"Queridos Estados Unidos. Os odiamos porque odiáis nuestra libertad"

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El presidente de EEUU, Barack Obama, durante su comparecencia de ayer miércoles, en la que reveló su petición a Hosni Mubarak para que ponga en marcha una "transición ordenada" en Egipto. / Mark Wilson (Efe)

El Gobierno de Estados Unidos no tenía por qué decepcionar más a los egipcios. Lo lleva haciendo, como mínimo, los mismos años que lleva apoyando a Hosni Mubarak sin exigirle respeto por la ausencia de libertades de su pueblo, la represión, el estado de excepción o la corrupción que carcome a su país. Lo ha hecho siempre que ha recibido al rais con honores pese a mantenerse en el cargo mediante referendos amañados que no cumplen el más mínimo estandar de legalidad. O cuando aplaudía al egipcio por seguir las instrucciones de Israel para aumentar la presión de los palestinos de Gaza, la primera crisis humanitaria creada por la mano del hombre, como la acuñó un enviado de Naciones Unidas de los que terminan dimitiendo por motivos personales.

Era suficiente con las promesas incumplidas de aquel discurso que dio Barack Obama en la Universidad de El Cairo el 4 de junio de 2009, capital usada como atrio desde el que dirigirse al mundo árabe: les prometió acabar con todo agonismo entre Islam y Occidente, como les prometió que defendería al Estado palestino. Eso, meses después de su mutismo cómplice ante la matanza israelí en Gaza de diciembre/enero de 2009. Un conjunto de buenas intenciones que pocos se creyeron, pero en los que muchos necesitaban creer. Precisamente por eso la postura de la Casa Blanca sobre la revolución árabe, y en concreto sobre la egipcia, podría ser doblemente decepcionante si alguien -y son pocos en el mundo árabe- creyera en su presidente.

Al principio, las protestas multitudinarias exigiendo libertad y respeto a los Derechos Humanos -los mismos que Estados Unidos dice defender hasta el punto de bombardear países por ello- fueron recibidas en la Casa Blanca con silencio. Luego con titubeos. Más tarde, con un tibio apoyo a los manifestantes. El martes, Obama se refirió a la transición de la siguiente manera: "Lo que está claro, y lo que le indiqué esta noche [por ayer] al presidente Mubarak es mi convicción en que una transición ordenada (...) debe ser pacífica y debe comenzar ahora".

Parece que Obama tampoco ha visto imágenes de las manifestaciones. Lo que quieren los egipcios es que Mubarak se vaya inmediatamente. Ese es el mensaje que le tenía que haber dado: Abandona el país, renuncia a tu cargo, deja que la oposición inicie la transición con el Gobierno que tú mismo has nombrado. Escucha a tu pueblo y respeta su voluntad. Lo mismo que dijo el turco Recep Tayyip Erdogan, el único dirigente regional capaz de hablar claro en los últimos tiempos.

El anuncio de Obama suena a apuesta por el régimen egipcio, con o sin Mubarak. Las prisas de Washington para que el rais comience la transición esconden, a ojos de muchos ciudadanos árabes, una trampa: tras estudiar mucho la grave crisis que supone para sus intereses la mera posibilidad de una erupción democrática en Oriente Próximo, habría decidido renunciar a protegidos como Mubarak con la esperanza de salvar los muebles con otro socio potencial que prolongue el estatus quo egipcio: Omar Suleiman. El jefe de espías es un interlocutor apreciado por Estados Unidos que no pondría en peligro ni a Washington ni a Tel Aviv, una apuesta segura para exorcizar la impredicibilidad de la democracia y las elecciones limpias. Que luego votan y les sale Hamas, o Hizbulá, o el Frente Islámico de Salvación.

El problema es el mensaje que envía Estados Unidos, tan dispuesto a defender sus libertades como a ignorar las de los demás, a las poblaciones árabes. Es la vieja teoría de los dictadores amigos que desarrolló en pocas palabras el presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt cuando se refirió al nicaragüense Anastasio Somoza como “un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Pero en Oriente Próximo, cada constatación de que la real politik norteamericana sigue basada en semejantes principios tiene forma de bofetada, cuando no de derramamiento de sangre. “Acabo de leer el discurso de Obama: confirma mis sospechas, de que básicamente EEUU permite a Mubarak hacer lo que quiera con los egipcios. De cada gota de sangre que se vierta en Egipto desde este día en adelante habrá que culpar a Obama porque él ha optado por la estrategia de dejar que Mubarak desafíe la voluntad de los egipcios”, escribía el conocido blog The Angry Arab News Service, antes de que los esbirros del rais atacaran a los manifestantes.

