Facebook quiere pero no puede ser YouTube

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facebook y youtube
Facebook ha lanzado esta semana nuevas funcionalidades para convencer a los usuarios de que usen su plataforma como repositorio de vídeos principal. / Shutterstock

Cada vez se consume más vídeo online. La popularización de los smartphones y las tabletas con capacidad para conectarse a Internet, así como de las redes de conexión a alta velocidad en movilidad (LTE o 4G), permite a los usuarios ver e interactuar con contenidos audiovisuales de manera sencilla y en cualquier lugar.

En muchos casos, el vídeo está sustituyendo a la televisión tradicional. Entre los internautas más jóvenes, el tiempo de consumo de vídeos en una plataforma como YouTube duplica al que dedican a los canales de emisión tradicionales.

En las redes sociales, los contenidos que más se visualizan, que más se comparten y que más provocan que el usuario pulse el botón de “me gusta”, son también los vídeos. Por ejemplo, en Facebook, un vídeo suele conseguir de media un 90% más de interacciones que una actualización de estado que sólo esté compuesta por texto.

Este es uno de los motivos por los que Facebook “ha declarado la guerra” a YouTube y quiere convertirse en la nueva plataforma en la que todos los internautas suban sus vídeos. Por eso en la última semana ha lanzado una serie de funcionalidades pensadas para irle comiendo terreno a la plataforma de vídeos de Google, algo que puede costar a Mark Zuckerberg –fundador de la red social- más de lo que en un principio se piensa.

Junto a la posibilidad de que los anuncios en vídeo se reproduzcan solos, algo que la compañía lleva meses mostrando a sus clientes como una funcionalidad que aumenta la interacción y la conversión, esta semana Facebook ha lanzado la posibilidad de que las empresas que tienen cuenta en la plataforma puedan crear su propio “almacén” de vídeos en su perfil corporativo.

Sería como una especie de repositorio, con funciones similares a las del canal de YouTube, que permitirá a las compañías contar con un espacio propio en el que subir todos sus vídeos y mostrar sólo aquellos que les interese en cada momento, dejando ocultos el resto. Incluso podrán establecer algunos como “secretos”. A estos sólo se podrá acceder si se conoce la URL directa del contenido y no se mostrarán en el chorro de actualizaciones de la página.

Los usuarios podrán definir también qué seguidores podrán ver esos contenidos audiovisuales seleccionando criterios de edad, situación geográfica, sexo… pudiendo así segmentar la audiencia de los vídeos que suben a Facebook.

Además, se permite que el usuario pueda elegir el thumbnail (el icono de previsualización que muestra una imagen del contenido vídeo), algo que hasta ahora era imposible. También se podrá ahora añadir etiquetas a los vídeos y ordenarlos por categorías, lo que facilitará la búsqueda de cualquier contenido.

Junto a todo esto, Facebook está probando además una funcionalidad para mostrar un mensaje a todos los usuarios que suban un contenido desde YouTube. El aviso diría algo como: “¿Estás seguro de que quieres compartir el vídeo desde YouTube y no subirlo directamente a Facebook, lo que mejora el número de visionados?”. Disuasorio, sin duda.

La compañía lo que quiere es que las empresas piensen en Facebook a la hora de subir sus vídeos en lugar de utilizar YouTube. Su principal baza es haber modificado su algoritmo (por el cual se determina qué contenidos se le muestran a un usuario al entrar en la red social) para conceder más peso a los contenidos audiovisuales alojados en la plataforma. Es decir, que si se quiere mejorar el alcance de una publicación, será mejor subir el vídeo a Facebook, ya que se le mostrará a más usuarios que aquellos vídeos que estén subidos en otros sistemas (como YouTube) y sean compartidos en la red social.

Pero frente a esta ventaja, Facebook todavía cuenta con algunas limitaciones que le sitúan en desventaja con respecto a la plataforma de vídeos propiedad de Google.

Además de que tener activo el canal de YouTube y lleno de contenido mejora el posicionamiento para las empresas a la hora de mostrar resultados en el buscador de buscadores, Facebook tiene el handicap de que no ha desarrollado un sistema para retribuir a los creadores de contenidos, como hace la plataforma de Google.

YouTube permite a los propietarios de los canales decidir si muestran publicidad en ellos o no (lo que les reporta ingresos). Además, tiene establecido un programa de partners por el que ofrece una remuneración adicional a quienes producen muchos contenidos y logran un gran número de visitas y seguidores en sus canales.

Otro problema al que se enfrentaría Facebook sería la dificultad para controlar los derechos de autor. YouTube ha tardado años en desarrollar un sistema eficaz, de reconocimiento de imágenes en movimiento, que detecta patrones en imágenes con copyright. Aún así, recibe numerosas peticiones de creadores de contenido para que se retiren vídeos que no respetan su autoría. Facebook no tendría, por lo que se sabe, nada desarrollado en este sentido.

Además de estos dos problemas habría que tener en cuenta la analítica y la medición de las visitas, imprescindible para que los usuarios conozcan el impacto de sus vídeos y para que las compañías midan el resultado de los contenidos que crean.

Mucho más desarrollada en YouTube que en Facebook, algunos gestores de comunidades consideran que el sistema que contabiliza el número de visitas de los vídeos en la red social es todavía inexacto.

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