Andamos más despacio y más encorvados por culpa de WhatsApp

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Una de las señales que ha colocado en los cruces más peligrosos el Ayuntamiento de Murcia para avisar sobre el uso de WhatsApp. / Foto: Ayuntamiento de Murcia

Aunque en ocasiones parezca que WhatsApp ha estado siempre instalado en nuestros teléfonos móviles y que seríamos incapaces de vivir sin él, lo cierto es que habita en nuestros dispositivos desde hace tan sólo tres o cuatro años.

La aplicación de mensajería instantánea fue creada en 2009, pero su popularización en España no tuvo lugar hasta un par de años más tarde, cuando los consumidores comenzaron a adquirir masivamente teléfonos móviles inteligentes con conexión a Internet. Hasta entonces, los usuarios pagaban unos 15 céntimos (más IVA) por enviar cada mensaje de texto –con una limitación de 160 caracteres- que salía de sus teléfonos móviles. En sólo tres años, el uso del SMS ha caído más de un 95%, dejando a las operadoras sin el importante caudal de ingresos que generaba este servicio.

WhatsApp acaba de anunciar esta semana que ya posee 900 millones de usuarios activos (que utilizan el servicio al menos una vez al mes) en todo el mundo, lo que significa que en cinco meses ha sumado 100 millones de usuarios. La barrera de los 800 millones la había superado el pasado mes de abril.

En España se calcula que son más de 20 millones de personas las que utilizan la aplicación de mensajería instantánea. Es decir, ya hay más usuarios de WhatsApp que de Facebook en nuestro país, por lo que podría decirse que es la app social de mayor implantación en el territorio nacional.

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Andar mirando la pantalla del móvil provoca que mantengamos menos tiempo los pies en el aire al dar pasos. / Foto: Shutterstock

En sólo unos años, WhatsApp nos ha cambiado por completo la forma en la que nos comunicamos con los demás pero también ha modificado otros aspectos de nuestras vidas. Por ejemplo, ha popularizado la utilización de un nuevo lenguaje e incluso el uso de los emojis, pequeños iconos pensados para transmitir una sensación o un estado de ánimo gráficamente y que han dado el salto desde la app de mensajería a otros muchos servicios.

Estos emoticonos han dado lugar a movimientos sociales como el desarrollado durante varios meses de este año en España para lograr que el consorcio Unicode (la asociación que los regula a nivel global) aceptase como nuevo emoji la paella. Finalmente, al grito de #paellaemoji, parece que lo han conseguido y el próximo año tendremos tan patrio icono disponible en los teléfonos móviles de todo el mundo.

Pero WhatsApp nos está cambiando hasta la manera en la que andamos por la calle. Es común ver en las calles españolas a personas que andan mirando a la pantalla del teléfono móvil, incluso hay ayuntamientos, como el de Murcia, que han instalado señales en los cruces más peligrosos. Con ellas avisan a los viandantes para que dejen de prestar atención a sus teléfonos móviles y tengan cuidado al cruzar.

Ir mirando la pantalla del móvil por la calle es un ejercicio que puede poner en peligro nuestra propia vida y que, como mínimo, está empezando a dejar consecuencias físicas en los individuos.

Según un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Bath (Reino Unido) y la de Texas (Estados Unidos), el cuerpo humano está modificando la manera de andar para adaptarse mejor a las distracciones mientras utiliza aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp.

El informe señala que el ser humano adquiere un patrón de conducta distinto al caminar mientras está utilizando el teléfono móvil y desarrolla más capacidad para estar alerta ante cualquier situación que pudiera ponerle en peligro o distraerle de la pantalla.

“Es una respuesta natural para protegerse de los accidentes”, apuntan los investigadores. Pero además, la adaptación supone una modificación de los andares que lleva a acortar el paso y a reducir la frecuencia con la que realizamos cada uno de ellos.

Es decir, de manera natural, caminamos más despacio para evitar cualquier contratiempo. Junto a este cambio, mantenemos los pies en contacto con el suelo más tiempo que antes (por eso nuestros pasos son más cortos y más rápidos, para reducir el tiempo en el que la planta del pie está en el aire). Compensamos así la distracción que supone ir mirando la pantalla.

Esto, que en principio podría parecer nada más que curioso, podría generar incluso dolencias o patologías en los individuos. Quien utiliza el teléfono móvil mientras anda, camina más encorvado y esto podría llevar a generar malas posturas y provocar dolores de espalda. Según el informe, en los casos más extremos puede producir incluso pérdidas de equilibrio y desorientación.

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