CATALUÑA / Hay cientos de miles de independentistas satisfechos de ser al fin protagonistas de la actualidad mundial
La sonrisa yonqui de Cataluña
El siglo XXI no solo es ya la quimera que nos anunciaban las buenas distopías literarias del siglo XX, sino que el planeta Tierra se ha convertido en el cerebro global que vislumbraron primero H. G. Wells y luego Arthur C. Clarke. En esa cabeza planetaria donde vivimos 7.400 millones de almas, podríamos equiparar las personas con las neuronas y las conexiones neuronales ―las famosas sinapsis― con la interacción humana. La inteligencia no depende del número de neuronas ―similar en todos los seres humanos―, sino de la capacidad de establecer conexiones neuronales. Del mismo modo que el cerebro presenta ‘cortocircuitos’ que generan conductas antisociales, en el mundo hay individuos y comunidades aislados ―voluntaria o involuntariamente― del bellísimo espectáculo de la interconexión global. Una de estas comunidades disfuncionales es el secesionismo catalán, que en el cerebro mundial representaría una zona del córtex incapaz de transmitir adecuadamente las señales neuronales correspondientes.
Hace exactamente cincuenta años, a finales de 1967, el posmarxista francés Guy Debord epataba al Occidente pensante al asegurar ―en La sociedad del espectáculo― que el mundo no es real, porque el capitalismo engulle la realidad y la expele como producto de consumo que nos venden los medios de comunicación mediante el marketing y la publicidad. Esto lo dijo Debord medio siglo antes del atentado terrorista de agosto en las Ramblas de Barcelona. Pero el sucio remake catalanista del 17-A, al rebasar el ámbito nacional por tratarse del último gran ataque islamista en Europa, se ha convertido en un espectáculo debordiano entre perverso y patético.
Los medios internacionales llevan décadas cubriendo el secesionismo catalán con benevolente parcialidad. La píldora de la región oprimida por un estado autoritario es un cebo mediático irresistible. Desde el Economist hasta el New York Times, desde el Washington Post hasta el Guardian, desde Le Monde hasta La Repubblica, la prensa occidental se ha volcado en denunciar las fisuras del armazón del estado español, la crudeza de un gobierno que aplasta los legítimos intereses del secesionismo catalán y la ausencia de un debate público como el que posibilitó en Escocia y Quebec revertir el proceso independentista tras sendos referéndums. Por más que se repasen con tenacidad, ninguno de estos artículos estandarizados menciona la corrupción de la cúpula independentista catalana fundada por Jordi Pujol, cuyas obscenas finanzas habrían sido penalizadas con severidad en los países a los que pertenecen los citados medios.
Tras el atentado islamista del 17 de agosto en las Ramblas de Barcelona, todo parecía indicar que los medios nacionales e internacionales iban a seguir el condescendiente guión habitual. Cuando en la madrugada del jueves me contactaron desde Washington D.C. los periodistas de la NPR (National Public Radio) estadounidense, hablé del nacionalismo catalán como factor relevante para valorar el atentado. Lena Richards, productora de la Morning Edition de la radio pública de Estados Unidos, respondió que no entendía el intento de relacionar dos asuntos inconexos. Quince días después de aquella conversación, los medios españoles han publicado en tromba que el Centro Nacional de Contrainteligencia de Estados Unidos había alertado en mayo a los Mossos catalanes, al CNI y a las fuerzas de seguridad españolas sobre la posibilidad de un atentado en Barcelona, especificando que la zona en peligro era “La Rambla Street”.
España no solo es el único país occidental donde tras dos atentados islamistas con 16 muertos y 140 heridos no dimite nadie. España es el único país de Occidente donde, tras el fracaso que supone un atentado con víctimas mortales y un centenar largo de heridos, la inepta policía regional correspondiente recibe medallas de honor y es loada unánimemente por su heroica labor. El ministro de Transporte belga dimitió tras el atentado islamista en el aeropuerto Bruselas en marzo de 2016. La ministra de Justicia francesa dimitió tras los atentados islamistas en París y Saint Denis en noviembre de 2015. España, ya se sabe, es otra película.
Pero no todo son quejas y lágrimas. En Cataluña hay cientos de miles de independentistas satisfechos ―y se les nota mucho― de ser al fin protagonistas de la actualidad mundial. El terrorismo islamista ha puesto a “Catalonia” en el mapa. Como un yonqui en fase terminal, la Cataluña separata, asocial y paranoica, dopada de política hasta las trancas, disfruta del subidón de esteladas y cámaras de televisión. Osti, nen. Qué pasada. Los líderes secesionistas ven su huella ―sanguinolenta― en el mapa mundial y no pueden evitarlo: sonríen.
Ha Gabriela Bustelo, le pasa lo mismo que a los independentistas; pero al contrario. Cuando hablamos de actores, es que hay más de uno… El otro actor importante, es el gobierno de España. Por culpa del partido en el gobierno; han ido apareciendo, no solo esteladas Gabriela, tambien los tic predemocráticos con leyes no homologables en democrácia… Las banderas, afin de cuentas son pedazos de tela… Pero, tu opinión quiere despertar al otro sector ultra; o sea hechar gasolina al fuego… Jordi Puyol habrá hecho sus negocios, ( sucios, si quieres ). Pero Gabriela Bustelo. ¡ Rajoy, y el PP nos han robado el dinero, y la dignidad como País !. Un articulo tendencioso, que no me ha gustado ni un pelo.
