«La supervivencia del Líbano depende de que el Ejército y la resistencia se apoyen»

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Emile Lahoud, durante la entrevista con cuartopoder.es en su domicilio de Beirut. (Mónica G. Prieto)

Tras dos décadas ostentando altos cargos, incluidos nueve años como jefe del Estado Mayor libanés en la turbulenta posguerra y otros nueve como presidente de la República del Líbano, a Emile Lahoud (Beirut, 1936) se le adivina desengañado con los líderes locales y con la influencia internacional en el país del Cedro.

«En 20 años tomando decisiones, he sacado tres lecciones: que cada vez que el Líbano intenta ser un Estado fuerte ocurre algo; que siempre se achacan los problemas al confesionalismo y que, cuando te nombran, primero te ayudan para más tarde pedirte cuentas».

Nombrado jefe de Estado en 1998 como la gran esperanza inter comunitaria, especialmente tras su gestión al frente del Ejército, cuerpo que unificó tras una guerra civil que había dejado las fuerzas de Seguridad reducidas «a 12 brigadas diferentes, cada una obedeciendo órdenes de una secta religiosa diferente», Lahoud considera que fue su firme posición anti israelí la que le aisló de la comunidad internacional en la que se había formado.

Emile Lahoud estudió en Estados Unidos, París y Londres y llegó al país mediterráneo «creyendo en un Líbano donde todas las facciones religiosas pueden vivir juntas, como un crisol». Y creyendo que podría trabajar de forma independiente. Tras dos años en el Ministerio de Defensa, su formación y su confesión religiosa (cristiano maronita, la secta que ocupa el liderazgo del Ejército y la Presidencia) le facilitaron el camino hacia la jefatura militar, donde comenzaría a apercibirse de la realidad.

«El mismo día que me nombraron jefe del Estado Mayor allí me encontré a Johny Abdo [ex jefe de la Inteligencia y entonces alto cargo militar], quien vino con un maletín que contenía medio millón de dólares y me dijo: "Desde hace años se lo damos cada mes a la persona que nombramos jefe del Ejército para que ayude a los pobres soldados. Es dinero que viene de Arabia Saudí a través de Rafic Hariri". Le respondí: "¿Cómo voy a pedirle a un soldado que luche por su país si aceptamos dinero del extranjero?". Insistió y le respondí que aprobasen una ley donde se estipulase que el dinero era una donación para el Ejército, y que entonces lo aceptaría. Respondió: "No, tienes que aceptar el dinero en efectivo y sin recibo". Así que lo rechacé. Si hubiese dicho que sí en ese instante, no habría podido negarme nunca más».

No fue un buen comienzo, según el relato de este hombre que cuando fue nombrado presidente fue alabado desde todas las sectas religiosas. El patriarca Butros Sfeir le calificó de «individuo limpio y disciplinado con un afilado sentimiento patriótico», y su colega suní, el mufti Qabbani, alabó la «cordura» de los políticos libaneses por su nominación. Con los años, sin embargo, no tardaría en ser acusado de aliarse con Siria, especialmente cuando fue prorrogado dos años en su cargo por el líder damasceno para indignación de sus oponentes.

«Cuando me puse a reorganizar el ejército, lo primero que hice fue definir una estrategia militar en la que Israel era el enemigo. Nunca se había hecho antes. Todos tenían miedo. Expliqué que Israel es nuestro enemigo y Siria es nuestra amiga, y que había que apoyar a la resistencia. En 1993, Rafic Hariri me dio la orden de atacar a la resistencia e incluso me dijo que era una decisión que apoyaban los sirios, pero yo le dije que se buscara a otro jefe del Ejército. (…) En aquellos años hubiéramos podido derrotar a la resistencia porque no era tan fuerte como ahora pero yo me negué. ¿Cómo voy a atacar a los que quieren luchar contra quienes ocupan nuestra tierra?».

