Es lo que tiene la ciencia, a veces los resultados de sus experimentos nos sorprenden contradiciendo lo que uno creía. Es el caso de un experimento realizado en Londres que viene a revelar que los que viven en los barrios más ricos son más altruistas que los que lo hacen en zonas más pobres. Una posible explicación estaría en el menor nivel de ingresos y una previsible menor educación. Pero también podría deberse a que los pobres bastante tienen con lo suyo como para dedicar tiempo al altruismo.
Antropólogos del University College de Londres tiraron por las aceras de 20 barrios londinenses 300 cartas a razón de 15 por zona durante el mes de junio de 2010. Querían comprobar cuántas eran recogidas por un buen samaritano que se tomara la molestia de introducirlas en un buzón de correos para así llegar a su destinatario. Es el experimento conocido como la carta perdida, ideado por el psicólogo social Stanley Milgram en los años 60. Para los científicos sociales es una de las mejores formas de medir el verdadero altruismo ya que no hay beneficio a la vista ni cercano ni futuro en el acto de reenviar una carta a un completo desconocido. Es más, implica la molestia de agacharse a coger el sobre y ponerse a buscar un buzón.
El experimento reveló que el 61% de las cartas llegaron a su destinatario, un nombre con una inicial para no desviar el resultado en función del sexo y un apellido corriente. La hipótesis de los investigadores era que el 25% de los barrios con mayor nivel de ingresos mostraría una ratio de devolución más alta. También tuvieron en cuenta otras variables como el número de buzones en el barrio, la densidad de población, el porcentaje de nacidos en el Reino Unido para controlar el factor de la etnicidad e incluso la distancia de media hasta el trabajo.
Comprobaron que el único predictor válido era el nivel de ingresos. Mientras que el 87% de las cartas tiradas en los barrios más ricos llegó a su destinatario, la cifra se redujo hasta el 37% en los barrios más depauperados. De hecho, las dejadas en las primeras zonas tenían un 91% más de posibilidades de llegar que las tiradas en las segundas. Los resultados los han publicado en la presente edición de PLoS One, donde cualquiera puede leer su trabajo en busca de debilidades en la investigación.
"Puede haber varias razones que expliquen porqué las personas que viven en barrios pobres se comportan de forma menos altruista. Los efectos de tu medio probablemente afecten la forma en que interactúas con los demás y, quizás, los que viven en estos barrios estén más preocupados con vivir (encontrar trabajo, pagar el alquiler, etcétera) y por tanto menos inclinados a ayudar a extraños", dice Antonio Silva, uno de los autores de la investigación. "Los barrios pobres de Londres pueden tener también una mayor cantidad de población en tránsito, algo sugerido por el mayor porcentaje de casas alquiladas en esos barrios, lo que podría resultar en menor cohesión social", añade Silva. "Por último, el dato de que estos vecindarios tienen también mayores niveles de criminalidad podría crear una sensación de desconfianza que llevaría a una conducta menos altruista", concluye.
Sin embargo esta investigación parece contradecir otra de la que también nos hicimos eco aquí. En aquella ocasión, investigadores estadounidenses comprobaron que había una correlación entre la clase social y el comportamiento ético. Vieron que los que llevaban mejores coches respetaban menos los pasos de peatones o el ceda el paso en las rotondas y que los estudiantes adinerados engañaban más. Precisamente, en este nuevo estudio hacen referencias a aquel experimento.
"Ese estudio se centró en la conducta de los individuos, independientemente de donde vivían, mientras que nuestro trabajo se centra en el contexto en el que vive la gente. Puede ser que las personas más ricas de los barrios pobres sean menos altruistas que las personas pobres de ese mismo barrio pero, en conjunto, los que viven en zonas de menos ingresos se comportan de forma menos altruista", opina Silva. Por otro lado, estas diferencias entre un trabajo y otro podrían estar relacionadas con que cada estudio mide aspectos diferentes de la conducta altruista. "El altruismo parece ser un factor multifacético, con la gente dispuesta a ayudar a extraños en unas situaciones pero no en otras", plantea.
De hecho, en el artículo que publican, recuerdan que las conductas antisociales que implican competición (como es la conducción agresiva o engañar en un juego económico como hicieron los estudiantes en la otra investigación) pueden ser más comunes entre los ricos pero allí donde no hay esa competencia (como en el acto de devolver una carta), los ricos son más altruistas que los pobres.
Con 300 cartas quieren llegar a conclusiones claramente prefijadas, como se desprende de la alusión al estudio anterior que decía lo contrario. Me recuerda el chiste del que le iba quitando, una a una las patas a una araña, y le pedía que andara, despues de quitarle la octava la araña no anda y llega a la conclusión de que sin patas la araña se vuelve sorda.
Las condiciones sociales tienen mucho que ver con la mayoria de los comportamientos humanos, pero ninguna es definitoria. Cuando la pobreza es extrema no es de esperar respuestas muy generosas, ya decia El Último De La Fila que «cuando la pobreza entra por la puerta el amor salta por la ventana», uno puede ser socio de varias ONG’s y quedarse en paro y darse de baja porque tiene problemas económicos, cuando uno solo recibe facturas o publicidad por correo puede que una carta en el suelo no le llame siquiera la atencion; si uno esta acostumbrado a recibir el saldo del banco informacion de vacaciones o cartas de colegas puede darle más importancia a estos temas y parecerte más importante que una carta llegue a destino. En la donación de órganos y sangre se puede hacer un estudio sobre esa generosidad con miles de personas, en las que los inmigrantes participan en porcentajes similares.
Que las personas de más ingresos suelan ser más «competitivas» se puede explicar desde varios puntos de vista; Makinavaja, el genial personaje de Ivá se preguntaba: «no se sin son unos H. de P. porque son ricos, o son ricos porque son unos H. de P.»