Desde las 8 de esta mañana miles de personas andan a la caza de cinco supuestos ladrones que deambulan entre la multitud de cinco ciudades diferentes. El primero que los capture se lleva 5.000 dólares. El reto, patrocinado por el Departamento de Estado de EEUU, es algo más que un gran juego colectivo. Pretende comprobar si la movilización social facilitada por las nuevas tecnologías puede servir para combatir el crimen. Un caso como este, en el que los maleantes están desperdigados por el planeta y urge capturarlos, escapa a las capacidades de cualquier policía pero quizás no a las de una muchedumbre vigilante
Ideado por una serie de estudiantes de varios países, el Tag Challenge, ha distribuido a cinco voluntarios que estarán durante 12 horas en zonas concurridas de las ciudades de Bratislava, Estocolmo, Londres, Nueva York y Washington. En la web del reto han colocado la fotografía de una ficha policial ficticia de cada uno de ellos y una breve descripción del sujeto. También llevarán una camiseta con el logo del juego. El primero que consiga fotografiar a los cinco se lleva el premio. Como es imposible para una persona estar en las cinco ciudades a la vez, el reto obliga a la colaboración, a la creación de una red de vigilantes que tendrá que detectar a los sospechosos, fotografiarlos y enviar las imágenes a la web de Tag Challenge.
"En los últimos años se ha hecho cada vez más evidente que la información de origen abierto, especialmente en la era de las redes sociales, puede ser al menos tan valiosa como la información clasificada", dijo durante la presentación del reto el ex director adjunto de la ONCIX, la responsable de la contra inteligencia en EEUU, Marion Bowman.
"Probablemente, la victoria se base en la capacidad de crear un equipo muy grande de observadores ad-hoc distribuido por todas las ciudades", explica en un correo electrónico el investigador del Instituto Masdar, Iyad Rahwan y líder de uno de los grupos que han afrontado el reto. Tanto él, como otros miembros del equipo CrowdScanner (algo así como escáner masivo) que proceden de centros de investigación de universidades como la de California o la de Southampton, llevan años investigando en los campos de las redes sociales, teoría de juegos, conducta evolutiva y fenómenos de masas.
La estrategia para intentar ganar está clara: conseguir que mucha gente se una a tu equipo. Algunos están usando Twitter o Facebook para conseguir adeptos. En CrowdScanner, aunque usan esas herramientas para difundir su misión, han recurrido al incentivo más viejo que se conoce, el dinero.
"Si envías la fotografía de uno de los objetivos a CrowdScanner y ganamos, te daremos 500 dólares. Además, si invitas a un amigo, y tu amigo envía otra fotografía, el se lleva los 500 dólares, pero tú también recibes 100. Para ayudar a difundirlo, los reclutadores de los primeros 2.000 miembros reciben 1 dólar por cada persona a la que invitan a formar parte del equipo", explica Rahwan. Es como una estructura de los negocios piramidales pero invertida.
Y es que su objetivo no es llevarse el premio sino estudiar en un escenario real sus teorías sobre la movilización masiva en la era digital. El modelo de incentivos que han usado, que premia tanto la participación como el animar a otros a hacerlo ya tuvo un sonado éxito en 2009. Entonces, DARPA, la agencia de investigación avanzada del Departamento de Defensa de EEUU, desperdigó 10 grandes globos rojos a lo largo de ese país. Participaron 4.000 equipos diferentes pero el premio se lo llevó uno del MIT que tardó menos de nueve horas en localizarlos usando este mismo sistema de implicación social. El profesor de origen español Manuel Cebrián estaba en aquél equipo del MIT y también participa ahora en CrowdScanner.
El domingo al mediodía se sabrá quien ha ganado y, según las normas, estarán obligados a explicar cómo lo han conseguido. Lo importante para los organizadores del Tag Challenge es eso, descubrir estrategias de movilización masiva. "Este experimento nos puede dar nuevas perspectivas sobre el seguimiento de terroristas o la búsqueda de niños desaparecidos", aseguró el experto en seguridad Gary Anderson en su presentación hace un mes.
Cuando se le plantea a Iyad Rahwan los riesgos que puede entrañar un experimento social de este tipo si una vez se aplica a la realidad, reconoce que es una cuestión abierta. "Como con cualquier tecnología, hay usos buenos y malos. De un lado, es obvio que es bueno que las redes sociales puedan ayudar a localizar niños desaparecidos o en la búsqueda de un criminal a la fuga. Sin embargo también podemos imaginar usos menos altruistas de la tecnología", acepta.
Pero, como científico, cree que es importante entender lo que la tecnología es capaz de hacer. "Sólo después de que la entendamos podremos controlarla o regularla".
Buf y patrocinado por el departamento de estado… bajo el inocente objetivo de la «cooperación» en redes sociales, estos tíos están buscando nuevos métodos de cazar a sujetos críticos con el sistema.
Si quieren fotografiar a los «delincuentes» rápidamente, ruego se dirijan a las sedes de gobierno, grupos empresariales y bolsas de valores de esos países.