Estoy de acuerdo. Y lo que más me gusta en estos tiempos es descubrir la cara de aquella prensa que parecía objetiva y progresista y resulta que está vendida al poder establecido.
?Llevan «décadas» cubriendo qué cosa? No hace mas de 6 años que el independentismo es un factor político relevante. Esa es la primera falacia de este artículo que abunda en ellas. Otra mss: que Pujol fue el fundador del independentismo. Pujol, aliado de Pp y Psoe, adulador del rey, español del año, defensor de la Consti y el viejo Estatut..
El independentismo ha enterrado el pujolismo. Y, por fin, la basura del atentado. Las mismas tesis debla caverna y los aparatos de intoxicación del estado. Eso lo firmaria Marhuenda.
Es una desfatachez despues del aislamiento que han tenido los mossos de la información antiterrorista ahora encima no puedan sentirse orgullosos de haber destruido la celula de los atentados….La descoordinación entre los cuerpos
policiales que ha salido a la luz tras los atentados yihadistas en
Catalunya tiene su origen en el bloqueo informativo al que Interior
sometió a las fuerzas de seguridad durante el mandato de Fernández Díaz.
De esa época de ‘brigada política’ y Operación Cataluña queda un
protagonista: José Luis Olivera, actual director del CITCO y antes jefe
del Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista que bloqueó el acceso
de los Mossos a las bases de datos. Fernández Díaz proclamó, en referencia a la policía autonómica catalana: «La
lucha y la política antiterrorista deben ser de Estado, y no se puede
dejar en manos de los que no tienen el más mínimo sentido de Estado» (14 de mayo de 2015). Y encima les intentan enviar un ultimo viaje filtrando un texto anterior que todos conocian haciendolo pasar por uno de CIA
Esas alertas de la inteligencia internacional sobre la amenaza yihadista
contra Barcelona sí acabaron llegando a conocimiento de los Mossos,
pero siempre por vías extraoficiales e informales, ya que el CITCO no
les proporcionaba información.
El CITCO no les proporcionó información sobre el Imán ,, y tampoco soy yo un defensor cerrado de los mossos. Pero bien orgullosos se pueden sentir en este caso aunque yo mismo como aquí Alba Rico haya criticado que no cogieran vivos a los dos ultimos, mientras que aplaudian su muerte en la prensa de Madrid por un inventado ex legionario .
Gabriela Bustelo, me gustaría comentar su primer artículo en “Cuartopoder” que, sin duda y desgraciadamente, sigue la linea, sin cambiar ni un ápice, de sus anteriores columnas en Voz Populi, de la que elegantemente fue despachada.
En primer lugar continua con el uso inadecuado de ideas de autores que le vienen bien para demostrar su gran cultura cuando, si se analizan, es al contrario y demuestran la pedanteria de que habitualmente hace uso.
Utilizar la frase “el planeta Tierra se ha convertido en el cerebro global”, para equiparar las personas con las neuronas y las conexiones neuronales, es usar de forma improcedente, la obra de H.G. Wells, por cierto, escritor de ciencia ficción.
Espero que el artículo “La sonrisa yonki de Cataluña” no se lo haya inspirado la novela “La Máquina del Tiempo», y que el subconsciente le haya llevado a equiparar a los catalanes independentistas (comunidad disfuncional, como Vd . los califica) con la raza semibestial de los “morlock”.
La discapacidad intelectual es una anomalía en el proceso de aprendizaje y no creo que ese sea el problema del “secesionismo catalán”, sino más bien al contrario, se ha llegado a este extremo tras una larga sucesión de hechos, de más de cuarenta años, por parte de unos Gobiernos que sí les ha faltado ese proceso de aprendizaje para poder comprender la realidad social de todo el país e iniciar un dialogo en busca de soluciones.
Estoy de acuerdo con Guy Debord de que el capitalismo engulle la realidad y que los medios de comunicación son su instrumento y de eso usted sabe muy bien porque lo usa constantemente en numerosos medios digitales.
No hace falta comentar que si los medios internacionales recogen las reivindicaciones catalanas y no hablan de la corrupción en Cataluña es por no tener que hablar de la corrupción generalizada de España, -debe ser por el principio del agravio comparativo-, la diferencia está en que en Cataluña se dimite o se cesa, como en el resto de los países occidentales democráticos, lo que no ocurre ni ocurrirá nunca es España.
Lo que tiene perdón es vomitar frases como estas: “Como un yonqui en fase terminal, la Cataluña separata, asocial y paranoica, dopada de política hasta las trancas, disfruta del subidon de esteladas y cámaras de televisión”, como si los independentistas hubieran deseado una acción terrorista y contra más muertos, mejor, más publicidad, cuando el que lo hubiera podido evitar era el Ministerio del Interior y sus innumerables organizaciones y departamentos de inteligencia, que no le dieron credibilidad.
Y acabar con que “los lideres secesionistas ven su huella sanguinolenta en el mapa mundial y no pueden evitarlo, sonríen”, no merece más comentarios, sólo espero que la opinión publica, no tan sólo la catalana sino también la del resto de España sepa calificar tal aberración y la quieran perdonar.
También espero que su conciencia tome nota de ello y que otra vez piense un poco más antes de desacreditar, desprestigiar, difamar, denigrar, desautorizar, desaprobar, deshonrar, detractar, calumniar, infamar, manchar, mancillar, oprobiar, vituperar y afrentar a los catalanes, independentistas o no pero, tenga por seguro, de que éstos no lo olvidaran.