El cerdo será el mejor amigo del hombre

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La imagen muestra una sección del páncreas de un cerdo. Usando diferentes tecnologías de contraste, a la izquierda se pueden ver los islotes de Langerhans y, a la izquierda, la insulina que generan. / Isaac Yonemoto (Wikipedia)

No es un titular frívolo. Como demuestra el pujante y repugnante tráfico de órganos, la generosidad de los familiares de los fallecidos no basta para cubrir la demanda de transplantes. Además, algunas afecciones como las neurodegenerativas, pancreáticas o la diabetes necesitan de un suministro sostenidos de células o tejidos. Esto ha llevado a los científicos a estudiar el uso de los cerdos como fábricas de  tejidos y órganos para los seres humanos. Ya se usan válvulas coronarias y tejidos para reconstrucción de ligamentos y las más avanzadas investigaciones buscan la manera de usar células del cerebro porcino para contrarrestar los efectos de enfermedades como el Párkinson. El negocio para las empresas de biotenología es muy prometedor. Sin embargo, la xenotransplantación (transferencia de órganos entre especies) aún tiene que superar algunos obstáculos. Primero médicos, segundo de seguridad, y tercero legales.

Desde hace décadas se vienen usando partes del cerdo en operaciones de cirugía. Pero el injerto se hace en realidad con tejidos desprovistos de sus células, sólo con el armazón celular para que, una vez transplantado, sea repoblado por células humanas. Sin embargo, ahora se está abriendo el camino a un aprovechamiento más intensivo de las similitudes genéticas que hay entre cerdos y humanos. Y no sólo se trataría de transplantar órganos completos, la transferencia de células específicas, como las neuronales, las del páncreas o el hígado es aún más prometedora.

Un equipo de 10 investigadores del campo de los xenotransplantes de centros de EEUU, Italia y Holanda han publicado un artículo en la pasada edición de la revista The Lancet donde repasan los resultados de la xenotransplantación desde cerdos, sus posibilidades y los retos que aún tiene que superar. Buena parte de esos problemas, al menos los médicos, podrían ser resueltos con el uso de cerdos genéticamente modificados para portar genes humanos que, en un curioso círculo, volverían a un huésped humano.

Hasta que en 2000 la empresa británica PPL Therapeutics, la misma que clonó a la oveja Dolly, anunció el nacimiento de cinco cerditos clónicos, los xenotransplantes se ensayaban con animales no modificados. Además de los experimentos con órganos completos transplantados a primates inferiores (la realización de estos ensayos con los grandes simios, como orangutanes, chimpancés, gorilas y bonobos, por no decir con humanos, está prohibida y sólo se han aprobado ensayos parciales), el cerdo serviría para un sinfín de alteraciones como generador de islotes pancreáticos (agrupaciones de células que producen hormonas) para tratar la diabetes, células neuronales para producir la dopamina que les falta a los enfermos de Párkinson, hepatocitos (las células del hígado) para reparar fallos hepáticos, córneas para la ceguera o, incluso, globulos rojos para transfusiones.

Sin embargo, los injertos se tienen que enfrentar a un nuevo entorno hostil. El sistema inmune humano suele provocar el llamado síndrome de rechazo agudo, en el que los anticuerpos del receptor atacan de forma generalizada el injerto. Otro de los problemas tiene que ver con la sangre. La microangiopatía trombótica es una disfunción coagulatoria entre el órgano y el receptor, provocando la necrosis del injerto a veces en horas. En otras ocasiones, y a veces de forma conjunta con las anteriores, se producen inflamaciones en el órgano transplantado que acaban con él. La culpable de todos estos problemas es la resistencia del sistema inmune humano a la presencia de elementos extraños. Lo que es fundamental para nuestra supervivencia se convierte en la principal barrera para un xenotransplante.

La solución a todos estos problemas está en la modificación genética de los cerdos. A pesar de lo que se pueda pensar, la investigación no busca proteger al hombre del cerdo, sino al revés. Con el avance de la ingeniería genética se están localizando y caracterizando los genes humanos que intervienen en los procesos de anticoagulación o que codifican las proteínas antitrombos. También se está trabajando con los genes claves en el desarrollo de la respuesta inmune humana para suavizarla y así evitar que el órgano sea rechazado. Los primeros resultados con estos transgenes se esperan para el año que viene.

La empresa neozelandesa Living Cell Technologies, con la supervisión del Gobierno de ese país, ya está realizando ensayos con humanos con diabetes Tipo 1.  Usan islotes del páncreas del cerdo encapsulados para evitar que sean atacados por el sistema inmune humano. Estos islotes generan la insulina que necesita el organismo. Hay 18 personas en la fase actual de pruebas. Por otro lado, un consorcio europeo está investigando el potencial de células embrionarias del cerdo precursoras de la dopamina. Los resultados en primates inferiores afectados de Párkinson han revelado una mejora significativa de las habilidades locomotoras. Los autores del artículo confían en que los ensayos con humanos deberían ser una realidad en dos o tres años.

El segundo gran obstáculo al desarrollo de la xenotransplantación es la seguridad. En los transplantes entre humanos se pueden producir transferencias de microorganismos como el citomegalovirus o el virus Epstein-Barr, ambos dos tipos de herpes. También se pueden contraer patógenos causantes de la fiebre del Nilo Occidental, la rabia o el VIH. Y, sin embargo, no por eso dejan de realizarse los transplantes. Para los autores, no hay que olvidar que son partidarios de los xenotransplantes, el riesgo de que un humano se vea contagiado por alguna de estas enfermedades desde los cerdos es muy bajo. Sólo habría que extremar la vigilancia e higiene de las piaras. Pero los escépticos les recuerdan  que el cerdo porta sus propios retrovirus endógenos y estos no se pueden eliminar ya que su secuencia genética forma parte intrínseca del núcleo de las células porcinas. A esta objeción, los pro cerdos alegan que ya existen tecnologías para evitar la activación del retrovirus después del transplante.

"Dado que se espera que los potenciales beneficios de la xenotransplantación sean grandes y escasos los riesgos, no parece que haya una buena razón para impedir la implantación clínica bajo unas condiciones cuidadosamente reguladas", afirman los autores. No creen que el transplantes de órganos completos sea una realidad mañana pero sí la transferencia de células e islotes. Para ello, aconsejan a los organismos regulatorios, que siempren han mirado con recelo estos experimentos, que rebajen sus exigencias sobre el uso de cerdo para la xenotransplantación.

2 Comments
  1. FRANCISCO PLAZA PIERI says

    Recuerdo un chiste negro que decía:
    Tenemos un cerdo en casa y está tan bueno que hemos decidido ir alimentándos de él:
    -Ya le hemos arrancado una paletilla para comernosla y no se le nota mucho porque rápido le hemos colocado una prótesis en su lugar…

  2. Alfredo says

    a mi me han propuesto hacerme un injerto de ligamento de cerdo descelularizado en un ensayo clínico alguien que se haya echo algo similar puede aconsejarme como le ha ido espero respuesta

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