«A un basiji no le puedes mirar a los ojos»

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Musavi y Karrubi, en un poster de la oposición. / Irangreenvoice

Jóvenes que acaban de salir de Irán han explicado a cuartopoder.es que dentro del país nadie sabe con claridad dónde se encuentran Hossein Musavi y Mehdi Karrubi, los dirigentes opositores encarcelados por el régimen. “En Teherán todo son rumores. Si la gente supiera que están encarcelados se echaría de nuevo a la calle”. Los propios colaboradores de Musavi han tardado casi tres semanas en comprobar que continuaba en su domicilio con su mujer, totalmente aislado del exterior. De hecho y pese a no existir la certeza total de su encarcelamiento, durantes estos días se suceden con intermitencia las manifestaciones en la capital iraní y en otras ciudades, donde las calles han vuelto a ser ocupadas con grandes despliegues de fuerzas antidisturbios y unidades de Basijis.

De acuerdo con estos testimonios, las últimas movilizaciones indican que el rechazo al régimen se está extendiendo por todas las capas de la sociedad iraní. “Ya no se puede decir que son las clases medias las que protagonizan las manifestaciones, como ocurrió el año 2009. Ahora también participan habitantes de la zona sur (donde viven las clases más desfavorecidas). Los del sur de Teherán tampoco están con el régimen”, explican haciendo una comparación con lo ocurrido aquel verano durante las protestas contra el fraude electoral.

Musavi y su esposa Rahnavard. / Kaleme

“No es posible saber exactamente lo que está ocurriendo. Además de las barreras en la red de internet, ahora el Gobierno se está lanzando de nuevo contra las antenas parabólicas”, dicen estos jóvenes que han participado, como cientos de miles de iraníes, en las últimas movilizaciones. Durante años, el Gobierno iraní, utilizando unidades especiales de la policía, se dedicaba a detectar y retirar las antenas parabólicas. Tuvo que desistir en su intento porque las familias se las ingeniaban para fabricarla de forma artesanal, disimulándolas tras las cortinas o las persianas de los balcones.

Según afirman estos jóvenes, tratan de aislar a la población, dentro y fuera del país. “La gente no es consciente de lo que ocurre con los detenidos. Se sabe que son tratados con crueldad y que manifestándote en la calle corres un gran riesgo, pero hay que asumirlo si queremos derribar el régimen.  Desde fuera se tiene más información, se tiene una visión de conjunto y por eso se piensa que caerá pronto, pero desde dentro la impresión es más pesimista, tardará en caer. Los clérigos chiíes no desaparecerán como el Sha (Reza Pahlevi) ni como Ben Alí o Mubarak… Hay muchos centros de poder: el Guía de la Revolución, el presidente Ahmadineyad, el Majlis, los Pasdaranes… Si desaparece uno, la dirección del país puede pasar a otra institución. Los clérigos pondrán más resistencia que el Sha y antes matarán a mucha gente”.

Al final, como ha ocurrido en Egipto, Túnez y Libia, todo dependerá de la actitud que tomen quienes tienen las armas; en Irán, concretamente, los Guardianes de la Revolución, encargados de la seguridad del país. Aunque en Irán hay un Ejército regular, esta es la fuerza militar más numerosa y mejor equipada. De ellos también dependen los Basijis (Voluntarios), temibles unidades creadas para aplastar violentamente cualquier amenaza contra la República Islámica.

Alí Jamenei junto a varios mandos de los Pasdarán. / Irangreenvoice

Según creen estos jóvenes, en el momento de la verdad, la actitud de unos y otros no será la misma. “A quienes realmente tiene miedo la gente es a los Basijis; están integrados por gente lumpen y han sido entrenados para matar; van vestidos de civil y armados de forma irregular, con pistolas, cuchillos, navajas, palos, cadenas… El Gobierno los presenta como si fueran civiles, gente normal, pero en realidad son un cuerpo paramilitar. A un basiji no le puedes mirar a los ojos; no reacciona, no sienten nada, son como máquinas. En una manifestación, tiraron a una mujer mayor al suelo. ¿Es que no tienes madre, es que no tienes hermanas?, le increpó un joven… Pero ni se inmutó”.

Con los pasdaranes no pasa lo mismo; en estas situaciones, se ponen nerviosos e intentan justificarse, explican; van uniformados y están encuadrados en una jerarquía de mando. Controlan buena parte de la economía y pueden perderlo todo si siguen apostando por el régimen cuando estalle la nueva revolución.

En varias ocasiones ha trascendido que mandos pasdaranes se han negado a reprimir  las manifestaciones; también se han realizado purgas para expulsar a los oficiales simpatizantes de Musavi y Karrubi; incluso circulan informaciones de que por este motivo a habido fusilamientos entre sus mandos. Durante la “jornada de la ira” del pasado 14 de febrero se difundió un documento firmado por la denominada “línea auténtica” de los Pasdaranes en la que decían que ellos tienen que defender al país, no disparar contra el pueblo.

