Demonios 2.0

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Página en Facebook de la Conferencia Episcopal.

No esperábamos menos del cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Antonio María Rouco Varela. Si alguien de la actual jerarquía de la iglesia católica española se mostrase abierto ante los avances de la tecnología, hubiese echado por tierra siglos de cerrazón y hogueras. Para qué sorprender a una cada vez más envejecida parroquia con insinuaciones benévolas con las redes sociales. El negocio ha funcionado bien hasta la fecha con un discurso impregnado de temor, por lo que aplicando las reglas básicas de cualquier producto que funciona, mejor no menearlo.

Dice Rouco Varela que las redes sociales “propician un estilo de vida virtual y vacío”. Comenzando porque tal afirmación es propia de alguien con gran desconocimiento de lo que habla, hay que decir que además es falsa. Lo demuestran estudios como “Generación 2.0”, de la Universidad Camilo José Cela, donde los más de 9.000 adolescentes consultados optaban mayoritariamente por las relaciones presenciales con sus amigos como primera opción. Vamos, que les sigue gustando lo mismo o más salir y conocer gente. Pero es que es curioso como alguien sometido al voto de castidad, cuya relación hacia las mujeres en su propia iglesia es bastante más que discutible, y que sigue aplicando la máxima de la zarza ardiendo para casi todo, se atreve a catalogar de “virtual” un estilo de vida. Cualquier podría calificar el del propio Rouco como prehistórico, y habría más datos objetivos para apoyar esa tesis que las que sostiene monseñor. Ese “todo vale” al que también hace referencia demuestra su desconexión total con la sociedad en la que vive.

Rouco Varela no conoce al rebaño que pretende pastorear. No tiene ni la más remota idea de qué inquietudes o preocupaciones afrontan los jóvenes. Siempre dados a ello, desde la iglesia prefieren decirnos también de qué cosas debemos preocuparnos. Prefieren sus propios demonios, de cuernos y rabo, a los que que de verdad están en el día a día. Todo ello no le impide a la Conferencia Episcopal Española tener su propio espacio en la red social Facebook, aunque cumple la misma misión que cualquier hoja parroquial. En los tiempos del diálogo y la conversación en Internet, desde su atalaya en la red social sólo se lanzan mensajes en una dirección. No hay canal de retorno. Las manos en las orejas excepto en caso de oración. Su página en Facebook es el reflejo de una iglesia aislada y encerrada en su propia doctrina. Sobrepasada por los acontecimientos, con una nómina de curas en avanzada media de edad y peligrosa falta de vocaciones en los vacíos seminarios, las iglesias como la de Rouco caminan sin remedio hacia una política de trinchera que jamás les permitirá volver a ser referente para nadie. Una vez más, donde deberían ver una oportunidad ven nuevos demonios. Su afán por hacer política se encargará del resto.

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