundo apuestan, abriendo a todo trapo su web, por la “Historia de un crimen”: “¿Por qué lo hiciste, Raquel? Se preguntan los familiares de la joven madre que ahorcó a su hija antes de suicidarse”. En La Razón llevan a portada una entrevista con Pablo Casado, pero consideraremos aún más sucia la noticia que asegura que “quince adolescentes marroquíes han contraído la rabia al practicar sexo con una burra”.
Y la televisión, como de costumbre, arrastrándose por el barro. Accidentes de coche, violencia gratuita y sucesos estrafalarios forman la columna vertebral de unos informativos construidos con deshechos de noticias. Si el telespectador ya es un ser simplón y dócil, en verano, quizá adormecido por el exceso de tinto con gaseosa y siestas eternas, se convierte en un cacho de carne con ojos. Alguien a quien ofrecer el peor periodismo posible. El que vira a negro.
Y es una pena, porque la relajación veraniega podía servir para apostar por un periodismo diferente, más luminoso, más entretenido, más creativo. Un periodismo que se atreviese a hablar de ciencia, de cultura, de viajes, de entretenimiento de calidad. Un periodismo que confiase en el buen gusto y no en el morbo, en la creatividad y no en la sangre, en la vida y no en la muerte.
Un periodismo que no nos anestesiase contra el dolor ajeno. Que no nos saturase de maldad y espanto. Que nos permitiese estremecernos, y reaccionar con ira, al ver las imágenes terribles de los inmigrantes que llegan a las playas de Zahara. Un periodismo que nos recordase que no se puede ser neutral en un tren en marcha.
Javier, eso no tapa la caca del desgobierno actual. Los difusores de noticias negras, velan ( nunca mejor dicho ) la noticia humana, el sufrimiento, el ahogo moral de cierta sociedad.
¡ Que jubilo hubo cuando cayó el muro de Berlín ! ¡ Cuantos se han construido despues !. El sistema los necesita, por eso estan tan protegidos, y escondidos en el fondo de reptiles y cloacas varias. Al final, tendremos que indeznizar ha Ronaldo, como ha su presidente. Parece, que vamos en trenes diferentes, y en direciones enfrentadas. ¡ Que la virgen del Rocio lo evite Javier !.