Abajo el cine español ¡Arriba los Transformers!

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Fotograma de la próxima entrega de Transformers / Paramount Pictures

Es lamentable. El ataque furibundo que desde hace unos años sufre el cine español, alentado por una derecha que desde el rencor no perdona el apoyo que la mayoría de caras conocidas de la industria otorga a los partidos de izquierda, muta en diferentes caras y excusas. De vez en cuando son las subvenciones, otras veces el apoyo a las descargas gratuitas de películas y en la mayoría de ocasiones se argumenta la pésima calidad del cine patrio. Todo vale. No es necesario elevar el tono del discurso con argumentos meditados. Bastan unas pizcas de demagogia, aderezadas poniéndose del lado de las revoluciones de salón que se desarrollan en la Red, para lograr el efecto deseado. La cosa adquiere tintes de surrealismo, muy en la línea de Buñuel, cuando los que se ponen al frente de la manifestación telemática son grandes beneficiarios de la explotación de su trabajo intelectual, aunque no sea en forma de canciones ni películas, ni dependan de la SGAE u otras gestoras similares.

Vivimos estos escenarios con terca cadencia, casi a diario, instalados como estamos en política de alta hipocresía y nula reflexión. La virtud de formar que tiene esta actividad, ya sea desarrollada por nuestros representantes públicos o cualquiera que se sume al debate, ha sido abandonada sin miramientos. Desde los partidos, sobre todo en el lado conservador, está al servicio de la acumulación de votos. Por cierto. Nunca he visto a tantos teóricos de la reputación online desarrollar una labor offline tan prolífica. La solidaridad bien entendida comienza por uno mismo, que diría el filósofo. No logrará solucionar nada Alex de la Iglesia convocando a tomar unas cañas a algunos nombres propios de la Internet patria. Para empezar porque que no había nadie al que hayamos elegido en unas elecciones, y al final son los que deciden en el Congreso y Senado. Muchos queremos que así siga siendo, dicho sea de paso. Puestos a tener representantes, prefiero elegirlos yo. La reunión fue un intercambio de impresiones en el que no se escuchó nada nuevo. Nada que no se hayan dicho unos a otros a través de Twitter en mil ocasiones. El ataque es más profundo. Se trata de otra cosa mucho mejor organizada que las caóticas protestas en Internet, a las que los instigadores de la campaña se suman con júbilo. Lo del cara a cara con los notables internautas ya lo intentó antes la Ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, con poco tino y peor resultado. La verdadera ofensiva se producirá con el casi inevitable cambio en el Gobierno de España, cuando se cobrarán las facturas que se acumulan desde los días del "No a la Guerra", y no habrá grandes movilizaciones de internautas para defender el acceso a la misma cultura que hoy se reivindica.

Necesitamos más cine español, y más música, y libros. Por supuesto que la industria tiene que crecer, madurar y buscar nuevas fórmulas para hacer rentables sus proyectos, pero no puede decirse que la cultura debe ser un bien que fluya por la Red sin límites y más tarde lanzar torpedos a la línea de flotación de las subvenciones a nuestra industria cinematográfica. ¿En qué quedamos? En este país la Cultura recibe ayudas públicas, esperemos que por muchos años. Desde luego que para alguien una determinada película puede ser cultura, y para otro una auténtica bazofia indigna de haber recibido dinero público. Son opiniones legítimas y necesarias, pero la negación de la existencia misma del cine español no debe ser elevada a categoría de ley para acabar con un sistema de ayudas que ha hecho tanto por esa cultura cinematográfica y por jóvenes directores y actores que hoy pasean el nombre de España por las alfombras rojas más importantes del mundo. La "Ley Sinde" no salvará al cine, pero cumple un labor pedagógica que ayuda a valorar y respetar el trabajo de los demás, sobre todo cuando vivimos con tantas probabilidades de perder el propio. La industria del cine se salvará a si misma adaptándose, aunque sea tarde, a la realidad social y tecnológica del momento.