Lahoud mantiene su incondicional apoyo a la resistencia que representa Hizbulá y que ha alterado el balance de poder en Oriente Próximo. Tres años después de abandonar su cargo, no ha perdido un ápice de la determinación que caracterizó su mandato, posiblemente huella de su formación militar. Recibe con cordialidad y habla sin prisas pero también sin tapujos, haciendo caso omiso al reloj e intercalando en las respuestas recuerdos vitales que ayudan a comprender su visión de la realidad libanesa. Su forma de expresarse es clara y en ocasiones subida de tono, pero más que agresiva resulta franca.

Retirado de la vida pública y consagrado a su familia, el ex presidente se ha dejado ver en las últimas semanas con motivo de la polémica del Tribunal Especial para El Líbano (TEL), que investiga el magnicidio del ex primer ministro Rafic Hariri y podría presentar, en las próximas semanas, una orden de detención contra miembros de Hizbulá.

Lahoud se revuelve en su asiento al recordar cómo la Comisión de Investigación de la ONU previa al TEL le consideró uno de los principales sospechosos, basándose en el relato de testigos que se han revelado falsos. Ésa es su razón para quitar toda legitimidad a la institución internacional y para volver la atención sobre el magnicidio al principal enemigo del Líbano, Israel, a su juicio instigador de la investigación para desequibrar el país del Cedro. «No hay esperanzas de cambio mientras Israel haga lo que quiera mediante EEUU o la Unión Europea», se lamenta en el curso de esta entrevista.

El ex presidente libanés, en otro momento de la entrevista. (Mónica G. Prieto)

Tras el homicidio de Rafic Hariri, los seguidores del 14 de Marzo [bloque antisirio libanés] le acusaron de haber participado en el asesinato.

El canal de televisión [francés] LCI me preguntó lo mismo tras el atentado, pero añadiendo que también se acusaba al presidente sirio Bashar Asad. Los dos principales perjudicados por ese asesinato fuimos nosotros: Asad y yo. El presidente es el responsable de la seguridad y estabilidad del país, y en aquel entonces la Interpol consideraba que el Líbano era el país más estable del mundo por encima de Austria. A Hariri lo mataron los enemigos del Líbano.

Usted era presidente durante los dos primeros años de la investigación. ¿Cuál era la línea que investigaba la Justicia libanesa?

No lo sé, porque la Comisión se saltó la Constitución y me mantuvo al margen de la investigación y de las decisiones. El Gobierno intoxicaba y a mí me mantenían al margen. […] Nos acusaron, nos interrogaron a todos, detuvieron a los cuatro generales libaneses aunque sabíamos que no tenían prueba alguna, utilizaron falsos testimonios... Ahora, cuatro años después, dicen que no tienen pruebas contra ellos. ¿Quien nos dice que ahora no están haciendo lo mismo? [El Tribunal] debe depurarse antes de seguir trabajando.

¿A quién achaca entonces el magnicidio?

«A Rafic Hariri le mataron los enemigos del Líbano: Israel y los fundamentalistas»

A los enemigos del Líbano que son dos: Israel y los fundamentalistas [islámicos]. A veces, esa gente recibe el dinero de la misma fuente, como ocurrió con los talibán. El caso es que se me acusó y pusieron mi foto por todas partes. Vete a casa, gritaban. Era un proyecto muy bien planeado. Quería generar un golpe de estado, que el país se pusiera boca arriba. Pero yo sólo hago lo que considero correcto. Aquí los políticos se ponen del lado del más fuerte, yo en cambio no. No estoy en contra de EEUU sino a favor de lo correcto. […] Pero el principal beneficiario de todo esto es Israel.

¿Cree que Tel Aviv lanzará otra guerra contra el Líbano a corto plazo?

