Marcha atrás

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Carl Paladino habla con los periodistas durante el Desfile del Día de Colón de Manhattan. / Juan Manuel Benítez

"¿Llevaría usted a sus hijos a la marcha del Orgullo Gay?"

El republicano que aspira a convertirse en gobernador del Estado de Nueva York nos hacía esa pregunta a los reporteros que le seguíamos durante el recorrido del Desfile del Día de Colón, que viste anualmente de banderas italianas la Quinta Avenida de Manhattan el lunes más cercano al 12 de octubre (el día anterior siempre se celebra el Desfile de la Hispanidad; aquí, el que no marcha es porque no quiere).

Dos italo-americanos se disputan la Gobernación del llamado Estado Imperio: el demócrata Andrew Cuomo, actual fiscal general del Estado de Nueva York e hijo del ex-gobernador de mismo apellido y de nombre Mario, y el republicano Carl Paladino, empresario millonario, proclive al exabrupto, que se erige como abanderado del ciudadano común harto del sistema y de lo políticamente correcto. El pasado mes de junio, Cuomo desfiló con sus hijas en apoyo de la comunidad homosexual; Paladino lo critica, ya que no piensa que sea apto para menores: "visten calzoncillos apretados y se restriegan unos con otros".

Desfile del Orgullo Gay de Manhattan 2009/ Juan Manuel Benítez
Dos de los participantes en el Desfile del Orgullo Gay de Manhattan, en 2009 / Juan Manuel Benítez

Sus palabras quedarían en una anécdota jocosa sino fuera porque venían precedidas de unas estrepitosas declaraciones el día anterior. Intentando cortejar el voto judío ortodoxo, ante un grupo de líderes religiosos el domingo en Brooklyn, Paladino dijo esto:

"Mi postura es vive y deja vivir. Sólo pienso que mis hijos y sus hijos estarán mejor y serán más existosos si se casan y tienen una familia, y no quiero que les laven el cerebro para que piensen que la homosexualidad es una opción tan igualmente válida y exitosa. No lo es".

No queda claro si estas palabras fueron escritas por sus asesores de campaña o por los mismos líderes religiosos a los que visitaba. Sí sabemos que, afortunadamente, se saltó esta frase del discurso: "No hay nada de lo que sentirse orgulloso cuando se es un homosexual disfuncional".

Qué piensa de verdad el candidato es difícil de saber, ya que horas más tarde decía que estaba de acuerdo con todas las reivindicaciones de la comunidad homosexual excepto el matrimonio. Casado y padre de cuatro -una de sus hijas es fruto de una relación extramarital- Paladino dice seguir la doctrina de su Iglesia, la Católica.

Unos pasos más arriba, a las puertas de la Catedral de San Patricio, el Arzobispo de Nueva York Timothy Dolan no sabe y no contesta, y se limita a citar el Catecismo: "Enseñamos que la intención de Dios es que la sexualidad humana sea un regalo con el propósito de ser usado entre un hombre y una mujer en matrimonio eterno, fértil y fiel".

Si alguno aún pensaba que Nueva York era paraíso de la tolerancia, capital del orgullo gay, ha despertado estos días de un efímero sueño.

Según informes policiales, el pasado 3 de octubre nueve integrantes de una banda urbana de El Bronx torturaban y sodomizaban a dos compañeros novatos de 17 años y a un hombre de 30 con el que supuestamente los jóvenes habían mantenido relaciones sexuales. Ese mismo fin de semana, en West Village y Chelsea, dos de los barrios considerados como más gays de Manhattan, se producían sendos ataques homófobos, uno de ellos, en los baños del legendario bar Stonewall Inn, cuna del movimiento de derechos de los homosexuales.

Distante en el pasado parece hoy el mes de diciembre de 2009, cuando algunos estaban convencidos de que el Senado Estatal de Nueva York aprobaría por fin la esperada Ley de Igualdad Matrimonial. Cometieron un grave error de cálculo, subestimando el poder e influencia de senadores como el reverendo pentecostal Rubén Díaz Sr., que afirma sin pudor "yo soy la Iglesia, yo soy el Estado".

