La culpa es de Internet, otra vez

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El primer ministro David Cameron durante su intervención esta semana en el Parlamento para informar de las revueltas en las calles de distintas ciudades británicas. / Efe

El primer ministro británico David Cameron comunicó ayer al Parlamento que su gobierno estudia bloquear el acceso a las redes sociales para luchar contra las revueltas que azotan varias ciudades de Inglaterra desde hace una semana. La medida, que pretende eliminar el principal medio de comunicación usado por los alborotadores, llenó ayer las redes sociales de comentarios de reproche por colocar al gobierno británico a la altura de los regímenes egipcio, marroquí o chino.

De entrada, es curioso que quienes a menudo abogan por no legislar "en caliente" propongan un debate sobre el acceso a la Red en medio de una revuelta de saqueos y destrozos. Así, Cameron se comporta como un fontanero que, incapaz de arreglar las tuberías, propone la prohibición del agua como culpable última de las inundaciones.

Pero más curioso es que el acento de todo este asunto se ponga, una vez más, sobre Internet, como si la Red fuera la causa y no el síntoma de una enfermedad social que sólo puede explicarse retrociendo varias décadas en el tiempo, cuando Margaret Thatcher empezó a recorrer un camino que tenía como objetivo la progresiva destrucción del Estado en favor de los mercados.

Un camino que el laborismo de Tony Blair apoyó incondicionalmente y que hoy empieza a explotar en la cara de los ingleses: Una política fiscal y social que ha convertido muchos barrios en guetos y un sistema público educativo incapaz de hacer de muchos ciudadanos algo más que consumidores. Ni siquiera la seguridad del Estado parece haber estado a la altura de unas revueltas que han florecido ante la misma nariz de la policía.

En este contexto de jibarización del Estado, de vuelta a la ley de la jungla, la prohibición del acceso a Internet no sólo no es reprobable sino muy recomendable. Pero cabría preguntarse qué será lo próximo, porque habrá más revueltas y probablemente más graves, y nadie parece dispuesto a afrontar el problema de raíz. ¿Qué se hará entonces: anular un puñado de libertades, declarar del estado de excepción o de guerra, disolver el Parlamento...?

No es la primera vez que se pretende limitar el acceso a Internet ni será la última. La breve historia de la red nos enseña que todos los intentos por controlarla sólo han servido para promover nuevas tecnologías que hacen más difícil su control.  Incluso, el control legítimo contra delitos graves. Así que recurrir al 'botonazo', al apagón de lo que no puede controlarse, no es sólo una medida ingenua y cortoplacista sino también una grave irresponsabilidad. Ésta sí, a la altura de los políticos de nuestra época.

2 Comments
  1. Pablo says

    Cortes de redes sociales cuando conviene, pero autopistas para la especulación:
    http://mundowiki.com/2011/08/11/cortes-de-comunicacion-en-el-gueto-cable-para-la-especulacion-y-la-evasion-de-capitales/

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