En 2006 dije que no habría más guerra. Ahora no pueden porque la repercusión en Israel sería enorme y muchos israelíes abandonarían el país. No lanzarán una nueva guerra, usarán el TEL. Yo me opuse a su creación porque no puedes crear un tribunal internacional sólo para una persona, no estamos hablando de un genocidio. Además hay un sistema judicial en el Líbano que puede investigar este asunto y tampoco se puede ignorar al presidente, que es el único que puede pedir la creación de dicho tribunal. Se saltaron la Constitución, engañaron al mundo como ya lo habían hecho en Irak afirmando que había armas de destrucción masiva. Pero no, no lanzará otra guerra, para ellos es más efectivo el TEL que crea problemas entre los libaneses y no les cuesta nada.

¿Qué opina de la nueva estrategia defensiva del Gobierno libanés, en la que parece que no se van a permitir más violaciones israelíes y están recabando fondos para armar al Ejército?

¿Usted cree lo que lee en los periódicos? Sólo es palabrería, no comprarán ningún tipo de armas. Están pidiendo dinero pero no se sabe qué harán con él. Ya pasó [tras la guerra] en 2006, que llegó un montón de dinero pero se ignora a dónde se destinó, se lo llevaron (...) terminó en los bolsillos de los políticos. Cuando era jefe del Estado Mayor, en 1993, ya tomé la decisión de responder a Israel. Los israelíes empezaron una campaña de ataques en verano. Yo iba hacia el sur y me llamaron por el walkie talkie para decirme que un tanque israelí había disparado contra una casa y había matado a una mujer libanesa. "¿No tenemos algún tanque que tenga al israelí en el punto de mira?". "Sí", me dijeron. "¿Y a que espera? Que dispare ahora mismo". Lo hizo. Inmediatamente me llamaron a la oficina presidencial y me encontré con [el primer ministro Rafic] Hariri y [el presidente del Parlamento Nabih] Berri. Hariri me sacó al balcón y me preguntó si tenía órdenes de los sirios de disparar. Le dije que no, que fue mi decisión. Y él volvió a entrar en la sala y dijo: "Él dio la orden, ahora van a destrozar el Líbano"'.

Pero en la guerra de 2006 el Ejército libanés no disparó ni una sola vez contra Israel.

«Israel no puede con la resistencia porque está dispuesta a perder su vida en el combate, mientras que los israelíes, sólo a salir corriendo»

Si el Ejército hubiera respondido en 2006 habría sido destruido, no tiene capacidad defensiva frente a Israel. En el 2006 era una ofensiva total, la única forma de enfrentarla era con una guerrilla invisible, que no pueda ser destruida por aire. No pueden con la resistencia porque ésta está dispuesta a perder su vida en el combate, mientras que los israelíes sólo están dispuestos a salir corriendo.

¿Cambió el equilibrio de poder entre Israel y el Líbano tras 2006?

Por supuesto. Antes, todo el mundo pensaba que nos derrotarían, que Israel llegaría hasta Beirut. La diferencia es que la guerrilla está dispuesta a morir por su país y eso es más importante que la bomba atómica.

¿Recibió presiones occidentales durante su mandato para acabar con Hizbulá?

Después de la invasión de Irak, Colin Powell [entonces secretario de Estado de EEUU] vino al Líbano y me dijo: "Hace un mes que cayó Bagdad. Ahora hay que olvidar el pasado, queremos establecer una democracia real y para ello tenéis que acabar con los grupos armados. Siria tiene que retirarse, y tenéis que desplegar el Ejército en la frontera [con Israel] y desarrollar la democracia". Le respondí: "Nosotros estamos luchando contra Israel y nos defendemos con la resistencia. Los sirios, que eran 40.000, ahora son 14.000 hombres y en uno o dos años se habrán ido pero de forma amistosa, no queremos echarlos. Si ponemos al Ejército en la línea de demarcación significaría que estamos en paz con Israel, y no es el caso. En cuanto a la democracia, nosotros sabemos lo que es democracia antes de que existiera EEUU". Tras el asesinato de Hariri, vino Condoleezza Rice y me repitió lo mismo, pero sin la educación de Powell. Le respondí lo mismo y me dijo que no había más que hablar. Estados Unidos siempre busca lo mejor para Israel. Israel no puede aceptar la resistencia porque da un ejemplo a todos los árabes de cómo enfrentarse a la adversidad, por eso ahora recurre al TEL [para acusar a Hizbulá].