El analista Nicholas Noe, director del servicio de traducciones árabes Mideastwire, expresaba sentimientos parecidos en su Blog sin saber lo que se avecinaba. “Es lo que pasa cuando no tienes el valor de tomar decisiones como Administración. Obama y su equipo podrían ahora tener (más) sangre en sus manos”. Horas después del post, se contabilizaban un número indeterminado de muertos y al menos 750 heridos. Y de nuevo, en una rueda de prensa, un portavoz de la Casa Blanca se pronunciaba con tibieza si bien por fin admitía que su estimado aliado egipcio utilizaba métodos poco loables entre demócratas. "La violencia está instigada por el gobierno y debe de ser parada inmediatamente", decía Robert Gibbs. Ni una palabra de solicitar a Mubarak que dimita de una vez y desactive a los vándalos y policías que ha enviado a la calle para aplastar la revolución.

La lentitud y ambigüedad de las críticas de norteamericanos y europeos sólo alimentan a los autócratas regionales y radicalizan a las poblaciones oprimidas en contra de Occidente. Y esa es la mejor manera de empujarles hacia el radicalismo. Lo mejor sería que se aplicasen sus propios consejos y dejaran de interferir en los asuntos de otros países, sobre todo cuando lo que está en juego es la democracia. Quizás deberían consultar los twitter de la revuelta egipcia. “Los egipcios quieren que Mubarak se vaya ahora. La Administración de Obama le quiere dejar un poco más hasta encontrar un reemplazo”. Ni Mubarak ni Suleiman, y no te necesitamos, Obama, aunque no nos disguste Estados Unidos”. Entre los más rotundos, el de @saifedean: “Queridos gobernantes de Estados Unidos. No os odiamos porque odiemos vuestra libertad, os odiamos porque odiáis nuestra libertad”.

OS ODIAMOS PORQUE ODIAIS NUESTRA LIBERTAD”

Estados Unidos no tenía por qué decepcionar más a los egipcios. Lo lleva haciendo, como mínimo, los mismos años que lleva apoyando a Hosni Mubarak sin exigirle respeto por la total ausencia de libertades, la represión, el estado de excepción o la corrupción que carcome a su país. Lo ha hecho siempre que ha recibido al rais con honores pese a mantenerse en el cargo mediante referendos amañados que no cumplen el más mínimo estandar de legalidad. O cuando aplaudía al egipcio por seguir las instrucciones de Israel para aumentar la presión de los palestinos de Gaza, la primera crisis humanitaria creada por la mano del hombre, como la acuñó un enviado de Naciones Unidas de los que terminan dimitiendo por motivos personales.

Era suficiente con las promesas incumplidas de aquel discurso que dio Barack Obama en la Universidad de El Cairo el 4 de junio de 2009, capital usada como atrio desde el que dirigirse al mundo árabe: les prometió acabar con todo agonismo entre Islam y Occidente, como les advirtió de que defendería al Estado palestino. Eso, meses después de su proceloso silencio ante la matanza israelí en Gaza de diciembre/enero de 2009. Un conjunto de buenas intenciones que pocos se creyeron, pero en los que muchos necesitaban creer. Precisamente por eso la postura de la Casa Blanca sobre la revolución árabe, y en concreto sobre la egipcia, ha decepcionado doblmente.

Al principio las protestas multitudinarias exigiendo libertad y respeto a los Derechos Humanos -los mismos que Estados Unidos dicen defender hasta el punto de bombardear países por ello- fueron recibidas con silencio. Luego con titubeos. Más tarde, con un tibio apoyo a los manifestantes. Ayer, Obama se refirió a la transición de la siguiente manera: "Lo que está claro, y lo que le indiqué esta noche [por ayer] al presidente Mubarak es mi convicción en que una transición ordenada (...) debe ser pacífica y debe comenzar ahora". Parece que Obama tampoco ha visto imágenes de las manifestaciones. Lo que quieren los egipcios es que Mubarak se vaya inmediatamente. Ese es el mensaje que le tenía que haber dado: Abandona el país, renuncia a tu cargo, deja que la oposición inicie la transición con el Gobierno que tú mismo has nombrado. Escucha a tu pueblo y respeta su voluntad.

