Es el centro, ¡idiota!

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Obama, rodeado de congresistas, firma la ley de reducción de impuestos, el pasado día 17. C. Kennedy (whitehouse.gov)

Barack Obama le pone firma a unos recortes de impuestos que no eran suyos y se convierte en su dueño. Rompe una promesa de campaña y cumple otra.

Traicionando al ala izquierda de su partido Obama logra el único de los acuerdos posibles y comienza con él su viaje al centro. Allí es donde habita un significativo número de electores estadounidenses que cambia de equipo con cada elección. En 2008 se entregaron a Obama; este noviembre se volcaron con la oposición.

Pasa con la gran mayoría de democracias occidentales: el votante de centro, independiente, suele inclinar la balanza a uno u otro lado. Ahí tenemos a Nick Clegg en el Reino Unido, que supo este año canalizar este sentimiento con su Partido Liberal para convertirse en bisagra del nuevo Parlamento Británico. Un acontecimiento el suyo, eso sí, pasajero, ya que estos partidos del medio terminan devorados por los extremos, que necesitan nutrirse de sus votantes clave (¿se acuerdan del CDS?).

Pensando en ese votante nació esta semana un movimiento pseudo-político llamado "Sin Etiquetas" (No Labels), que celebró en la Universidad de Columbia su evento fundacional. A él acudieron republicanos, demócratas e independientes, políticos en activo y retirados, y consultores de renombre. Los invitados -y promotores- más importantes de esta nueva forma de hacer política, los alcaldes de Nueva York y Los Angeles, Michael Bloomberg y Antonio Villaraigosa, bien conocidos por su pragmatismo político.

"Sin Etiquetas" dice no apoyar a ningún candidato en específico, pero su discurso y simbología huelen al Obama más clásico, a aquél que en la Convención Nacional Demócrata de Boston en el año 2004 catapultó su carrera política con "no hay estados rojos, ni azules, sino Estados Unidos de América", y que luego explotó ese mismo conciliador mensaje en 2008 para llegar a la Casa Blanca.

Luego de eso se olvidó por un tiempo, gracias a su amplia mayoría. El país lleva dos años inmerso en una batalla campal de ideologías contrarias y toca ahora regresar al centro de la victoria. Si bien "Sin Etiquetas" comenzó su andadura con mucha fanfarria, su núcleo está formado por asesores políticos desempleados en temporada pre-electoral. Su aportación responde a la necesidad de los tiempos. Su núcleo se desintegrará en cuanto comiencen a calentar motores las diferentes campañas presidenciales.

Algunos opinan que Obama es un debilucho que no ha sabido negociar, que los republicanos le han metido un gol con la prórroga de dos años de recortes de impuestos a los más pudientes. No se dan cuenta de que con esto y lo conseguido a cambio (una reducción en la contribución del trabajador medio a la seguridad social, trece meses más de subsidio de desempleo para parados de larga duración), Obama le saca al país un nuevo, y aún necesario, estímulo económico.

Si con él logra una reducción significativa del paro, la reelección será suya. Y de paso, Obama el prágmatico, nos volverá a vender su personal pócima de bipartidismo idealista.

4 Comments
  1. el zurdo says

    En realidad, pienso que en la mayoría de las democracias occidentales solo existe centro. Los dos grandes partidos con posibilidades de gobernar acaban diferenciándose en poco, sobre todo en política económica. Son las dos caras de una misma moneda.

  2. Jonatan says

    Obama es un equilibrista excelente. No le queda otra.

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