Sin poder, las cosas pesan más

3
poder_fuerza_física_Universidad_Cambridge
Imagen con la que la web de la Universidad de Cambridge ilustra su información sobre el estudio 'La influencia del poder social en la percepción del peso'. / cam.ac.uk

Estimar el peso de una simple caja llena de libros puede parecer una tarea tan nimia que a nadie se le ocurriría extraer de ella conclusiones sobre las relaciones de poder entre las personas. Pero, ¿y si  los que se sienten más impotentes adjudican siempre un mayor peso a las cajas que aquellos que se sienten poderosos? En un triple experimento, investigadores británicos han demostrado que el poder social afecta a la percepción de las propiedades físicas de los objetos.

Giulio Andreotti, el eterno líder del partido Democracia Cristiana y hasta siete veces primer ministro de Italia en la segunda mitad del siglo XX, dijo una vez: "El poder sólo cansa a aquellos que no lo tienen". Jugando con esa frase, dos psicólogos de la Universidad de Cambridge quisieron comprobar cuánto de literal podía haber en ella. Partiendo de la idea de que el poder es la capacidad de controlar los recursos propios o ajenos, los investigadores idearon una serie de experimentos para medir el impacto de la sensación subjetiva de poder sobre cualidades tan físicas como el peso de las cosas.

En el primer experimento reclutaron a 145 participantes a cambio de una chocolatina. Cuidando de que no detectaran el objetivo de la prueba, les dieron una caja de una libra de peso ( 0,453 Kgr) que les ayudara a calibrar. Después les entregaron otras dos cajas de dos y ocho libras de peso. De forma paralela, les realizaron un cuestionario para medir la auto percepción de su poder en las relaciones sociales con los demás. Comprobaron que aquellos que puntuaron peor en el test de poder, adjudicaban un mayor peso a las cajas que aquellos que se sentían más poderosos.

"Es complicado expresar los resultados en porcentaje, pero existe una relación lineal entre la sensación de poder  y el peso estimado que dieron", dice la psicóloga Eun Hee Lee, coautora del estudio publicado en el Journal of Experimental Psychology.

Para comprobar si existía una relación causa efecto entre sensación de impotencia o poder y la estimación del peso, los investigadores idearon un segundo experimento. Recurrieron a un truco habitual de la psicología para estudiar a los sujetos, el de la silla de poder. Esta vez contaron con la participación de 41 personas a las que invitaron a sentarse en una silla de oficina. Para despistarlos del objetivo real del estudio, les dijeron que trataba sobre la ergonomía en el lugar de trabajo. A unos les pidieron que se sentaran cómodos, con un brazo apoyado en el reposabrazos y cruzando las piernas. A otros, en cambio, les indicaron que se sentaran rectos, con las piernas juntas y las manos bajo los muslos durante tres minutos. Buscaban incentivar sensación de poder e impotencia respectivamente.

Antes y después de probar la silla, los voluntarios elevaron un número diferente de cajas pero que en conjunto pesaban lo mismo. "Los resultados mostraron que los sometidos a la manipulación de poder para hacerles sentir impotentes dieron estimaciones de peso comparativamente más altas que los que fueron manipulados para sentirse poderosos", explica Lee.

Pero, ¿y si su hipótesis de partida era errónea y son los poderosos los que sienten que todo les pesa menos? Para comprobarlo, en un último experimento, los investigadores reclutaron a otras 68 personas, de nuevo a cambio de una chocolatina. A un tercio les pidieron que describieran un momento de su pasado en el que ejercieron o tuvieron poder sobre alguien, a otro grupo le tocó recordar una situación en la que estuvieron a merced de otra persona. Los restantes, usados como grupo de control, tuvieron que relatar como era su trayecto de casa al trabajo. A todos les despistaron diciéndoles que el estudio era sobre el impacto del ejercicio físico sobre la memoria autobiográfica.

Los que recordaron una situación de impotencia volvieron a destacar valorando al alza el peso de las cajas. Sin embargo, los que rememoraron un evento de poder hicieron unas estimaciones muy similares a los miembros del grupo de control. Es decir, mientras que la falta de poder afecta a la percepción del peso, el hecho de tenerlo no lo hace.

En las conclusiones del estudio, los autores señalan que "una sensación de impotencia, ya sea por características de la propia personalidad al relacionarse con los demás o provocada por un rol social desventajoso, lleva a las personas a percibir los objetos de forma diferente, posiblemente porque se enfrentan a retos para los que carecen de recursos". Sería una especie de mecanismo de adaptación.

Como razona Lee: " al sobreestimar el peso, percibiendo los atributos del mundo que les rodea de forma exagerada, pueden evitar que agoten todos sus recursos con el objetivo de preservarlos. De esta manera, podría suponer una ventaja adaptativa para su supervivencia".

3 Comments
  1. isilanes says

    Es un resultado bastante esperable. La impotencia o falta de control ejerce un efecto negativo en nuestra autoestima. De forma paralela, es bastante obvio que medimos la magnitud de los retos externos (p.e. fuerza necesaria para alzar un peso) comparando con nuestra percepción interna (directamente unida a la autoestima). No sólo porque es el marco de referencia que tenemos, sino para autojustificarnos: es más fácil decir que no puedo alzar un peso porque es muy pesado, que admitir que tengo poca fuerza.

    Lo que a mí me gustaría es que se hiciera un estudio que correlacionara la percepción de dificultad en retos externos (ya sea alzar un peso, redactar un informe o terminar un producto) con quién lo hace. Es decir, cómo percibimos su dificultad en función de que lo tengamos que hacer nosotros, o lo tengan que hacer otros. Porque eso sí que es gracioso.

Leave A Reply