¿Están listas las fuerzas de Seguridad locales para controlar Irak? (I)

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El teniente Joshua Jeffrers (al fondo, en el centro) durante una reunión con los 14 responsables máximos de Seguridad de la provincia de Salahadin. / Reportaje gráfico: Mónica G. Prieto

No habían pasado ni 30 minutos desde el inicio de la reunión y el cráneo pelado del teniente Joshua Jeffrers, responsable de Inteligencia norteamericano para la provincia de Salahadin, ya estaba perlado por gotas de sudor. Ante él, 14 altos oficiales iraquíes, los máximos responsables de la Seguridad de la provincia, desgranaban sus últimos logros militares. Lo que para los iraquíes eran todo éxitos, para el teniente era motivo de exasperación.

“Entonces, ¿dónde están los detenidos?”, preguntaba. “Un juez los liberó, señor”. “¿Qué han liberado a los cuatro ocupantes de un coche cargado de explosivos? ¿Por qué no se me ha informado de eso? ¿Y qué ocurrió con el coche?”. “Lo detonamos, para evitar víctimas”. Para entonces, el rostro de Jeffrers tenía una tonalidad púrpura y su boca temblaba de pura ira. “Que lo han detonado? ¿Y cómo piensan buscar huellas, pruebas que lleven a quienes prepararon los explosivos? ¿No recuerdan nada de lo que hemos aprendido en las reuniones anteriores?”.

El capitán 'Bubba', tras el coronel Ayad Yusef Mohamed, responsable de las fuerzas de Salahadin.

 La escena se demoró una hora larga y tensa, en la que el capitán de la II Brigada de Artillería de Fort Riley, Texas, Robert ‘Bubba’ Cain, se revolvía en el sillón desde el que observaba el encuentro. Se trata de una de las reuniones periódicas de Seguridad promocionadas por las tropas norteamericanas para que los diferentes cuerpos de Seguridad iraquíes mejoren sus competencias y pongan en común su trabajo para mejorar resultados. “Si no hubieras estado aquí, habría saltado de la silla a gritos”, me confesaba el capitán al término de la reunión. “En cada reunión nos pasa lo mismo: hay que volver a repasar lo aprendido y convencerles de que deben colaborar entre ellos, que no se trata de ganar puntos de forma personal sino de proteger a la comunidad. Pero no lo conseguimos. Hay que tener en cuenta, de todas formas, que estos oficiales son lo mejor dentro de lo peor. Aquí no hay angelitos, todos están salpicados por algo sucio”.

Todos los oficiales estadounidenses consultados en tres semanas de convivencia con el Ejército de Washington en Irak coinciden en que los nuevos mandos de la Seguridad iraquíes, elegidos y formados por EEUU, no son precisamente ejemplares, y tras conocer a muchos de ellos es fácil constatar la falta de preparación y los intereses particulares que mueven a muchos de ellos, lejos de estar motivados por proteger el bien nacional.

Nacido para matar.

El problema es que el argumento que maneja Estados Unidos para apoyar su decisión de retirarse de Irak –a finales de agosto no quedarán tropas de combate, si no cambia el calendario- es que las fuerzas de Seguridad iraquíes (ISF, en sus siglas en inglés) estarán para entonces preparadas para tomar el control del país.

En la isla Al Jashra, antiguo complejo de palacios de Sadam en Tikrit, uno de los bellos inmuebles otrora usados por el dictador es hoy la sede de las RDU, la flamante unidad antidisturbios de la Policía iraquí. En la planta superior, una amplia estancia de techos pintados con recargados motivos que debió ser un salón de recepciones, una larga docena de policías dormita en ropa interior. Es mediodía.  Sólo tres permanecen despiertos, delante de una televisión que emite una telenovela árabe mientras inhalan el perfumado tabaco de una narguileh. “¿Cuál es su misión?”, les pregunto. “Somos las fuerzas especiales. Estamos preparados para la guerra”, dice uno de ellos, ataviado con una dishdasha, o túnica árabe, y calzado con chanclas. En la sala no hay ni rastro de armas.   

 

1 Comment
  1. mnicacano says

    No me quiero ni imaginar qué será de Irak… ¿Para qué esta guerra absurda? ¿Qué se ha conseguido?

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