El anuncio de Obama suena a apuesta: el régimen egipcio, con o sin Mubarak. Las prisas de Washington para que Hosni comience la transición esconden, a ojos de muchos ciudadanos árabes, una trampa: tras estudiar mucho la grave crisis que supone para sus intereses la mera posibilidad de una erupción democrática en Oriente Próximo, habría decidido renunciar a protegidos como Mubarak con la esperanza de salvar los muebles con otro socio potencial que prolongue el estatus quo egipcio: Omar Suleiman. El jefe de espías es un interlocutor apreciado por Estados Unidos que no pondría en peligro ni a Washington ni a Tel Aviv, una apuesta segura para exorcizar la indeseada impredicibilidad de la democracia y las elecciones limpias. Que luego votan y les sale Hamas, o Hizbulá, o el Frente Islámico de Salvación.

El problema es el mensaje que envía Estados Unidos, tan dispuesto a defender sus libertades como a ignorar las de los demás, a las poblaciones árabes. Es la vieja teoría de los dictadores amigos que desarrolló en pocas palabras el presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt cuando se refirió al dictador panameño Anastasio Somoza como “un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Pero en Oriente Próximo, cada constatación de que la realpolitik norteamericana sigue basada en semejantes principios tiene forma de bofetada. “Acabo de leer el discurso de Obama: confirma mis sospechas, de que básicamente EEUU permite a Mubarak hacer lo que quiera con los egipcios. De cada gota de sangre que se vierta en Egipto desde este día en adelante habrá que culpar a Obama porque él ha optado por la estrategia de dejar que Mubarak desafíe la voluntad de los egipcios”, escribe el conocido blog The Angry Arab News Service. El analista Nicholas Noe, director del servicio de traducciones árabes Mideastwire, expresaba sentimientos parecidos en su Blog. “Es lo que pasa cuando no tienes el valor de tomar decisiones como Administración. Obama y su equipo podrían ahora tener (más) sangre en sus manos”.

La lentitud y ambigüedad de las críticas de norteamericanos y europeos sólo alimentan a los autócratas regionales y radicalizan a las poblaciones oprimidas en contra de Occidente. Lo mejor sería que se aplicasen sus propios consejos y dejaran de interferir en los asuntos de otros países, sobre todo cuando lo que está en juego es la democracia. Quizás deberían consultar los twitter de la revuelta egipcia. “Los egipcios quieren que Mubarak se vaya ahora. La Administración de Obama le quiere dejar un poco más hasta encontrar un reemplazo”, decía @savo_heleta. “Ni Mubarak ni Suleiman, y no te necesitamos, Obama, aunque no nos disguste Estados Unidos”, apuntaba @. Entre los más rotundos, el de @saifedean: “Queridos gobernantes de Estados Unidos. No os odiamos porque odiemos vuestra libertad, os odiamos porque odiais nuestra libertad”.

El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, comparece en directo: "La violencia está instigada por el gobierno y debe de ser parada inmediatamente", ha dicho.
7 Comments
  1. Aguila says

    El mundo árabe desconoce lo que es un régimen democrático porque ninguno de sus países tiene un régimen democrático. El problema es su islamismo que es la semilla de la intolerancia y eso impide un régimen democrático. La responsabilidad es de los ciudadanos de esos pueblos no de Estados Unidos que como nación tiene todo el derecho de defender sus intereses. En ultima instancia Europa nunca hace nada, mejor ejemplo en estos tiempos Bosnia, que fue Estados Unidos quien resolvio el problema. La Hermandad Musulmana que están bien organizados pueden tomar el poder y no se va a crear otro Iran porque Europa tampoco va hacer nada y el problema que se crea en Egipto puede traer una guerra en todo el Medio Oriente y Estados Unidos terminarían interviniendo si es atacado Israel. El problema es la cultura árabe no Estados Unidos.

