El “secuestro” de dos “conversas” en Egipto desata la mayor campaña contra los cristianos en Oriente Medio

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Camelia Shahata. / Free Copts

Camelia Shehata y Wafa Constantine no podían imaginar que su decisión de abandonar el hogar iba a provocar la mayor masacre de cristianos en Irak y la decisión de Al Qaeda de aniquilar su religión en Oriente Medio. El caso de estas dos jóvenes egipcias de rito copto comenzó a complicarse este mes de septiembre, cuando grupos salafistas empezaron a difundir que habían abrazado el islam pero que, después, habían sido secuestradas e internadas en sendos monasterios para obligarles a regresar al redil de la fe en Cristo.

La Iglesia Copta, que tiene unos nueve millones de seguidores en Egipto (el 10 por ciento de la población), reconoce que Wafa manifestó inicialmente su deseo de convertirse al islam para divorciarse de su marido, ya que entre los coptos no se acepta esta separación matrimonial. Sin embargo, según estas informaciones, después, durante los trámites legales, se habría retractado de su decisión. En el caso de Camelia, ni siquiera pensó en cambiar de religión; simplemente, al igual que Wafa, tuvo problemas con su marido y se marchó a casa de unos familiares en El Cairo. Ambas mujeres, por recomendación de las autoridades coptas, habrían ingresado en sendos monasterios para no tener que regresar con sus esposos, según informa la agencia Aina.

Pese a que tanto Wafa y Camelia, como el responsable para asuntos religiosos del Gobierno y hasta el imam de Al Azhar, principal referencia teológica para los musulmanes egipcios, negaron las conversiones, organizaciones, periódicos y canales de televisión salafistas, próximos a Al Qaeda, convocaron manifestaciones exigiendo la libertad de “nuestras hermanas musulmanas”.

La gravedad, dentro del mundo musulmán, de este asunto estriba en que para los grupos radicales la apostasía es el peor delito que se puede cometer; abandonar o forzar a alguien a abandonar la fe islámica se paga con la muerte, algo con lo que no están de acuerdo muchos teólogos mahometanos.

Dina al Gowari junto a su padre. / Free Copts

No es la primera vez que estas interpretaciones radicales provocan serios problemas con los coptos en Egipto. En marzo, a una chica de 15 años –Dina al Gowari-, que se había hecho cristiana, le lanzaron en plena calle un líquido inflamable. La cosa no pasó a mayores porque, en una rápida reacción, su padre le quitó la cazadora que ya estaba ardiendo.

Como ha ocurrido en algunos países occidentales con la construcción de mezquitas, el intento de levantar nuevas iglesias se está convirtiendo en otra fuente de conflictos. Por ejemplo, el pasado mes de julio, para evitar incidentes, las autoridades locales prohibieron la construcción de un templo copto en Maghagha, donde viven 250.000 cristianos. Desde entonces, celebran las misas en una gran tienda de campaña. Actualmente, existe un problema semejante en la zona de Talbiya. Aquí, el obispado está construyendo un templo para asistir espiritualmente a cerca de un millón de fieles, pero el gobernador ha paralizado las obras para impedir nuevos enfrentamientos con la comunidad musulmana.

Desde que se colocó la primera piedra de esta iglesia, no han cesado los llamamientos a paralizar, por las buenas o las malas, las obras. Un movimiento denominado Desafío Islámico ha llegado incluso a utilizar el problema de Camelia y Wafa para justificar su destrucción y, a través de internet, explican cómo hacerlo: “No hacen falta armas ni bombas”, dicen, “basta con tirar azúcar al cemento”. De esta forma, y debido a sus propiedades para descomponerlo, la estructura pierde consistencia y el edificio termina desplomándose.

Pero la campaña por el caso de las dos “conversas” comenzó a preocupar seriamente a las autoridades civiles y religiosas de Egipto -coptas e islámicas- cuando el 15 de septiembre comenzó a extendersese el rumor de que los coptos estaban preparando una insurrección para separarse del país y crear un Estado propio.

Ese día, Selim al Awah, antiguo dirigente del Consejo Mundial de Estudios Coránicos, había asegurado a través de la televisión Al Yazira que la Iglesia Copta estaba “creando un Estado dentro del Estado” al no aceptar las reglas de la mayoría y había dicho, refiriéndose a Wafa y Camelia, que torturaban a los conversos para que renegaran de su nueva religión. Además, explicó que los coptos, con su pontífice Shenuda III a la cabeza, habían formado una milicia, acumulaban armas y, en definitiva, preparaban la guerra contra el islam para intentar, como también ocurrió en el sur de Sudán, crear un Estado cristiano en torno a la región de Asiut.

Las palabras de Al Awah fueron repetidas por otros medios  y líderes radicales, como Wadi Goneim, que terminó acusando a los coptos de ser la “quinta columna” de Israel y Estados Unidos. Pensadores musulmanes, como Ayman Abdel Rasul, salieron al paso de tales acusaciones, pidiendo respeto a la diversidad religiosa y diciendo que estos grupos salafistas solo querían ver a Egipto en llamas.

Concentración de coptos en la tienda de campaña de Maghagha. / Free Copts

Visto el cariz que tomaban las cosas, el Gobierno egipcio decidió el 19 de octubre suspender las licencias de emisión a doce canales de televisión, amenazando con la misma medida a otros veinte por difundir un “discurso religioso extremista”,  incitar a la violencia y al sectarismo. El día 22 de octubre, las manifestaciones exigiendo la libertad de Wafa y Camelia se trasladaron a El Cairo y Alejandría, las principales ciudades del país.

Y, en apenas una semana, el caso de las dos “conversas” ya había traspasado las fronteras y llegado a Irak, donde la Brigada de los Mártires tomó el 31 de octubre 140 rehenes que asistían a misa para intercambiarlos por las jóvenes. El fatal desenlace del asalto policial para liberar a los rehenes -58 muertos y decenas de heridos- fue seguido de una nueva oleada de atentados contra comercios y viviendas cristianas y una declaración de Al Qaeda convirtiendo los “templos, instituciones, jerarquías y fieles cristianos en objetivos legítimos de los muyahidin (combatientes) estén donde estén”.

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