Deberíamos preocuparnos por saber que pasa en una España en la que durante muchas semanas una de las películas más vistas en los cines puede ser “Dos colgaos muy fumaos” (¡que va por la tercera parte!). Toda una alegoría pasada por herbolario del american way of life. Podemos dedicarnos a hacer películas de ese pelaje también aquí, descartando todo aquello que implique una mínima reflexión crítica. Pensando sólo en la taquilla. Dejando de lado todo lo que nos haga salir de la sala pensando, y nos siga removiendo incluso semanas después del visionado. Podemos ponernos del lado de los Transformers, y enterrar a Almodovar, Amenabar, León de Aranoa, De la Iglesia, Aranda, Coixet, Monzón y tantos otros bajo toneladas de metal extraterrestre, tras una guerra preventiva a vida o muerte entre nuestra benemérita Guardia Civil y alienígenas con formas de Seat Ibiza y Opel Corsa. Seguramente la industria será más rentable, pero el cine habrá dejado de cumplir una de sus principales misiones: Despertar en nosotros sentimientos en muchas ocasiones dormidos, y hacer de la vida  algo mejor con lo que descubrimos en esas capas desconocidas de nuestra personalidad.

11 Comments
  1. ddaa says

    No todo el mundo considera «pedagógica» la Ley Sinde. Un análisis, a mi juicio más amplio y más crítico, de esta medida:

    Periodistas 21: El ABC de lo peor de la ley Sinde

  2. Leo says

    Bueno, más que análisis, otra opinión. A mi tampoco me gusta la ley sinde, pero no me rasgo las vestiduras por la calle ni me doy golpes de pecho. Entiendo que al menos esta ley servirá para llamar la atención sobre un escándalo que se vivía a diario en internet y del que nadie decía nada. Páginas como seriesyonkis son una verdadera vergüenza y en los primeros momentos de la ley sinde había gente que incluso las defenfía y ayer no quería ni oir hablar de ellas.

  3. The Boston tea party says

    La «cultura subvencionada» no es cultura, es propaganda de quien la subvenciona, y no hace falta ninguna ley para cerrar paginas web «ilegales» por que para eso están los jueces. Claro que si el juez no nos da la razon es mejor tener a la «autoridad gubernativa» para que nos auxilie ¿verdad?

  4. Anti TDT Party says

    Tú defiendes entonces las páginas que hacen gran negocio con productos que no son suyos? Meforroconenlacesapeliculas.com? Un museo es propaganda? No sabes ni de qué hablas chaval…

  5. The Boston tea party says

    Yo defiendo que si consideras que esas paginas están delinquiendo vayas a un juzgado y lo denuncies. Cuando hablo de cultura subvencionada naturalmente hablo de la «creación cultural», aunque llamar eso a lo que fabrica la industria del entretenimiento…… Otra cosa diferente es que el estado deba conservar el patrimonio nacional y hacerlo accesible a sus legitimos propietarios.

  6. Anti TDT Party says

    Yo considero que estas páginas están delinquiendo, y defiendo que se cambie la ley y se haga más dura para que los jueces puedan condenar con dureza. ¿O es que en este país una mayoría parlamentaria en representación de los ciudadanos no puede cambiar la ley?

  7. The Boston tea party says

    Tu defiendes que esas paginas están delinquiendo pero los jueces sentencian lo contrario. Como los jueces sentencian lo contrario el gobierno pretende que la decisión de cerrar una pagina web no la tome un juez sino «la autoridad gubernativa», eso es la Ley Sinde. El parlamento no tiene legitimidad para saltarse la constitución y anular el derecho a la tutela judical por mucha mayoria que tenga.

  8. Anti TDT Party says

    Y dale. Los jueces sentencian en base a una ley. La ley la cambia el parlamento, te guste o no, que veo que te gusta poco. Así es la democracia. A mi particularmente me importa un pimiento que les cierren por la vía administrativa. Se lo merecen y es vergonzoso que en este país haya quien todavía defiende que alguien se haga de oro gracias al trabajo de los demás sin pagarles ni un euro. Ahora lo llaman defender la libertad de expresión. Y un cuerno!

  9. The Boston tea party says

    Pero lo mas importante que hay que aclarar en este asunto es que el modelo de negocio de la industria del entretenimiento actual basado en la venta de compias es RADICALMENTE INCOMPATIBLE CON LOS DERECHOS CIVILES. No se pueden vender copias en un entorno en que todo el mundo tiene una magnifica maquina de copiar en casa y ademas unas excelentes redes de comunicación de información entre esas maquinas, salvo que vigiles lo que hace cada individuo en su casa, y eso solo se puede conseguir con un estado totalitario.

  10. The Boston tea party says

    «A mi particularmente me importa un pimiento que les cierren por la vía administrativa» Ya ves a mi me importan mucho mas los derechos civiles que los que le pase a una industria que se niega a evolucionar, cuestion de prioridades

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