¿Es posible integrar a Hizbulá en el Ejército?

No se puede integrar a la resistencia en el Ejército porque la fuerza de una guerrilla reside en ser invisible como el aire. Cuando estás en el Ejército puedes golpearles porque sabes donde están, se acaba el secretismo y con eso se acaba la resistencia. Eso es lo que quiere Israel. La supervivencia del Líbano depende de que el Ejército apoye a la resistencia y de que ésta apoye al Ejército, y de que los dos sean apoyados por el pueblo. Si eso cambia, el Líbano estará acabado.

Si el TEL acusa a miembros de Hizbulá de estar vinculados al asesinato de Hariri, ¿el país se puede ver abocado a una guerra civil?

Por supuesto, mucho más que a una guerra civil. Hizbulá no va a aceptar ser incriminado. ¿Qué harán? ¿Enviar al Ejército, a la Policía? ¿Qué pasará? ¿Incluirán al Líbano en el capítulo VII de la ONU y enviarán tropas extranjeras como en Irak? ¡Van a destruir el Líbano! Por eso [Saad] Hariri tiene que decir que fue un error, que él dio el dinero a los testigos y que ahora quiere saber quién está detrás de ellos. (…) El Gobierno de Hariri no puede apoyar esa incriminación porque dejará de ser gobierno, la mayoría [parlamentaria] se marchará y el gobierno caerá; y si no cae, tendremos problemas en la calle.

Estados Unidos ha congelado 100 millones de dólares en ayudas para el Ejército libanés. ¿Debería el Gobierno de Beirut comprar armas a otros proveedores, incluido Irán?

«El Líbano debe comprar armas a cualquiera que nos permita luchar por nuestros derechos contra Israel, incluido a Irán»

Por supuesto, a quien sea, a cualquiera que nos permita luchar por nuestros derechos contra Israel. Pero no lo harán.

Los cristianos libaneses suelen acusar a Hizbulá de querer implantar, a medio o largo plazo, una agenda iraní en el país.

Mire, quien me ayuda es mi amigo y quien no me ayuda es mi enemigo. ¿Cuál es la agenda iraní? Hasta ahora, lo que han hecho los iraníes es ayudarnos: después de la guerra de 2006 enviaron medicinas, reconstruyeron los edificios demolidos... Las fotos de [los ayatolás chiíes] Jomeini y Jamenei [que se pueden ver en las zonas controladas por Hizbulá] son simples iconos religiosos, como los cristianos ponemos imágenes de la Virgen o de Jesucristo. No hay que darles más importancia.

6 Comments
  1. Miguel Mateos says

    Estupenda la entrevista Mónica.
    Me parece muy interesante el cambio (o la relajación) en los términos que los políticos (pese a que Lahoud sea más militar que político) ofrecen cuando abandonan la vida pública.
    Pese a todo, en muchas cuestiones, me parece un tipo tan valiente como criticable

  2. Farid says

    Eterno LIBANO , te golpean desde siempre , pero permaneces fuerte como tus montanas , todos tus invasores han perecido , tu sigues vital .

  3. Maria Fraguas de Pablo says

    Este tio paarece ahora mas interesante que antes aunque cualquier esperanza para aquella zona parece cada día mas lejana… !¡Si se van los americanos de Irak y lo dejan en manos de las multinacionales a efectos de gestión,seguridad etc…¡ Me da mala espina… Felicidades a Mónica

  4. Perri says

    Enhorabuena por la entrevista. Es una pena que estas cosas no tengan más difusión.

  5. Lilithmemories says

    Estamos pendiente de tu información Mónica sobre el incidente de hoy! Un besito

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