Google vuelve al garaje

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El nuevo CEO de Google, Larry Page / Google Press Center

La princesa está triste ¿Qué tendrá la princesa? Google ya no es cool, ¿Qué le pasa a Google? Uno de los fundadores de la empresa, Larry Page (38 años), asumirá el control ejecutivo que abandonó hace tiempo, sacando del puesto al que ha dirigido los destinos del gigante durante los últimos diez años. Eric Schmidt (55), todavía Consejero Delegado, entregará el mando a los que iniciaron algo más que un proyecto empresarial desde su garaje. Comenzaron una cultura, que en los últimos tiempos ha dejado de ser atractiva incluso para algunos empleados de la compañía que han decidido largarse a la competencia. Facebook. La china en el zapato de Google. China: Un desembarco en el país asiático asumiendo las imposiciones censoras de su gobierno, que muchos fieles seguidores y apóstoles de la compañía no entendieron. Había mucho dinero en juego, pero Google se ha dejado algo más que dividendos en esa aventura. Quizás la reparación del error haya llegado tarde, y muchos apuntan a que también ha sido un punto de fricción entre Schmidt y los fundadores de la empresa.

Si algo ha enseñado la Red a los que en ella crecieron y lograron que sus empresas valiesen su peso en oro es que de la misma manera que los usuarios encumbran un marca pueden hacerla caer en desgracia. El ejemplo de Microsoft, convertida en el diablo sobre la tierra encarnado en el que fuera su creador, Bill Gates, planea sobre las conciencias de los que recogieron su testigo. Yahoo!, abandonada en el olvido de la conciencia global tras haber sido la pegatina preferida para la parte trasera del coche, es otro de estos casos.

La competencia es feroz. Facebook crece cada día, suma usuarios vinculados a su marca desde el primer momento gracias al registro, y el contenido que se comparte en su interior es cada día mayor. Google ha tenido encontronazos importantes con la red social, comentados a nivel mundial, y son estos mismos enfrentamientos los que dan idea de la situación que para la empresa que dirigirá Larry Page tiene Facebook en su escala de peligros. Dentro de poco, un buscador de Facebook mejorado podría incluso competir con el de Google, su buque insignia, su seña de identidad. Más de seiscientos millones de usuarios nutriendo el buscador de Facebook es como para tener en cuenta la batalla. En otro frente, Apple y Steve Jobs convierten en oro todo lo que sacan a las tiendas, y el mundo comienza a ser un lugar habitado por personas que llevan en la mano una maquina diseñada por Apple, con su software propio incorporado. Más problemas para los sistemas operativos de Google. Jobs crece más y recauda cifras superiores de dinero. Más problemas para los financieros de Google.

Tampoco han ayudado los deslices que Google ha tenido, y tiene, en materia judicial. La recogida de datos que los coches de Google Street View hicieron por medio mundo, absorbiéndolos de las redes wifi que se encontraban por nuestras calles, hicieron mucho daño a la imagen pública de la marca. Pese a las explicaciones, casi nadie comprende para qué querían esa ingente cantidad de datos. O sí, y eso es lo que más preocupa en California. La investigación de la Unión Europea por prácticas monopolistas, basada en la promoción de productos de Google por encima de los de sus competidores en los resultados del buscador, tampoco ha sido una gran campaña publicitaria.

No se necesita más la supervisión adulta diaria”, dijo Eric Schmidt en su Twitter mientras se anunciaban los cambios en la cúpula. Una expresión que bien puede justificar su salida, pero que a todas luces se queda corta para explicar lo que pasa en Google. Los problemas de una empresa cuyo valor ronda los 200.000 millones de dolares están en el espíritu y no en la cuenta de resultados. Google ya no es la marca simpática que hace cinco años tenía cautivado a medio mundo. La culpa no es sólo suya, ni hay que adjudicarle a la competencia todo el mérito. Una generación de nativos digitales está ahora sentada delante de las pantallas o con su smartphone en la mano, activa y preparada. La exigencia es mucho mayor, y los errores se pagan muy caros, sobre todo los que tienen que ver con la privacidad. Puede parecer una contradicción, pero la generación menos celosa de su intimidad no perdona las violaciones de la misma. Es sencillo. Compartimos lo que decidimos libremente compartir, pero no estamos dispuestos a que nadie en posesión de la tecnología lo haga por nosotros. El cambio de máximo responsable en Google responde a una aspiración para poder renovar la confianza. Un lavado de cara para volver a acercarse a esa cultura del garaje que hizo de su empresa un icono del nuevo siglo. La cara amable de Larry Page sustituye al tiburón de las finanzas. No nos importa el dinero - vienen a decir -, queremos crear cosas que os hagan la vida más fácil. Miradme, soy como vosotros. Ojalá sea cierto. Muchos ya comienzan a mirar a Google por el rabillo del ojo mientras navegan por la Red, vigilando sus espaldas.

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