8 Comments
  1. M.A.R. says

    Después de cierto tiempo leyendo «Cuarto Poder» uno va teniendo claro de que pié cojea cada uno. La fobia de Manuel Martorell hacia la República Islámica, e incluso yo diría que hacia el propio Islam, es tan cristalina como visceral.
    ¡No quiero ni pensar lo que este señor hubiera escrito si lo que estos días está pasando en Bahrein ocurriese en Irán!, pero claro, el malo es Irán, el tirano reyezuelo de Bahrein no merece ni una línea del señor Martorell.
    Estas dos las dobles, triples o cuadruples varas de medir de la «prensa libre y democrática de Occidente».

  2. celine says

    M.A.R. quizá usted pueda explicar mejor el idílico ambiente democrático que se respira en Irán. Por cierto, ¿le gustó la entrevista que Ana Pastor le hizo al buen Ahmadinejad? Estuvo mono en sus respuestas, ¿a que sí? Y muy convincente.

  3. M.A.R. says

    Señor Martorell, usted que está tan interesado en la situación de algunos «desaparecidos», podría hacer algo por Hassan Mushaima del Movimiento Haq, Abdel Wahab Hussein Wafa y Sharif Ibrahim de la Sociedad Waad, secuestrados por el régimen de Bahrein?, ¿o tal vez sólo le preocupa «el caso iraní?

  4. enante says

    M.A.R.: parece poco oportuno criticar al autor del artículo por qué no habla de lo que al discrepante le interesa. Manifieste su acuerdo o desacuerdo pero no lo intente desacreditar con el manido recurso de hablar de otra cosa. Me recuerda a los procastristas, que ante cualquier crítica a Cuba siempre hablan de EE.UU. para desviar la atención.

  5. Manuel Martorell says

    PARA M.A.R.
    Identificar la dictadura de Ahmadineyad con el conjunto del islam supone volver a caer en ese error tan extendido de asociar la religión mahometana con las interpretaciones más restrictivas, obtusas y reaccionarias. Cualquier parecido entre la actual República Islámica con el espíritu de la Revolución Iraní de 1979 es pura coincidencia. Y, de hecho, tanto los dirigentes como la base social del Movimiento Verde son también musulmanes, seguramente mejores musulmanes que Ahmadineyad; en muchos casos, han ocupado cargos de máxima responsabilidad. Musavi, ex primer ministro, y Karrubi, ex presidente del Parlamento, son solo los más claros ejemplos. Como se está demostrando en todos los movimientos de cambio, hay, obviamente, otras formas de entender la herencia de Mahoma sin que ésta pase necesariamente por instaurar sistemas dictatoriales y teocráticos. Sinceramente, me gustaría tener la experiencia profesional y los conocimientos suficientes para poder opinar sobre cualquier país musulmán, incluido Bahrein, pero uno, modestamente, debe reconocer sus limitaciones ante el peligro de caer en el comentario frívolo y falto de criterio.

  6. El Papa says

    La soluciòn es acabar con todas las religiones

  7. M.A.R. says

    Pasado un tiempo desde su contestación, me parece oportuno reponderle igualmente.
    En primer lugar en ningún momento he citado a Ahmadineyad, ni he valorado la calidad islámica de este o la de sus adversarios (por cierto, no existe la religión mahometana), puesto que por supuesto es algo que no me compete.
    Lo que yo si dije, y me reafirmo, es que de su trabajo se desprende un profundo odio al sistema de la Revolución Islámica (y creo que también al Islam en general), sistema al que usted llama dictadura y yo no. Por ejemplo listas abiertas, ministros que para serlo deben contar con la aprobación del Parlamento, son algunos aspectos que yo hecho de menos en esta democrática España (y antes de que me venga con el tópico le recordare que en España también existe una peculiar Ley de Partidos).
    En una dictadura no habría la efervescencia de debate político que siempre ha habido en la Revolución Islámica, incluso en vida de Imam Jomeoini, ni la división de poderes existente en Irán (como no la hay en Marruecos, ni en Jordania, ni en Arabia, ni en Kubait, ni en Qatar, ni en los Emiratos, ni en Bahrein).
    Pero yo no soy iraní, ni tengo ningún interés en defender a su gobierno, pues ellos sabran, o no, hacerlo por sí mismos.
    No le respondí en su momento debido a su argumento de que usted sólo hablaba de lo que creía saber y no quería caer en comentar frivolamente sobre lo que desconocía, lo cual es muy loable. Posteriormente he visto que también comenta sobre Libia, el Kurdistán o Siria. ¿Llegará el momento de que podamos leer su opinión sobre la represión en Bahrein?.

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