  2. nick says

    hola aguila, volve a leer lo que escriviste,
    «El mundo árabe desconoce lo que es un régimen democrático porque ninguno de sus países tiene un régimen democrático. El problema es su islamismo que es la semilla de la intolerancia y eso impide un régimen democrático»

    dime te párese eso democrático?

    en el mundo abra paz verdadera cuando haya democracia(gobierno del pueblo, ergo lo que quiere el pueblo)

    y respeto hacia los demás pueblos que aunque sean diferentes no significa lo que la propaganda anti terrorista diga OK

    RESPETO AUNQUE SEAMOS DIFERENTES

  3. Aguila says

    El problema del mundo arabe es su exaltacion y fanatismo y eso lo saben explotar los islamistas radicales que el mundo árabe favorece. El que crea que la Hermandad Musulmana no tiene nada que ver en esta revuelta esta fuera de la realidad. En Estados Unidos no vamos a permitir otro Iran.

  4. M.A.R. says

    Se suele decir que uno es capaz ve ver la paja en el ojo ajeno, pero es incapaz de ver la viga que hay en el propio. Eso te pasa a ti Aguililla, tu fanatismo te ciega tanto que eres incapaz de darte cuenta la incongruecia de tus argumentos.
    Por cierto ¿sólo los EE.UU. tienen derecho a defender sus intereses?.

  5. Mikail says

    Aguililla, ¡otra vez con tu fantasma iraní!. como parece que no leiste lo que te contesté ayer te lo repito nuevamente.
    ¿Egipto otro Irán?, a poco que conocieras mínimamente un poquito de la realidad del mundo islámico te darías cuenta que eso es intrínsicamente imposible, pero lo que me anima a escribir esto no es ese deconocimiento que demuestras, ni el tufillo islamófobo que desprende, sino tu última frase “Esto es otro Irán y será una amenaza para el mundo occidental”.
    Amenaza para el mundo occidental. ¿Puedes decirme cuántas guerras a desatado Irán desde el triunfo de la Revolución Islámica?, ninguna, más bien sí soportó una, larga y cruenta, declarada precisamente por Saddam, el entonces gran amigo de occidente y que a lo largo de la misma contó con todo tipo de apoyo de este, para ti, amenazado occidente.
    ¿Cuántos países ha bombardeado Irán?, ninguno, sin embargo, los occidentales en estos años si que han bombardeado bastantes países musulmanes.
    ¿Acaso lo de tu temor es por la “crísis económica mundial”?, pues me parece que tampoco han sido la banca iraní ni los brokers iraníes los que la han desencadenado, sino la banca y los especuladores occidentales.
    ¿Dónde está entonces el “peligro iraní”, en el tema nuclear?, bueno, Irán tiene el mismo derecho a disponer de energía nuclear como cualquier otro país, aunque no sea occiental. ¿Que dices que quieren una bomba?, no se si será cierto o no, pero de momento los únicos que ha arrojado bombas nucleares han sido los EE.UU. y los que ha utilizado uranio empobrecido contra poblaciones han sido los EE.UU. y el ente sionista de Israel, no Irán, además, te digo lo mismo que antes, ¿por qué, los occidentales -entre ellos el ente sionista- se arrogan el derecho de tener armas núcleares al tiempo que se los niegan a otros?.
    ¿Cuál es entonces el crímen de Irán?, pues algo muy sencillo, dejar de ser un lacayo de la política americano-sionista y convertirse en un país independiente, y eso, los “demócratas de toda la vida”, los “liberales occidentales”, no lo podéis digerir.
    Como decía el egipcio citado en el artículo de Mónica García Prieto “Queridos gobernantes de Estados Unidos (y occidentales en general). No os odiamos porque odiemos vuestra libertad, os odiamos porque odiáis nuestra libertad”

  6. Hector says

    Mira Aguililla por ahi nombraron palabras sabias de que EE.UU puede y los demas no. Bueno te comento que da verguenza escuchar a EE.UU hablar de Moral, Dignidad, y Derecho Humanos Cuando son los primeros asesinos del mundo.

  7. Aguila says

    Hablando de fanaticos en el pais de los fanaticos que tuvieron una dictadura por 40 anos y tuvieron que esperar a que el dictador se muriera porque no tuvieron los de quitarselo de encima. Naturalmente esa mentalidad islamista radical encaja muy bien en ese fanatismo y odio que destilan. Son los Estados Unidos quienes le han sacado las castanas del fuego a una Europa sin espinazo. Mi tio abuelo siendo ciudadano americano lucho contra el fascismo en su querida Espana , asi que no me den lecciones de democracia y ahórrense la defensa de sus ancestros arabes que el Rey Pelayo expulso

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