Son esos líderes políticos y religiosos los que parecen estar dando marcha atrás a un camino que muchos pensaban ya se había recorrido. Y no sólo están como ejemplo los recientes ataques antes mencionados; Estados Unidos está también sufriendo una ola de suicidios de jóvenes -algunos casi niños- homosexuales.

Uno de ellos ocurrió el 22 de septiembre. Tyler Clementi, de 18 años, llevaba un mes en la Universidad de Rutgers. Se suicidó después de que su compañero de habitación le grabara en secreto besándose con otro hombre. El joven universitario se tiró del puente George Washington, que separa Nueva Jersey de Manhattan y que veo iluminado cada noche desde mi ventana.

7 Comments
  1. Perplejo says

    Muy interesante, Juan Manuel.

    Cuando el oportunismo político y el fundamentalismo religioso van de la mano, esto es de esperar…

    Curiosamente, ayer «The Economist» publicó una encuesta en torno a la opinión sobre el matrimonio homosexual. Como cabía imaginar, la religión es determinante. Mientras que menos del 20% de los agnósticos / ateos están en contra, el porcentaje asciende a casi el 50% en el caso de los católicos y protestantes (y a cerca del 80% si son evangélicos). Qué más les dará con quién se acueste cada uno.

    No sé si podrás verlo (yo estoy suscrito), te adjunto enlace por si acaso:

    http://www.economist.com/node/17227800

  2. dennys says

    Todos los humanos debemos tener libertad para escoger lo que más nos convenga.
    Y por eso creo que los homosexuales están ejerciendo su derecho, y todos debemos respetarlo.
    Pero nunca llevare a mis hijos al desfile, ni les haré alusión que ser gay es una manera sana de vivir.
    La homosexualidad es para mi una forma de explorar la sexualidad y nada mas.
    He asistido al desfile gay de ny, y una cosa que no me gusto fue la perversidad que exhiben.
    Creo que para dejar saber al mundo que estoy orgulloso de quien soy no debo mostrar mis genitales
    O besuquearme con otro. El desfile en mi opinión es de muy mal gusto.

  3. enante says

    Pero es que además la homosexualidad no es una opción: es consecuencia de la biología. Por tanto, ni existe cura como pretenden algunos retrógrados ni es superior ni inferior a la heterosexualidad. Es cosa del destino.

  4. el zurdo says

    Muy buen artículo. Me sorprende la peligrosa ola de intolerancia y de homofobia que recorre Nueva York. Quizás las iglesias ya no se llenen pero los prejuicios religiosos siguen envenenando muchas mentes. Las religiones predican verdades absolutas y quien se cree en posesión de la verdad absoluta es intolerante con quien la pone en cuestión o piensa de otra forma.

  5. Inteligibilidad says

    Me ha gustado el artículo, aunque sea triste. La lucha de esta minoría continúa (véase Belgrado) y lo malo, como dice el artículo, es la marcha atrás (aquí mismo en Europa hemos visto varios casos).
    Una puntualización: yo diría que los pobres chicos fueron «violados», que fue lo que pasó…

  6. Plita says

    Luiz, algumas coiass:Como podes ver no meu roteiro de uso do blog, ne3o aceito comente1rios anf4nimos, o que je1 elimina praticamente 100% de problemas na interae7e3o.Nem todo mundo deve ter um blog, mas quem pode ter e gostaria e ne3o tem, e9 um prejuedzo para ele e toda a sociedade.Uma voz que se cala.Ontem, falei com uma antiga professora e no auge da minha animae7e3o disse a ela que era um crime dela contra a humanidade ne3o ter um blog.Uma pessoa brilhante que ne3o este1 mais presente com opinif5es.Sei que carreguei nas tintas da impressora, mas acho, no fundo, isso mesmo.Quem tem algo na cabee7a ne3o pode se omitir.Valeu o comente1rio, je1 vi que postou no seu blog..Vamos em frente.Nepf4.

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