Destacados activistas coptos y testigos presenciales acusan al Gobierno egipcio de negligencia y complicidad por no haber puesto los medios necesarios para evitar el atentado que la Nochevieja pasada se cobró en Alejandría 21 muertos y un centenar de heridos. De acuerdo con los testimonios recogidos por la agencia Aina, el templo donde se produjo la explosión apenas tenía protección policial pese a que ese mismo día se habían reproducido las manifestaciones y consignas yihadistas contra la población cristiana.
Para Mamduh Najla, abogado y director del Centro Al Kalema de Derechos Humanos, la versión oficial sigue defendiendo que el mayor atentado contra los coptos de Egipto es de factura extranjera, obra de un suicida que habría actuado de forma aislada y siguiendo instrucciones de Al Qaeda. Por el contrario, este dirigente copto considera que el atentado es obra de una organización local y que la acción forma parte de la campaña que el pasado mes de septiembre comenzaron a impulsar grupos radicales contra esta comunidad cristiana que en Egipto supone casi el 10 por ciento de la población.
Desde entonces, el país está inmerso en la mayor escalada de violencia religiosa sobre todo como consecuencia de las acusaciones vertidas por varias páginas web yihadistas, según las cuales la Iglesia Copta tiene secuestradas a dos mujeres cristianas –Wafa y Camelia- que se habían convertido al islam. A partir de ese momento, en las principales ciudades egipcias se convocaron manifestaciones exigiendo la libertad de estas dos mujeres. Este contencioso se ha agravado con otros conflictos provocados la construcción de nuevas iglesias, como ha ocurrido en Maghaga, al sur del país, o en el barrio Talbiya de El Cairo, donde las autoridades municipales ponen trabas administrativas a estas edificaciones para evitar más problemas.
Debido a estos conflictos, el pasado 24 de noviembre se produjeron violentos choques entre miles de coptos y fuerzas antidisturbios en el distrito de Giza, a las afueras de la capital egipcia, donde existe una importante aglomeración cristiana. Los representantes coptos acusaron entonces a la policía de haber disparado con fuego real contra los manifestantes, causando cuatro muertos y decenas de heridos. En las fotografías difundidas ese día, también se aprecia a policías antidisturbios lanzando piedras contra los manifestantes, junto a varios civiles, desde un paso elevado.
Como consecuencia de esta campaña, un comando de Al Qaeda cogió el 31 de octubre a un centenar de rehenes en una iglesia católica de Bagdad para exigir la libertad de Wafa y Camelia. La toma de rehenes terminó en una verdadera masacre con cerca de 60 muertos cuando la iglesia fue asaltada por las fuerzas de seguridad iraquíes. De forma casi inmediata, Al Qaeda publicaba un comunicado considerando “objetivos legítimos” a todos los fieles y centros cristianos de Oriente Medio.
Los dirigentes coptos están convencidos de que las autoridades egipcias no se han tomado en serio estas amenazas y ponen como ejemplo que una hora antes de comenzar la misa de Alejandría retiraran a la policía del lugar y solamente dejaran cuatro agentes para proteger la iglesia cuando ese mismo día y en esa misma ciudad se habían reproducido las manifestaciones y consignas yihadistas contra los coptos. Otra prueba de la negligencia policial sería haber permitido, en medio de este ambiente de extrema tensión, el aparcamiento de vehículos frente a la iglesia cuando era previsible una asistencia multitudinaria.
Según testigos presenciales, fue un coche Eskoda de color verde y no un suicida el que habría estallado cuando dos jóvenes activaron una carga de aproximadamente 100 kilogramos con un teléfono móvil tras haberlo estacionado justo en la puerta del templo. Tras el atentado, cientos de fieles cristianos se manifestaron en las proximidades, siendo reprimidos por un amplio despliegue policial que no había existido durante el oficio religioso.
En el funeral por los 21 fallecidos, celebrado al día siguiente en el monasterio de Santa Mina, a 50 kilómetros de Alejandría, una multitud de 10.000 coptos exigió la dimisión del gobernador de esta metrópoli mediterránea. Mamduh Najla ha anunciado que presentará una denuncia contra el ministro del Interior, Habib el Adly, por ocultar los hechos y por no cumplir con su deber de proteger a la población copta.
“Quieren destruir Egipto y el Gobierno se queda tan tranquilo”, dice, por su parte, Hany el Gezeiry. Para este destacado activista copto, la pasividad del Gobierno de Hosni Mubarak está dando alas a los grupos radicales: “Hacen lo que les da la gana. Al Qaeda ha conseguido lo que quería”.
Muchas gracias por su información sobre unos hechos tan difíciles de entender.
Saludos
El islamismo radical le ha declarado la guerra a los cristianos y a Occidente. Para estos fanaticos la unica solucion es la eliminacion de los cristianos y la destruccion de Occidente. Lo peor de todo es que el Occidente esta dormido.
Yo creo que todas las religiones son falsas, pero a la vez creo que cada uno tiene derecho a sus creencias religiosas y a vivir en paz con sus vecinos aunque sean de otra religión. En occidente tuvimos durante muchos siglos guerras de religión. Ahora las padecen en otras partes. Hemos de estar al lado de los débiles y las minorias, para que puedan ejercer su libertad ideológica.