Cada vez que Apple lanza una nueva remesa de dispositivos móviles, levanta pasiones y, de la misma forma, hace resucitar a sus detractores. La legión de los fanboys (como se conoce popularmente a los incondicionales de la marca) se dedica a defender las bondades de los nuevos productos mientras que hay quien intenta sacar punta a cualquier aspecto en el que éstos puedan flaquear.
El Bank of America-Merrill Lynch, segunda entidad a nivel global por número de clientes, ha hecho público un informe que servirá al segundo grupo mencionado para alzar la voz en contra de la maquinaria de marketing de Apple. La entidad ha analizado el precio de los componentes que se utilizan en la fabricación de los nuevos iPhone 6s y iPhone 6s Plus, presentados la semana pasada, y de su estudio se desprende que Apple cobrará a los consumidores por los nuevos dispositivos el triple de lo que le cuestan las piezas para construirlos.
A todas luces, la cantidad parece desorbitada, pero es necesario analizar el informe de la entidad bancaria en profundidad para ver posibles interpretaciones. Según Bank of America-Merrill Lynch, fabricar un iPhone 6s supone para Apple un desembolso de 234 dólares (es decir, 205 euros teniendo en cuenta el cambio a día de hoy).
En realidad, ese el precio que le cuestan los componentes. De los 234 dólares que paga, Apple invierte 127,2 dólares (unos 112 euros) en semiconductores (el modem que permite la conexión a distintas bandas del teléfono móvil, el nuevo procesador A9 de 64 bits que ha desarrollado para los dispositivos, el sensor de huellas dactilares, la memoria interna…).
La pantalla, la cámara y la batería del teléfono costarían unos 73,8 dólares según la entidad bancaria (es decir, unos 66 euros al cambio), mientras que la carcasa de aluminio supondría un desembolso para la compañía de Cupertino de 33 dólares (unos 29 euros).
En total, Apple estaría pagando 234 dólares por los materiales, cifra a la que habría que añadir 8 dólares por el ensamblaje del teléfono. Esta cantidad la abonaría Apple directamente a la controvertida firma Foxconn, que se encarga del montaje de las piezas en el mercado asiático, y cuyas condiciones de trabajo y trato hacia los empleados han sido denunciadas en numerosas ocasiones como abusivas.
Cierto es que teniendo en cuenta el desglose realizado por el banco, la cifra de venta al público de los nuevos iPhone 6s y 6s Plus parece exagerada. En Estados Unidos los dispositivos se comenzarán a vender a partir de 749 dólares (precio del modelo más básico, con sólo 16 GB de memoria), lo que según las cuentas de Bank of America-Merril Lynch supondría unos beneficios para la firma de la manzana de 515 dólares (unos 457 euros) por cada dispositivo vendido.
En realidad, de ese supuesto 'beneficio' habría que descontar también otras partidas presupuestarias que no se están teniendo en cuenta en el informe, como los gastos de marketing y promoción de los dispositivos, el sueldo de los trabajadores de la compañía, los gastos en innovación y desarrollo…
Es decir, que en realidad la cantidad que obtiene Apple por cada teléfono dista de ser esos 515 dólares de beneficio y posiblemente será mucho menor de lo que aventura en su informe la entidad bancaria. Aún así, no debe ser pequeña.
Este tipo de informes que analizan el coste de las piezas son recurrentes cada vez que un nuevo iPhone se lanza al mercado. En esta ocasión, ni siquiera se ha esperado a que los dispositivos lleguen a los lineales de las Apple Store en más de 30 países el próximo 25 de septiembre, fecha en la que se pondrá a la venta y se conocerán, definitivamente, todos sus detalles técnicos.
Cabe mencionar que España no se encuentra entre los primeros mercados a los que llegará el dispositivo y que la compañía no ha anunciado todavía una fecha de comercialización en nuestro país. Tampoco se conoce el precio oficial de los dispositivos, aunque podría ser a partir de 749 euros si Apple aplicara la paridad que ha utilizado en ocasiones anteriores para fijar el importe de venta de sus productos.
Si fuera así, la compañía volvería a repetir una práctica que cosecha numerosas quejas por parte de los consumidores nacionales, ya que supone que quienes adquieran un teléfono en España puedan llegar a pagar hasta un alto porcentaje más que quienes lo compran directamente en Estados Unidos, como ya ocurriera el año pasado al comercializarse los iPhone 6, cuyo precio podía llegar a ser hasta un 28,5% superior.
Menuda tontería de artículo, el precio de las piezas es lo de menos en un teléfono móvil. Se supone que en lo que más se gastan es en investigación y desarrollo, no? cuando estás continuamente innovando tienes que tener a mucha gente pensando para ti, ese es el mayor coste.
Lo de Apple no tiene nombre y el descerebre de sus seguidores no tiene parangón.